Hospitalarios de Río Negro: cómo puede acortarse el largo camino para pelear el sueldo

Avanzan para crear un gremio exclusivo para los 7.300 trabajadores del sector. Burocracia y decisión política en medio de las pujas con ATE y UPCN.

Tres meses atrás, un grupo de trabajadores autoconvocados de salud inició el camino para tener voz y voto en la negociación de sus salarios. La llegada a fin de año los encuentra con la mitad de ese objetivo logrado, porque fueron reconocidos para los diálogos con el gobierno provincial que derivaron en los anuncios de un “plus pandemia” y de un ámbito formal para redefinir la composición de los sueldos del sector. Pero la otra mitad del recorrido no será igual de rápida. Ese camino tiene muchos más obstáculos burocráticos y políticos, porque demanda inicialmente la creación de un sindicato, demostrar luego un alto nivel de representatividad y hasta cambiar leyes, para salir del esquema actual -donde los gremios ATE y UPCN cuidan celosamente los espacios conseguidos dentro del Consejo de la Función Pública- y avanzar finalmente a una instancia de debate mano a mano con el Ejecutivo sobre las condiciones laborales en los hospitales y centros de atención primaria.

A pesar de las certezas sobre esa extensa lista de pasos para dar, la decisión está tomada. Por eso el martes se reunieron en Roca delegaciones de distintas ciudades de la provincia, quienes protagonizaron un encuentro de trabajo con las autoridades nacionales de Fesprosa, la federación nacional que le dio amparo legal y gremial a los autoconvocados cuando el gobierno provincial no les reconocía entidad formal para recibir sus reclamos.

La futura organización ya tiene nombre: Asociación Sindical de Salud Pública de Río Negro.

Los avales formales para su conformación eran ayer casi 2.000, superando los 1.500 aproximados que deben presentarse para cubrir el mínimo requerido por ley (un 20% de los 7.300 agentes que tiene el sector), pero de todas maneras la inscripción formal se realizará en marzo.

Ese tiempo que decidieron darse tiene que ver también con otras decisiones importantes que todavía no están resueltas, como la redacción final de los estatutos y el ámbito de injerencia, porque si bien ya está decidido que se buscará representar tanto a los agentes encuadrados en la Ley 1.844 como a los agrupados en la Ley 1.904, hay quienes consideran que la acción gremial no debe limitarse sólo a trabajadores del sector público.

Claro que no todo termina en la inscripción del gremio. Luego debe llegar la personería jurídica y existen numerosas experiencias a lo largo y ancho del país en las que ese trámite se demora años.

Por eso los autoconvocados tienen definido recorrer todo el camino burocrático para el reconocimiento de Asspurn, pero confían en una decisión política previa de la gobernadora, Arabela Carreras, que les reconozca el derecho a discutir los salarios en una mesa exclusiva del sector salud.

“Si hay paritarias sólo para los docentes, sólo para los judiciales, si los empleados legislativos negocian por su cuenta, ¿por qué no podemos hacerlo los trabajadores de salud?”, se preguntó ayer una representante de los autoconvocados.

En las recientes reuniones de la Comisión de Salud, los representantes del Ejecutivo reconocieron que tanto ATE como UPCN no tienen entre sus estructuras internas áreas específicas relacionadas con salud, por lo tanto a la hora de debatir salarios quedan de lado detalles importantes para los que trabajan día a día en los hospitales.

Pero al mismo tiempo, en ese ámbito se ratificó que los autoconvocados no pueden participar del Consejo de la Función Pública, porque carecen de representatividad formal.

El último gremio que consiguió eso fue ATE, en el 2018 después de nueve años con predominio de UPCN. El gobierno de Alberto Weretilneck llamó “pluralidad sindical en el Estado” al acuerdo tácito que selló con el extitular provincial de ese gremio, Rodolfo Aguiar, poniendo fin a una etapa de persistentes -y en algunos casos violentos- reclamos en las calles y oficinas públicas con los que ATE logró visibilidad y crecimiento.

Para los autoconvocados de salud, ese antecedente es el que comprueba que más allá del marco normativo, lo que pesa es la decisión política de cambiar el esquema de debate salarial.

Y esperan que -primero a través de Fesprosa y luego mediante Asspurn- el gobierno reconozca para los trabajadores de salud el derecho a pelear por sus sueldos que ya tienen otros trabajadores del Estado.

Los gobiernos utilizaron la pandemia para no hacer nada con el personal de salud. Este era el año para reforzar la salud pública, para determinar una recomposición salarial para quienes se están enfermando. Debería haber sido una prioridad.

María Fernanda Boriotti, presidenta de Fesprosa.

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