Las impactantes fotografías de dos barilochenses fueron premiadas por el Instituto de Astrofísica de La Plata

Los autores son Martín Moliné y Guillermo Abramson que captaron las imágenes en el cerro La Buitrera y en la playa Los Troncos, al oeste de Bariloche.

Dos barilochenses, Martín Moliné y Guillermo Abramson, ganaron el segundo y tercer puesto en el concurso de fotografías astronómicas del Instituto de Astrofísica de La Plata, por la celebración de sus 25 años.

La iniciativa, abierta al público general, estuvo orientada a retratar la belleza del cielo nocturno y el vínculo de la sociedad con la astronomía. Había dos categorías: Objetos de estudio astronómico y, Astronomía y sociedad.

El jurado de este concurso estuvo conformado por el fotógrafo Guillermo Sierra y los astrónomos Favio Faifer y Roberto Venero.

El primer premio fue para la fotografía “Cráter del Triásico”, del cordobés Gonzalo Javier Santile. La imagen fue tomada en el parque nacional Talampaya en septiembre del 2023. “En la vasta extensión de la Quebrada de Talampaya, por un camino de una gran dificultad, se extiende este cráter de 3 kilómetros poco conocido, llamado ‘Ciudad Perdida’. La experiencia nocturna es alucinante y, en esta imagen, tuve la suerte de poder captar este enorme hoyo lleno de geoformas, creadas por la erosión del viento y el agua a través de miles de años”, describió el autor de la fotografía.

Primer Premio para Cráter del Triásico, de Gonzalo Javier Santile (Córdoba). Foto: gentileza

“Mientras bajaba la Luna en fase media creciente -agregó-, y solo se veía una tenue luz de su anillo, la luz zodiacal la iluminaba tenuemente. La Vía Láctea se dejaba ver con las Nubes de Magallanes. No es el encuadre de Vía Láctea que me permitiera hacer un arco, pero ya estar ahí fue mágico”.

En tanto, Moliné accedió al segundo premio por su fotografía “Historias de óxido e infinito” tomada en el cerro La Buitrera a las 23 horas. “La obra presenta el centro de la Vía Láctea apareciendo sobre La Buitrera. Abajo, restos de una camioneta oxidada contrastan tiempos y tamaños humanos con la inmensidad de nuestra galaxia”, puntualizó el autor barilochense.

Contó que desde hace un par de años, comparte astrofotografías en Instagram: «En esta ocasión, dos personas me enviaron las bases del concurso, alentándome a participar. Al principio dudé, pero más tarde vi la convocatoria en el portal del Conicet, institución en la que trabajo y me motivó aún más. Con el correr de los días, otras personas también me alentaron. Finalmente, cuando se comentó la convocatoria en el grupo de Astrónomos Aficionados de Bariloche, me terminé de decidir».

Segundo Premio para Historias de óxido e infinito, de Martín Moliné (Río Negro). Foto: gentileza

El concurso permitía enviar tres fotografías. «Historias de óxido e infinito fue una de las primeras astrofotografías planificadas que tomé al iniciarme en esta actividad y sigue siendo una de mis favoritas. El lugar es el cerro La Buitrera, donde había ido a pasear con mis hijos. Apenas ingresé al predio supe que era ideal para este tipo de fotografía. Ya había visto una imagen previa de la camioneta oxidada que está allí, así que la busqué y pasé un rato tomando medidas y evaluando ángulos para planificar la toma«, recordó.

Habló luego con Kela, la propietaria del lugar, a quien le pidió permiso para volver una noche. «Ella accedió amablemente. En una noche de marzo, con condiciones propicias, regresé para capturar esa imagen de una vieja camioneta oxidada bajo un mar de estrellas. Quería mostrar la belleza del contraste entre la materia que se descompone en la Tierra y la vastedad imperecedera del cielo nocturno», señaló.

Astronomía, “más que una ciencia”

“La astronomía es más que una ciencia, es una manera de vincularse con el universo”, aseguró el doctor en Física y astrónomo Guillermo Abramson que obtuvo el tercer puesto en la categoría de Astronomía y Sociedad y una mención especial en la categoría Objetos de estudio astronómico.

“Me resulta además particularmente grato que esto ocurra cuando estoy dictando la materia de Astrofísica en el Instituto Balseiro”, agregó a diario RIO NEGRO.

La foto que obtuvo el tercer premio se llama Polvo en el viento y fue tomada en Playa Los Troncos, al oeste de Bariloche. “Usé cámara en trípode y está compuesta por 10 tomas formando un panorama. Mi propósito esa noche era fotografiar la Vía Láctea sobre la Cordillera, un espectáculo natural extraordinario de nuestra ciudad que podemos disfrutar en los meses de primavera. Me sorprendió observar cómo surgía del Cerro Capilla el fantasmal resplandor de la luz zodiacal, que es luz del Sol reflejada en granos microscópicos de polvo que surgen del Sol y que pueblan el plano del sistema solar”, detalló y aclaró que, desde lugares oscuros, acotó, la luz zodiacal puede verse a simple vista.

Acotó que son “una parte del llamado viento solar, que es como una especie de prolongación de la atmósfera del Sol, que escapa al espacio interplanetario, afectando incluso a los planetas”.

Poco antes, mencionó, había visto “la corona solar (así se llama la atmósfera del Sol) con mis propios ojos durante un eclipse total, cuya extensión en el espacio interplanetario forma esta banda de luz. Fue una experiencia maravillosa, como estar en casa en el sistema solar, con nuestra galaxia más allá”.

Esta fotografía de Abramson recibió una mención especial del jurado. Foto: gentileza

La foto que obtuvo una mención especial del jurado es del eclipse solar total del 14 de diciembre de 2020. En ese caso, la imagen fue tomada cerca de Piedra del Águila. “Muestra la corona solar que puede verse durante los eclipses totales, cuando la Luna cubre exactamente la parte brillante del Sol. En la foto se ve la silueta oscura de la noche lunar, y a su alrededor unas protuberancias rosadas que surgen de la superficie del Sol (que en el eclipse se veían perfectamente a simple vista)”.

Describió la corona solar como una substancia eléctrica, “un plasma que el campo magnético solar peina en encantadores pétalos y filamentos, que son distintos en cada eclipse. Pero no sólo se ve esto, sino que tuvimos la suerte de que ocurriera un evento muy infrecuente, una especie de erupción gigantesca llamada eyección de masa coronal, que se ve en la foto como una estructura en forma de gota o lágrima, hacia arriba y la derecha. Estas eyecciones son comunes en el Sol, pero es raro que coincidan con un eclipse”.

La fotografía astronómica

Abramson explicó que la fotografía astronómica existe desde el siglo XIX y resulta una de las principales herramientas de la astronomía como ciencia. “Desde hace algunas décadas, los equipos capaces de hacer fotografías astronómicas notables están al alcance del público, usando todo tipo de equipos, desde los más sofisticados hasta teléfonos celulares. La principal dificultad de la fotografía astronómica es que el cielo nocturno es muy oscuro, y hay que hacer exposiciones largas, para acumular suficiente cantidad de luz”, advirtió Abramson.

La foto astronómica más sencilla, consideró, consiste simplemente en poner la cámara en un trípode y dejarla exponiendo el cielo durante una hora o dos. “El resultado es sorprendente: el movimiento aparente del cielo, con las estrellas dibujando trazas de luz colorida al cruzar el cielo, en general combinadas con parte del paisaje, iluminado por la propia luz de las estrellas, como en mi foto. No es difícil, sólo hay que animarse a estar bajo el cielo nocturno algunas horas. Pero eso es lo más lindo, los que lo hacemos disfrutamos el espectáculo del cielo nocturno, que es uno de los espectáculos naturales más maravillosos, especialmente desde un lugar oscuro. Y en Bariloche, no hay que desplazarse más de una veintena de kilómetros del centro para disfrutarlo”, planteó.

Para Moliné, la astrofotografía es una disciplina compleja, «con muchos estilos y técnicas distintas, pero que siempre exige paciencia y meticulosidad«. Cada toma que realiza suele planificarla con semanas, meses o incluso años. «Requiere pasar noches enteras al aire libre, muchas veces en condiciones climáticas difíciles, contemplando el cielo mientras la cámara captura imágenes que uno apenas puede imaginar cómo quedarán», dijo.

Comentó que arrancó hace muchos años, «gracias a Guillermo Abramson que me mostró el primer gran cometa de mi vida». «La astrofotografía no es solo una técnica: es un proceso de aprendizaje constante, en el que uno va descubriendo su estilo a través de la lectura, la prueba y el error. Es una de las actividades más gratificantes que conozco«, confió y acotó: «Se puede hacer astrofotografía con equipos muy simples como el mío, solo es cuestión de encontrar que es lo que uno quiere mostrar y exigir el equipo al máximo para poder mostrar el máximo esplendor de las fotos que uno imagina».

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