¿Por qué las viviendas de Río Negro y Neuquén están entre las mejores del país?

Un estudio privado refleja que la región presenta positivos indicadores de servicios (cloaca y gas), respecto de otras jurisdicciones. También evalúa como buena la calidad de construcción.

Los planes de vivienda también muestran buena calidad de construcción según el informe.

Un reciente informe privado resalta que tanto Neuquén como Río Negro se encuentran entre las provincias con viviendas que presentan mayores niveles de bienestar en todo el país. Esta definición está argumentada por la calidad de las unidades habitacionales construidas -en relación con otras Provincias- y la estructura de servicios que presentan.

No es una valoración cuantitativa -que responda a la crisis estructural que tiene la sociedad para acceder a una vivienda- sino cualitativa en función de lo que hoy ya está presente en el mercado.     

El dato se desprende de un trabajo realizado por el Instituto de Ciencias de la Administración de la Universidad Católica de Córdoba (ICDA-UCC) junto al Instituto de Ciencias Estado y Sociedad (ICES), con el apoyo de la Fundación Konrad Adenauer, basado en el valor del Índice de Desarrollo para la Gestión (IDG), un término multidimensional que analiza ocho componentes clave: Capital Físico, Actividad Económica, Capital Humano, Capital Social, Dinámica Fiscal, Transparencia, Calidad Institucional y Participación Política. Este indicador permite observar los grados de desarrollo en las diferentes provincias a través de las distintas variables mencionadas. Una de ellas, el Capital Físico, es el que define en gran parte la calidad del complejo habitacional en cada uno de los distritos.

El IDG y cada uno de sus ocho componentes tienen un rango de 0 a 1, con una escala de cinco niveles que van desde muy bajo (la más cercana a 0) a muy alto (la más cercana a 1).

Los resultados pueden abordarse desde dos perspectivas. Por un lado, el ranking general que brinda un panorama entre los niveles de desarrollo de las Provincias. Esto evidencia las brechas existentes entre las regiones del país y permite también comparar la situación entre jurisdicciones. Sobre esta primera lógica de análisis, Neuquén se ubica en el sexto lugar entre las provincias del territorio nacional con un IDG de 0,610, mientras que Río Negro se encuentra en el séptimo lugar con un IDR de 0,608 puntos. Tal como se observa en el gráfico adjunto, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) con un índice de 0,674 lidera este ranking.


Otra manera de interpretar el IDG es observar datos específicos de las distintas regiones. Al analizar la Patagonia, cinco de las seis provincias que componen esta zona tienen un índice por encima de la media nacional (0,582).

Sin embargo, las provincias de Chubut, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego exhiben altos niveles de desarrollo en dos de las ocho variables dentro del IDG que definen efectos positivos para la comunidad: el Capital Físico, que contemplan estándares adecuados en las viviendas y servicios, y el Capital Humano, que refleja buenos indicadores educativos y de salud en sus poblaciones.



Principalmente debido al clima hostil que caracteriza al territorio patagónico, las Provincias de esta región, por lo general, presentan una amplia cobertura servicios públicos de red (cloacas y gas). Los datos de calidad de las viviendas también se destacan como positivos, lo cual se traduce en excelentes valores en el componente Capital Físico. Este dato se contradice las fuertes críticas que existen, en muchos casos, sobre la calidad de las viviendas sociales entregadas, que realizan los Gobiernos Provinciales con fondos nacionales, por los problemas de estructura que muchas de ellas presentan una vez adjudicadas.

Ahora bien, el estudio establece que estos dos sólidos pilares del desarrollo que presenta la región Patagónica (Capital Físico y Capital Humano) solo podrán sostenerse en el tiempo en tanto y cuanto los niveles de inversión permitan mantener o ampliar la dotación de infraestructura y bienes públicos en materia de vivienda, servicios, Educación y Salud. Por lo tanto, abordar la realidad fiscal de las Provincias (y Nación) es particularmente relevante para poder mantener creciente el IDG en toda esta región sur del país.

Para ello, es necesario poner foco en otra variable clave entre las ocho que contempla el IDG: el componente Dinámica Fiscal, que describe el nivel de sustentabilidad del gasto público de cada jurisdicción. Tanto Río Negro como Neuquén presentan números sobre esta variable que las posiciona entre las peores Provincias del país. Esto se observa claramente en los presupuestos ejecutados los que arrastran fuertes déficits estructurales que impiden niveles de ahorro para reorientar partidas.

En el caso de inversión pública, uno de los subcomponentes de la variable Dinámica Fiscal, las provincias de la región se encuentran en su mayoría por debajo del promedio nacional, a excepción de Río Negro que demuestra un desempeño igual a la media.


Esta crítica situación fiscal y falta de inversión se combina con una marcada disparidad en términos de endeudamiento público y una generalizada dependencia de fondos nacionales. Otro dato que, en mayor o menor medida, termina siendo reflejado en la región. El aumento de la dependencia de las Provincias con la Nación en las partidas de inversión ha evolucionado negativamente en el tiempo. En la década del 80 el 60% de la inversión en las Provincias era sostenidas por fondos propios de cada una de las jurisdicciones. El otro 40% llegaba de partidas nacionales o créditos internacionales avalador por el poder central. Hoy esa relación mutó drásticamente y apenas el 15% promedio de las obras se ejecutan con fondos Provinciales y el resto llega de Nación.

Según detalla el informe en otra parte de sus páginas, el componente Dinámica Fiscal se mide a través de tres dimensiones: Endeudamiento del Sector Público, Inversión Real Directa y Autonomía Fiscal.


Otro de los indicadores de importancia dentro del IDG es el que hace a Actividad Económica. Los datos volcados en el estudio demuestran que la región Patagónica se destaca por sus altos niveles de producción. Neuquén se posiciona, con el subcomponente Producto Bruto Geográfico per cápita (PBG), en el más alto del país, fenómeno que se explica principalmente por el fuerte aumento de la actividad económica derivada de la explotación de la actividad relacionada con los hidrocarburos. CABA se presenta como la segunda jurisdicción con mayor PBG a nivel nacional, seguido por provincias del sur: Tierra del Fuego, Santa Cruz y Chubut. Río Negro, en este listado, se ubica en el puesto 13 a nivel nacional.

Como conclusión se puede decir que, dentro de la IDG, tanto Río Negro como Neuquén presenta indicadores económicos positivos, pero existen serios problemas fiscales -en gran parte por problemas de gestión- que condicionan el futuro de ambos distritos.


Las variables que contempla el IDG


El Índice de Desarrollo para la Gestión (IDG) es un término multidimensional que analiza ocho componentes:

-Capital Físico. Es un concepto que define la calidad de la vivienda a la que se le incorpora la infraestructura de servicios y las condiciones medioambientales de las cuales disponen los habitantes de una localidad, en función de su contribución al bienestar ciudadano. Contempla tres subsectores: Viviendas, que define el porcentaje de unidades de calidad de todo el universo Provincial; Cobertura de desagües, el porcentaje de hogares con red cloacal; y Cobertura de servicio de gas natural, que determina la participación de la población con acceso a la red.

-Actividad Económica. Permite aproximar la cantidad de recursos que produce una jurisdicción, su nivel de disponibilidad e influencia sobre otros aspectos del desarrollo. Contempla cuatro subsectores: nivel de desocupación, pobreza, tasa de actividad y producto bruto geográfico per cápita.

-Capital Humano. Tiene en cuenta dos subsectores. Educación, que a su vez contempla dos divisiones: tasa de matriculación y tasa de promoción efectiva; y Salud con tres variables: tasa de mortalidad infantil, cobertura de vacunación y tasa de acceso a la salud.

-Capital Social. Es un marco conceptual que contempla la inclusión y reducción de desigualdades en las jurisdicciones, factores esenciales para medir el desarrollo integral de las comunidades. Esta variable tiene dos subcomponentes: la inclusión, que se refleja a través del coeficiente de Gini y la brecha de ingreso; y la seguridad, que tiene en cuenta los delitos sufridos por las personas. 

-Dinámica Fiscal. Muestra el grado de dependencia que tienen las jurisdicciones con respecto a fondos nacionales, la relevancia que tienen las inversiones reales a partir de los ingresos propios, como así también la cantidad de los recursos que son producto del endeudamiento provincial. También refleja la falta de inversiones públicas y privadas, que es una de las causas de ineficiencia en la gestión económica y financiera de los Estados nacionales o subnacionales.

-Calidad Institucional. Este componente mide la representación política de las mujeres en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Asimismo, incluye el subcomponente de accountability social, a través de la medición de la libertad de prensa, la cual es vital para un buen desempeño institucional.

-Transparencia. Esta variable implica la apertura de los asuntos públicos manejados por los Estados al control de la ciudadanía, que se torna relevante para el desarrollo integral. Se ampara en el derecho a la información y en la obligación legal de rendir cuentas acerca de la forma, fondo y contenido de la administración de los recursos públicos.

-Participación. Desde este componente, lo que se observa en el IDG es la medida en que la gestión y la estructura institucional permiten o alientan la participación política.


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