Hasta dónde avanzó la ocupación mapuche en Villa Mascardi

Una a una las propiedades sobre las que fue avanzando el grupo de reivindicación mapuche.

A cinco años del inicio de un plan de recuperación territorial de un grupo de jóvenes de reivindicación mapuche, en Villa Mascardi lo único que crece es la destrucción. La franja de dominio de una comunidad que se llama a sí misma Lafken Winkul Mapu sumó esta semana un nuevo lote, Los Radales, propiedad de Luis Dates, que tenía allí una casa de segunda residencia. El territorio anexado es vecino de San José, el lote que le sigue hacia el sur, que por ahora no fue alcanzado.

El octubre de 2017 el grupo de jóvenes, que por entonces ya se cubrían los rostros, reclamaron para sí un lote que pertenece a Parques Nacionales. Un intento de desalojo por parte de la Justicia Federal no se pudo realizar por los incidentes y dos días después una patrulla de Prefectura disparó con sus fusiles y mató a Rafael Nahuel, de 22 años.

A partir de entonces, las cosas no presentaron más novedades que el avance constante de los incendios, las vandalizaciones y el crecimiento de las vallas, que, como barricadas, marcan el territorio ocupado por la comunidad.


Uno por uno, cada lote vandalizado


La mayoría de los lotes de esa zona son de 100 metros de frente por 350 o 400 de largo. Pertenecen en general al Estado nacional, por fuera de Parques.

Una escuela técnica del barrio Villa Real de la ciudad de Buenos Aires tiene desde 1961 un “campamento” llamado Suyai Ruca, que hasta ahora no ha sido alcanzado por la violencia.

Hacia el sur está el viejo hotel IOS, donde en 2016 el entonces ministro de Ambiente Sergio Bergman anunció la conformación allí de una escuela de guardaparques. El proyecto nunca tuvo ni siquiera presupuesto. Y hoy está tan vandalizado que cuesta pensar que algo de la estructura pueda servir para algo.

Tránsito y control de fuerzas federales sobre la ruta nacional 40. Foto: Chino Leiva.

Juan Fergus Greham es propietario del primer lote privado en la zona caliente. Se llama La Escondida y está a nombre de su esposa, Magdalena Giménez Tournier, cuyo hermano Luis fue integrante del directorio de la Administración de Parques Nacionales durante la presidencia de Mauricio Macri.

El Obispado de San Isidro es uno de los que tienen un lote privado en la zona. Es más pequeño. Las autoridades eclesiásticas hicieron una denuncia penal por la destrucción de las edificaciones.

La Unión Personal Superior de Gas del Estado consiguió también que el Estado le diera tierras en el lugar. Son dos lotes que también sufrieron la vandalización de las edificaciones.

La Cristalina está inscripta a nombre de Catalina Frutos. El que denunció el incendio de la vivienda es Diego Frutos, también con residencia en Buenos Aires, que tiene alta exposición en los medios.

Mercedes Josefina Olivera es la propietaria de Los Radales. La compró junto a su esposo Luis Dates hace relativamente poco, a un familiar. Esta es la que incendiaron en agosto e hicieron suya el martes.

La siguiente propiedad se llama San José y está en los registros oficiales a nombre de Gabriela Aburto Casas y Faustino Mansilla, aunque se desconoce si son ellos sus actuales dueños. Él fue empleado de la Cooperativa de Electricidad Bariloche (CEB) y trabajó todas su vida en la usina de Mascardi.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios