Por qué preocupa el avance veloz de un alga exótica en Argentina y Chile

Se llama moco de roca o Didymo y era del hemisferio Norte. Fue detectada en Chubut en 2010 y al año siguiente en Neuquén y Río Negro. Científicos del Conicet y tres universidades realizan estudios sobre impactos del alga para especies nativa

El moco de roca es un tipo de alga exótica que amenaza la biodiversidad del territorio de Argentina y Chile. También se llama Didymo. Fue introducida en 2010 desde el extranjero y fue invadiendo ecosistemas. Para estudiar su impacto en los cursos de agua dulce, hay científicos a ambos lados de la Cordillera de los Andes que están realizando estudios sobre el alga.

Es posible encontrarla en la Comarca Andina, aunque su propagación ya se extendió desde Tierra del Fuego hasta Mendoza y se prevé que en unos años pueda tocar hasta las tierras peruanas. La didymo es un tipo de microalga autóctona del hemisferio Norte que creció en las cuencas patagónicas y que preocupa a  investigadores y a funcionarios de organismos estatales de Argentina y Chile.

Uno de los grupos de científicos que se concentra en el alga forma parte del Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIP3G) de la Sede Alto Valle y Valle Medio de la Universidad Nacional de Río Negro, con asentamiento en Roca. Comenzaron con un estudio sobre las características del organismo unicelular y su impacto en la fauna acuática, específicamente en invertebrados. 

Saber por qué el alga apareció en algunos ríos  y no en otros es uno de los interrogantes, según explicó a RIO NEGRO Pablo Macchi, doctor en Ciencias Naturales y coordinador del grupo de investigación de la UNRN. Este es uno de los interrogantes centrales del proyecto que inició este año y se extenderá por otros dos.

Didymo es una microalga con alto poder de propagación, según Alejandro Macchi, de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN)

“La principal preocupación socioeconómica actual para la región es el desarrollo de floraciones en ríos y lagos, donde se realiza la pesca deportiva de salmónidos, por sus efectos en los ecosistemas”, señaló Macchi.

También científicos del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA), que depende del  Conicet y la Universidad Nacional del Comahue con sede en Bariloche, están desde 2013 emprendiendo trabajos sobre el moco de roca. “En principio intentamos definir cuáles eran las condiciones en las el alga aparecía y su estilo de vida. Si bien hay mucha información internacional no sabíamos cuánto de eso se podía aplicar en la zona”, precisó Gustavo Baffico, del INIBIOMA.

Los estudios sobre el impacto de la presencia del alga en los invertebrados acuáticos se llevan a cabo a través de la recolección y análisis de muestras. Esas muestras se toman en los lugares donde ya invadió el alga. El microorganismo tiene una alta diversidad genética. Esto le posibilita una gran adaptabilidad a ambientes. En sus épocas de crecimiento acelerado, el alga crea una especie de filamentos que se adhieren a la roca desnuda. Este proceso interfiere en el desarrollo de la cadena alimenticia y reproductiva de individuos de otras especies que habitan el ecosistema acuático.

“Prefiere aguas cordilleranas de buena calidad, con baja carga de nutrientes, como fósforo y nitrógeno. Pueden  llegar a invadir ríos costeros. Es una especie exótica con alta capacidad de proliferación en forma de masas mucilaginosas, que son el principal problema ambiental”, destacó Alejandra Oyanedel, investigadora en el Instituto de Fomento Pesquero de Chile.

Muchos de los invertebrados – que a su vez son alimento de los peces- viven en los intersticios de las piedras. El problema es que  ahora esas piedras se encuentran invadidas por los filamentos que forman el alga. Además, muchas especies colocan sus huevos y desarrollan sus primeras etapas de crecimiento en esos sectores. De esta manera, se produce un impacto negativo a nivel biológico, económico y hasta energético, porque las algas didymo pueden alterar el desarrollo de las centrales  hidroeléctricas. El equipo de la UNRN está  haciendo toma de muestras y análisis en las cuencas del río Colorado y del río Negro. 

El alga moco de roca fue divisada por primera vez en 2010 dentro del territorio de Argentina, en el río Futaleufú en el oeste de Chubut. En el caso de Río Negro y Neuquén, los primeros registros datan de  finales de 2011.

En Chile, la presencia del alga se extiende desde la región del Maule, en la zona centro, hasta Magallanes. Hay varias hipótesis sobre su llegada a Sudamérica. Una de ellas estima que se introdujo accidentalmente por medio de elementos contaminados de otras regiones. “Todo apunta a las actividades de turismo y pesca recreativa como las principales vías de dispersión intercontinental. Lo que no  quita que una vez que hayan colonizado los ríos y los lagos en una determinada área pueda ser propagada por vectores naturales, como las aves y mamíferos”, estimó Luciano Caputo, académico del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas de la Universidad Austral de Chile. 

Como el alga es una preocupación para las autoridades ambientales también, en Neuquén se hace difusión de prácticas de bioseguridad, a través de instalación de cartelería y estaciones de desinfección. Un panorama similar ocurre en Chile desde el momento en que fue declarada “plaga”. El Instituto de Fomento Pesquero hace seguimiento.

El equipo de la UNRN de Roca busca ser un complemento a las investigaciones que ya se vienen realizando territorialmente. Incluso se está gestando una colaboración binacional con Chile para prevenir otras invasiones biológicas. “Hace poco tuvimos un taller binacional sobre invasiones a ambos lados de la cordillera y se está pensando a futuro en un proyecto para aunar esfuerzos donde participarían entidades provinciales, el Ministerio de Ambiente de Nación y organismos gubernamentales de Chile, contó Macchi.

El investigador Caputo consideró que “es necesario y urgente generar información sobre el alga para priorizar recursos y esfuerzos conjuntos, más allá de las barreras político-administrativas de los países”.

Consejos para evitar la propagación del alga Didymo

El alga Didymo es capaz de permanecer viable fuera del agua, en lugares frescos, húmedos y oscuros, por más de 40 días. Hasta el momento no hay experiencias comprobadas de que un alga exótica haya sido erradicada del lugar que invadió. Pero los científicos afirman que es posible llevar adelante prácticas para evitar su propagación. 

Los programas de bioseguridad implementados en Sudamérica son adaptaciones de recomendaciones aplicadas en otras regiones, como Nueva Zelanda.

Se recomienda a la población que al hacer actividades deportivas o recreativas, como buceo, pesca o navegación, remueva cualquier resto de barro o vegetación que haya quedado adherido a sus elementos que usó. El siguiente paso consiste en la desinfección. Se recomiendan varios tipos de mezclas, tales como la disolución de un vaso de lavandina en 10 litros de agua, la utilización líquidos por encima de los 60 grados o la utilización de 500 gramos de sal por cada 10 litros. 

El siguiente paso es remojar y refregar los objetos con la mezcla. En el caso de equipos absorbentes, hay que dejar en remojo durante media hora y enjuagar con agua limpia.

Hay que dejar secar por 48 horas para volver a usarlos.


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