Con 83 años volvió a encontrar motivos para vivir: la historia del abuelo Juan, fabricante de cinturones artesanales
El abuelo de 83 años fabrica cintos de cuero de manera artesanal y que gracias a la solidaridad de dos jóvenes comerciantes volvió a encontrar un propósito.
A veces la vida necesita un giro inesperado, un toque de suerte o simplemente alguien que esté dispuesto a escuchar. Esa es la historia de Juan, un abuelo de 83 años de Villa María, que fabrica cintos de cuero de manera artesanal y que gracias a la solidaridad de dos jóvenes comerciantes volvió a encontrar un propósito.
La historia del abuelo Juan, fabricante de cinturones artesanales
Durante años, Juan recorría los locales de Río Tercero con su valija cargada de cinturones hechos a mano. Sin embargo, venderlos no le resultaba nada fácil. Todo cambió el día en que se cruzó con Cami, dueña de un local de indumentaria. Tras escuchar su historia, ella y su hermana Luciana decidieron darle una oportunidad: no solo aceptaron exhibir los cintos en su negocio, sino que también contaron su historia en TikTok.
Lo que siguió fue inesperado: las redes sociales hicieron lo suyo y los cinturones del “abuelo Juan”, como lo apodaron en internet, se agotaron en cuestión de horas. El artesano debió volver al local a reponer mercadería con nada menos que 170 cinturones y pulseritas. “Me sacan las cintas de las manos”, relató entre sonrisas.
Pero la vida le puso otra prueba: una operación de salud lo obligó a frenar. Para que no se agotara viajando entre Villa María y Río Tercero, Cami y Luciana le propusieron despachar los pedidos en ómnibus. Así nació una dinámica que le permitió seguir produciendo sin desgastarse en el camino.
El mensaje del abuelo juan para las comerciantes de Río Tercero
Conmovido, Juan les escribió un mensaje que lo dice todo:
“Me obligaron a tener motivos para seguir viviendo”.
La asociación entre el abuelo y las hermanas trascendió lo comercial. Se convirtió en un ejemplo de cómo lo artesanal y lo humano pueden unirse para dar vida a un modelo de negocio inesperado, pero sobre todo, en un recordatorio de que la empatía puede cambiar destinos.
A veces la vida necesita un giro inesperado, un toque de suerte o simplemente alguien que esté dispuesto a escuchar. Esa es la historia de Juan, un abuelo de 83 años de Villa María, que fabrica cintos de cuero de manera artesanal y que gracias a la solidaridad de dos jóvenes comerciantes volvió a encontrar un propósito.
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