Las familias complicadas por la falta de alquileres volvieron a la calle y esperan respuestas en Bariloche

Aseguran que el cuadro de situación “es igual o peor” que el de agosto del año pasado, cuando encabezaron las primeras movilizaciones.

El paso de los meses sin soluciones a la vista y la indiferencia de los candidatos a la elección provincial, que en plena campaña tampoco ofrecen propuestas concretas, impulsaron a los inquilinos “autoconvocados” de esta ciudad a movilizarse otra vez para exponer la creciente dificultad para conseguir alquiler.

Aclararon que el debate nacional sobre la vigencia o derogación de la ley de alquileres aprobada hace tres años no es el tema central en Bariloche, donde a la escasez y el encarecimiento de las locaciones de vivienda permanente que se da en todo el país se suma la competencia desigual que plantea el turismo.

Emiliano Guenin, uno de los voceros del grupo, dijo que el cuadro de situación “es igual o peor” que el de agosto del año pasado, cuando realizaron las primeras movilizaciones. Aquella vez llamaron la atención sobre la crisis ya instalada y el agravamiento que se venía para los demandantes de alquiler permanente con la llegada de la temporada turística de verano.

Guenin dijo que la conflictividad que hay con el tema a nivel nacional “en Bariloche tiene características más complejas por la cantidad de propietarios que vuelcan sus casas y departamentos al turismo” y también por la llegada continua de migrantes en busca de trabajo y de vivienda.

Según el referente, “ahora se conformó otro grupo” de autoconvodos, distinto al original, pero todos están “en la misma” y por eso confluyeron el último sábado en el Centro Cívico. Si hay algo que tienen claro es que sin intervención del Estado no habrá solución, porque dejar los alquileres en manos del mercado no hace más que reducir cada vez más oportunidades para los demandantes.

Guenin dijo que la situación está al límite “con mucha gente que se va de Bariloche, aun con trabajo fijo, porque no tiene dónde vivir”.

El encarecimiento de las locaciones, que llevó a un promedio de 120 mil pesos el costo mensual de un monoambiente, es uno de los problemas, pero no el único.

El intercambio de penurias enter los inquilinos le permitió a Guenin conocer casos de personas que “a lo mejor con gran esfuerzo se compraron una cama de dos plazas, pero tuvieron que dejar el departamento que alquilaban y lo único que consiguen es un monoambiente chiquito donde no les entra. Terminan vendiendo la cama”.

Citó situaciones también de otras parejas con hijos que ante la falta de una vivienda acorde, no les queda otra que alguilar una habitacioón y mandan a los chicos a vivir con los abuelos. “Para verlos tienen que ir de visita”, aseguró.

Guenin dijo que desde distintos sectores políticos les dijeron que comprenden la gravedad del problema, pero hasta ahora no hubo soluciones, ni siquiera parciales. “En diciembre desde el Ejecutivo municipal se comprometieron a estudiar propuestas, se hicieron tres reuniones y después no hubo más convocatorias”, afirmó. Dijo que una de las iniciativas había sido abrir un registro de consorcios con el fin de que informen sobre departamentos disponibles para alquiler turístico y permanente, “pero nunca difundieron los resultados”.

Según indicó, la ley que cambió la regla de los alquileres hace casi tres años y que está en el centro de la polémica, a nivel nacional, no tiene mayor influencia en Bariloche “porque no se cumple”. Dijo que el contrato por tres años es una irrealidad “porque acá ni el 2% de los alquileres se hace con contrato formal. La mayoría son arreglos de palabra y por unos pocos meses, con el compromiso de dejar la casa cuando llega la temporada turística. La gente acepta porque otra cosa no se consigue”.

Consultado sobre qué medidas específicas podría tomar el Estado municipal, refirió que “lo primero es fiscalizar en serio, que se cumpla la ley, y que no haya oferta turística irregular”. También consideró que debería estudiarse un mecanismo de estímulo fiscal para la oferta de alquileres permanentes y de castigo económico creciente para la oferta temporaria.

Un término prohibido

Dijo que otros países han avanzado con soluciones más drásticas y no temen hablar de “expropiación”. Según Guenin, “en nuestra sociedad es una palabra que está mal vista, chocaría muchísimo”.

Opinó que en el Concejo Municipal muchas ideas no surgieron y ninguna tuvo avances serios. Rescató solo un proyecto del concejal Pablo Chamatrópulos para simplificar los trámites destinados a construir nuevas unidades de vivienda, “aunque sería para el mediano plazo” y otro de Julieta Wallace, “si bien ella misma dijo que no es una solución” sino apenas un paliativo.

Insistió en que la continuidad o la derogación de la ley nacional, que volvió a agitar el debate, “no va a cambiar nada, porque en cualquier caso no hay quien regule ni quien defienda al inquilino”. Señaló que a nivel local esperarían esas conductas “del municipio y del poder judicial”.

Otra medida que aportaría, según consideró Guenin, es que se priorice en el empleo a la mano de obra local, porque la cantidad de migrantes recién llegados, al conseguir trabajo con facilidad, representan un factor de presión extra sobre los alquileres.


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios