Alarma por las enfermedades de la voz en los docentes: capacitan sobre cómo usarla
Unter ya desplegó una serie de capacitaciones en 9 de las 18 seccionales de Río Negro.
Hablar con volumen elevado puede generar una disfonía. Si esa condición se mantiene en el tiempo puede desencadenar una lesión crónica. Incluso, pueden generar nódulos o pólipos en las cuerdas vocales. Las enfermedades de la voz son uno de los principales motivos de licencia entre los docentes.
Por eso, el gremio Unter ya desplegó una serie de capacitaciones en 9 de las 18 seccionales de Río Negro. «El cuidado y el uso de la voz es una de las principales demandas de los compañeros que se ven afectados. Tenemos enfermedades enlistadas como patologías profesionales por parte de la ART y las complicaciones por el uso de la voz es una de ellas. Sin embargo, no se abordan todas las particularidades», indicó Daniel Aciar, secretario de Salud de Unter Río Negro.
«La voz es el instrumento de trabajo indispensable en la actividad docente y su uso por períodos prolongados de tiempo es uno de los riesgos más comunes que provocan diferentes alteraciones, pudiendo generar incluso una enfermedad de carácter profesional«, especifica la Superintendencia de Riesgos de Trabajo de Nación.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera el profesorado como la primera categoría profesional con riesgo de contraer enfermedades profesionales de la voz.
La Superintendencia que depende del Ministerio de Trabajo advierte que «los docentes de nivel inicial, de educación física y de idiomas tienen un elevado riesgo de padecer disfonías, debido a que hacen uso de una intensidad elevada, permanentes cambios tonales (imitación, canto, narración) si es que no se cuenta con entrenamiento vocal previo». También considera que el riesgo de padecer enfermedades por la sobrecarga del uso de la voz es más común en aquellos docentes que trabajan doble jornada y advierte que la disfonía es más prevalente en mujeres.
Aciar comentó que los talleres abordan la respiración y sugiere «no gritar con la garganta para afuera. Uno puede elevar el tono de voz tomando aire y a través de la postura. Hay cuestiones que deben tenerse en cuenta para el buen uso de la voz. Tenemos muchos docentes afectados». Pero advirtió que también hay muchos directivos que no son contemplados por la ART ya que se considera que «no están frente a un grupo de alumnos«.
«Aquel que llega a un cargo directivo es porque ha tenido un mínimo de 20 años como docente frente al grado. Se va produciendo un desgaste. En muchos casos, la voz se usa de mala manera. Uno levanta el tono de voz y eso va afectando con el paso de los años». Mencionó también el caso de los directores de «escuelas residencia»: «Cuando se ausenta un auxiliar docente deben pasar no menos de 15 días para nombrar un suplente. Lo suplanta el director«.

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Recalcó que «con el ajuste del gobierno en relación a las licencias, muchos compañeros concurren a trabajar enfermos».
Según Ministerio de Educación de Río Negro, las licencias por enfermedad otorgadas en agosto a docentes en toda la provincia habían sido 16.065; en octubre se redujeron a 6.111 y en noviembre cayeron a 4.212. De modo que se registró una baja del 73,8%.
El gobierno rionegrino adjudicó la caída en las licencias por enfermedad del personal docente a la tercerización de las auditorías médicas. Desde el gremio lo consideraron «un ajuste» y plantearon que los docentes, en muchos casos, “han dejado de solicitar las auditorías y van a trabajar enfermos, porque les rechazan los certificados de su médico tratante y después vienen los descuentos”.
Hoy con la puesta en marcha de los talleres en las seccionales, a los que suelen asistir alrededor de 100 docentes, desde Unter resaltaron «la cultura de la prevención». Lo calificaron como un problema histórico aunque hoy, hay mucha más información.
«La respiración y la cuestión postural son ejes fundamentales. El objetivo es darles herramientas para trabajar con los alumnos y saber cómo usar la voz de acuerdo al momento. Incluso se brindan técnicas de relajación«, comentó Aciar.
Describió que se hace una entrada en calor y luego «se trata de estar bien parado, lo más erguido posible, para que las cuerdas vocales tengan suficiente amplitud para salir con el timbre de voz que uno requiere».
Los síntomas más frecuentes del mal uso o abuso vocal, según la Superintendencia de Riesgos de Trabajo:
• Fatiga vocal
• Tos, carraspeo
• Picazón, ardor y/o dolor en la garganta
• Tensión muscular en el cuello
• Sensación de cuerpo extraño en la garganta
• Variaciones de frecuencia fundamental
• Falta de intensidad y de proyección vocal
• Pérdida de eficiencia vocal
• Poca resistencia al hablar
Recomendaciones sobre el uso de la voz en el aula o espacio educativo:
• Usar gestos y expresiones corporales para acompañar la voz. En vez de gritar o elevar la voz se puede silbar o utilizar las palmas.
• No elevar la voz ni gritar en espacios grandes o largas distancias. En su lugar, es mejor acercarse hasta que puedan escucharnos con una intensidad normal.
• De ser posible, sustituir los pizarrones tradicionales por pizarras acrílicas y marcadores. Cuando no sea viable el reemplazo, se recomienda borrar el pizarrón de arriba hacia abajo con un borrador húmedo, para disminuir la dispersión de polvo.
• Siempre hablar de frente a los alumnos, evitar hablar estando de espaldas o en una posición que exija elevar la voz.
• Si la tarea exige un ejercicio aeróbico (por ejemplo, profesores de educación física), deberá tenerse en cuenta que la alteración de la respiración influye en la producción de la voz.
• Evitar utilizar frases que se prolonguen más allá del ciclo de respiración. Es mejor utilizar frases cortas y pausadas para no forzar la voz.
• En el aula, el uso de la voz puede considerarse como un factor a tener en cuenta a la hora de realizar una planificación de la clase. Por ejemplo, planificar momentos en los que se alterne la exposición oral con actividades en las que participen los alumnos.
• Evitar usar la voz si se está realizando un esfuerzo corporal.
Hablar con volumen elevado puede generar una disfonía. Si esa condición se mantiene en el tiempo puede desencadenar una lesión crónica. Incluso, pueden generar nódulos o pólipos en las cuerdas vocales. Las enfermedades de la voz son uno de los principales motivos de licencia entre los docentes.
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