Por dónde empezará la recuperación


Arabela Carreras entendió que el virus en circulación comunitaria requería medidas más severas. Por ahora el ministro Zgaib sigue en el puesto pero no deja de ser el fusible.


La multiplicación de contagios por encima de la media nacional en la provincia empujó a la gobernadora Arabela Carreras a tomar medidas más drásticas, con cordones sanitarios en Valle Medio y mayores restricciones en Cipolletti y Bariloche. Es aún el primer fusible del gobierno, pero por ahora no fue preciso entregar a Fabián Zgaib, el ministro de Salud que sabe más de números que de tratamientos, pero cada vez que aparece junto a Mercedes Ibero en los informes diarios por las redes genera más dudas que certezas.

Ibero es médica cirujana y fue directora del hospital de Bariloche. Zgaib es licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Argentina de la Empresa; pasó primero por el Ipross y luego Alberto Weretilneck lo puso en el Ministerio de Salud en reemplazo de Norberto Delfino para tratar de frenar la crisis en los hospitales. Hoy no se escuchan las mismas críticas que en ese entonces.

El actual ministro adquirió cierta experiencia sanitaria en la administración de salud, como gerente regional de una prepaga.

Parece que fue hace mucho más de un año y medio, pero en 2019 el nombre de Zgaib era mencionado como seguro candidato alterno a gobernador por Juntos en caso de que, como ocurrió, Weretilneck no pudiera ir por la re-reelección. Zgaib siempre le dijo que no. El entonces gobernador recién cedió cuando se dio cuenta de que Carreras, que ya era aspirante a vice, iba a dar el prometido portazo si no era la elegida.


¿Por dónde comenzará a volver a funcionar la economía de la provincia? Hay actividades productivas que, aún heridas, se mantienen; pero no así el turismo.


Por ahora, Zgaib sigue al frente del ministerio. Lo sanitario es esencial porque lo que está en juego es la vida de cada rionegrino, pero la cuestión económica se hará muy compleja el mes que arranca esta semana.

Al Estado se le complicará financiar sus gastos corrientes con una caída tan grande de los recursos. Por primera vez desde que el radicalismo fue desplazado del poder, el pago en término de los salarios de docentes, médicos, policías y estatales en general está amenazado. En los municipios no será menos difícil cumplir con esa obligación.

En mayo la actividad privada también dará una alerta que no deberían desoír en Viedma. El comercio está herido, la actividad petrolera muy dañada y el turismo hecho añicos.

Los cuentapropistas (profesionales de la salud, abogados, contadores, pero también albañiles, carpinteros, mecánicos) llevan más de un mes sin facturar, aunque unos tienen más espaldas que otros.

Como no hay en el mundo un horizonte que muestre el fin de la crisis sanitaria, es difícil analizar por dónde comenzará a reconstruirse la economía rionegrina, tan diversificada como diseminados están sus núcleos poblados.

La mejor noticia la da la fruticultura. Es temprano para saber si es un buen año (la cosecha terminó hace poco, la industria está en su momento de mayor actividad y los galpones de empaque siguen activos) pero, como no dejaron de producir, aparecen como el sector menos perjudicado por la cuarentena.

Algo parecido ocurre con los frigoríficos de carnes, una actividad que es fuerte en el Valle Inferior. Cerdos y pollos (una avícola de Cipolletti da empleo a casi 800 personas) también aparecen como los menos perjudicados o, por lo menos, como sectores a los que les será más sencillo recuperarse.

En cambio, el turismo de Bariloche y El Bolsón está detenido y, lo que es peor, con reservas iguales a cero. Las Grutas y el resto de la costa atlántica se quedó sin el fin del verano, pero es posible que algunos no hayan perdido allí las esperanzas.

¿Cuando pase este temblor la gente querrá desprenderse de tanto encierro con un viaje? ¿O quedará con el pavor de contagiarse en un sitio que no es su casa? ¿Les quedarán recursos para invertirlos en turismo?

Es tan difícil saberlo y no hay modelo analógico para aplicar en la predicción de un comportamiento: ni la crisis de 2002 en el país ni la de las cenizas del 2011 en la cordillera. Estamos ante un panorama desoladoramente incierto.


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