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Crisis en salud: Livia, con 25 años de antigüedad en Bariloche, no llega a fin de mes

Esta trabajadora de servicios generales cobra un sueldo neto de 350 mil pesos. Por eso, debe realizar turnos diarios de 16 horas.

«Con 25 años de antigüedad, cobro un sueldo mínimo, magro, muy de mendigo de 350 mil pesos. Por eso, mi turno es de 8 horas, pero termino trabajando 16 horas para llegar a fin de mes«. Livia Giorgi tiene 63 años, trabaja en Servicios Generales del hospital Ramón Carrillo de Bariloche y en dos años, dice, debería acceder a su jubilación.

Mientras explica su situación laboral y económica en medio del paro por tiempo indeterminado de los trabajadores hospitalarios de Bariloche, su voz se entrecorta, aunque logra contener el llanto.

La mujer es la encargada del depósito de la cocina del hospital, recepciona la mercadería y está a cargo de la preelaboración de los alimentos. Cobra 350 mil pesos y con las horas extras diarias alcanza los 700 mil pesos. Pero solo de alquiler, aclara, debe pagar 400 mil pesos por mes.

«Trabajo 16 horas para pagar el alquiler y los servicios, pero no me queda para comer. No llego a fin de mes. Comemos los primeros días y después tratamos de estirar, como en todos los hogares de los empleados hospitalarios. Almorzamos, pero no cenamos o, comemos fideos los últimos 15 días del mes«, planteó Giorgi.

Arranca su turno religiosamente a las 6 de la mañana y termina a las 20. Con esos horarios, no hay tiempo para nada más. El cansancio y la angustia por no llegar a fin de mes ocupan gran parte de su vida.

Livia Giorgi realiza turnos diarios de 16 horas. Foto: Chino Leiva

La mujer advierte que, al llegar a su casa, solo piensa en descansar. «No puedo disfrutar nada de mi vida. Históricamente tuve que hacer guardias de 16 horas porque los sueldos siempre estuvieron por debajo de la canasta básica familiar. La diferencia es que ahora no alcanza para nada«, se lamentó la mujer y agregó: «Antes uno sobrevivía, ya no: la canasta básica está en 950 mil pesos y ganamos un neto de 350 mil. ¿Qué me queda cuando me jubile?».

Reconoció que la delicada situación es la misma para sus compañeros de trabajo que, en el último tiempo, empezaron a registrar problemas de salud, como trastornos en la columna o la ciática, que atribuyen al permanente estrés por la crisis económica.

«Tenemos compañeros que deben realizar dos o tres viajes diarios en colectivo para ir al hospital. Ahora que el boleto sube, serán 2.000 o 3.000 pesos diarios de bolsillo solo para trasladarse a trabajar», resaltó.

La crítica situación ya se experimenta en estos días. Por eso, el grupo de trabajo decidió pedir ayuda para algunos compañeros que no logran pagar el colectivo y otros que necesitan comprar garrafas. «Es inentendible el extremo al que hemos llegado. La gente no tiene ni para calefaccionarse. ¿Cómo nos podemos sentir? Pedís plata prestada porque no te alcanza para comer cuando trabajas todo el día y ves que no llegás», acotó.

Livia Giorgi tiene 63 años y desde hace 25, trabaja en el hospital Ramón Carrillo. Foto: Chino Leiva

«¿Qué gastos son los primeros que se recortan?», consultó RÍO NEGRO. «Terminás recortando todo. Empezás por la fruta y la verdura. Cuidás el gasto de la luz y el gas para gastar lo mínimo posible. En mi caso que tengo que pagar alquiler, mi hija me ayuda y ella también termina recortando sus gastos. Es vergonzoso», respondió.

Giorgi recordó una crisis profunda en 2016, pero ninguna tan grave como la que atraviesa actualmente el hospital Ramón Carrillo. Puso como ejemplo el área de Maternidad que debió cerrar por un problema de infraestructura. «Se está cayendo el techo a pedazos. A veces, llueve más adentro que afuera. Las mucamas no tienen insumos. ¿Por qué pasamos estas necesidades cuando tenemos una provincia rica? Estamos rodeados de petróleo. Pero no, acá estamos rodeados de miseria. Y Barilcohe es una ciudad dolarizada. Pagamos todo a precio dólar. Pagamos la luz más cara del país. Ni hablemos de gas», fustigó.

Acusó al gobierno provincial de desoír el reclamo de los trabajadores hospitalarios. «No es que desconozca la realidad. La conoce. No somos monstruos. ¿Por qué no dan la cara y nos dan la oportunidad de escuchar nuestros reclamos? Es muy triste llegar a esta situación. Esta pelea es por la olla», señaló en relación al paro indeterminado de salud.


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