Crimen de Curruqueo: al cuerpo lo «plantaron» en el auto y lo enterraron en un arenal

A medida que pasan las horas, se van conociendo algunos detalles del crimen de Carlos Curruqueo, el hombre de 46 años que desapareció en octubre del 2021 y fue hallado muerto el jueves pasado (20/01), enterrado en el interior de su auto en el arenal de una chacra, en el límite entre Fernández Oro y Cipolletti.

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Los datos surgidos de la autopsia indican que recibió entre cuatro y seis disparos en la cabeza y que el crimen se concretó en otro lugar ya que no se encontraron rastros en el habitáculo del rodado que hagan sospechar que fue ejecutado en el interior de la camioneta Kangoo.

Tras el brutal ataque, Curruqueo fue trasladado en el vehículo donde fue enterrado en el arenal de una chacra ubicada la zona denominada «María Elvira», al sur de la Ruta Nacional 22. La camioneta Kangoo fue hallada por un trabajador rural que recorría esa zona y se encontró con parte del rodado.

Por los proyectiles encontrados se pudo determinar que recibió como mínimo cuatro disparos en el cráneo pero podrían llegar a ser seis, reveló una fuente consultada, quien aclaró que resulta difícil tener un dato exacto porque el cuerpo estaba en un avanzado estado de descomposición.

Las fuentes policiales consultadas explicaron que el asesinato lo concretó una sola persona pero que en la logística para trasladarlo y enterrarlo en el arenal debe haber participado más de un sujeto. «Son varias las hipótesis pero por ahora estamos en plena etapa de investigación», detalló el vocero.

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Desde el Ministerio Público Fiscal (MPF) sólo se limitaron a asegurar que está trabajando a destajo para avanzar en la investigación y que en las últimas horas se tomaron declaraciones para tratar de esclarecer las circunstancias en las que el hombre, de origen pampeano, fue ultimado a balazos.

La deuda

Curruqueo fue visto por última vez el 14 de octubre del 2021. En las últimas horas se supo que el hombre, que actualmente residía en Roca, era gestor automotor pero que además era «huesero» y organizaba ceremonias mapuches. Era oriundo de la provincia de La Pampa pero ya había tenido domicilio en otras localidades rionegrinas, entre ellas El Bolsón.

Justamente la última vez que lo vieron con vida había viajado a cobrar una deuda de 1,9 millones de pesos a una familia que reside en esa zona rural. En la denuncia, sus allegados había asegurado que de no cobrar la suma le habían prometido la entrega de una camioneta; pero a partir de ese día ya nadie más lo volvió a ver con vida.

Esa sería una de las principales hipótesis en torno al crimen pero para los investigadores podrían existir otros elementos en la causa que podrían haber terminado en el crimen del vecino de Roca.