Después de 27 meses, el Museo Paleontológico de Bariloche reabrió sus puertas

Está ubicado sobre la costa del lago Nahuel Huapi. Si bien es uno de los más pequeños de la Patagonia, tiene piezas únicas en el mundo y se especializa en los fósiles de la región.

El Museo Paleontológico de Bariloche, ubicado sobre la costa del lago Nahuel Huapi, volvió a abrir sus puertas después de un largo impasse por la pandemia y diversas reformas que le cambiaron la cara por completo. El salón funciona de lunes a viernes de 14 a 18, con autoguía y lengua de señas y, visitas guiadas los sábados a las 15.

El cambio de techos, la reorganización de las vitrinas para generar un espacio más amplio y dos contenedores adaptados para dictar charlas y talleres forman parte de la renovación del museo.

«Durante la pandemia decidimos encarar los trabajos y readecuamos los espacios. Teníamos problemas de goteras y en el entrepiso que usábamos como laboratorio teníamos serias dificultades. En la sala de exposiciones, levantamos el techo lo que nos permite exhibir cosas arriba. Y al empotrar las vitrinas hay más espacio para circular», recalcó el paleontólogo Ari Iglesias, presidente de la Asociación de Paleontología Bariloche.

A partir de los cambios, el salón de 12 por 6 metros cuadrados, sumó otros 36 metros con la inauguración del Salón de Usos Múltiples. La sala de exposiciones se modernizó con tecnología, códigos QR y realidad aumentada.

Si bien es uno de los museos de Paleontología más pequeños de la Patagonia, tiene piezas únicas en el mundo y se especializa en los fósiles de la región. «No van a ver un dinosaurio de San Luis, por decir cualquier lugar, como tienen otros museos. Es una muestra riquísima del patrimonio fósil de la región que se exhibe de manera ordenada, en sentido de la evolución«, detalló Iglesias y añadió: «De esa forma, uno puede ver el tiempo transcurrido. Cuando uno habla de millones de años, es difícil, pero este museo logra clarificarlo».

Uno de los principales atractivos del museo de Bariloche es el cráneo y una pata del kelenken guillermoi, un ave corredora -no voladora- de 2,30 metros que se encontró en la estación de tren de Comallo.

«Quisiéramos poner el esqueleto completo porque es imponente, pero no nos alcanza el museo. Es el más completo y grande que se conoce de este grupo de aves», dijo risueño Iglesias.

También se puede apreciar un perezoso terrestre de 5 metros de longitud y 6 toneladas de peso que se encontró en la costa del lago Nahuel Huapi. Es el único megaterio hallado en un ambiente glaciario. Otra novedad es un Astrapotherium guillei, una nueva especie de mamífero gigante del Mioceno, que se descubrió en Comallo.

«Hay todo tipo de fósiles marinos, insectos de lo más variados. En Bariloche tenemos uno de los yacimientos más diversos de flora e insectos del mundo«, advirtió Iglesias.


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