Exclusivo Suscriptores

ProHuerta se desvanece: la historia de 34 años de trabajo y el riesgo de perderlo en la región

En un país donde el hambre va en aumento, se cae el programa de INTA que nació por la crisis alimentaria de los 90 y asistió a más de 600.000 familias. "Llevamos la producción hortícola a los rincones más inhóspitos de toda la provincia", recordó uno de los primeros promotores de Río Negro.

Al cumplir 34 años y en medio de una crisis alimentaria y social como la que le dio surgimiento, el programa Prohuerta, desarrollado por el INTA y el ex Ministerio de Desarrollo Social de la Nación (hoy Capital Humano) está en riesgo desde que su convenio no fuera ratificado por el nuevo gobierno nacional este año.

“El Pro Huerta no existe más”, reza una emotiva carta escrita por un protagonista del programa en INTA Castelar. Lo cierto es que desde su creación en 1990, con vaivenes y varios momentos políticos, se sostuvo sobre la base de velar por la soberanía alimentaria en zonas urbanas y rurales; con el impulso de la agroecología para el autoabastecimiento y la conformación de sistemas locales de producción.

“El convenio firmado entre el INTA y el Ministerio de Desarrollo Social de Nación finalizó el 29 de febrero del 2024”, respondió a Diario RIO NEGRO Soledad Urraza, coordinadora del Prohuerta a nivel provincial.

Con la baja, se caen 40 trabajadores que tenían contratos de fundación ArgenINTA a nivel nacional, que hoy en total incertidumbre esperan una señal. En la región, son dos técnicos que desempeñan tareas en los Centros de Multiplicación de Aves, una en Río Negro en la estación experimental de Guerrico; y otro en Zapala (Neuquén). Desde las estaciones experimentales están tratando de contenerlos ante el difícil panorama sin solución hace ya un mes y medio.

En 2021 se contabilizaron más de 20.000 huertas en el Alto Valle. Foto: Matías Subat (archivo)

Todo quedó en stand by porque no hubo designación de autoridades, y por lo tanto de interlocutores entre el nuevo Ministerio de Capital Humano y el INTA. Era el ex Ministerio de Desarrollo Social de Nación el que otorgaba el presupuesto para la ejecución y los contratos.

«El programa tiene que continuar su trabajo hoy más que nunca si pensamos que se creó en los 90 como respuesta a la emergencia alimentaria que se estaba viviendo», valoró Edgardo Fernández, uno de los primeros promotores del Prohuerta en 1991 (época fundacional del programa), ex coordinador provincial en 1995 y jubilado de INTA.

«Hoy la crisis alimentaria esta más que presente», dijo y fue testigo desde su puesta en marcha en Río Negro, con los aciertos del programa que permitieron a muchas familias cubrir parte de sus necesidades y generar ingresos mediante las venta de hortalizas, conservas y producción de granjas mediante ferias y emprendimientos.

De desaparecer por completo Prohuerta, de cerrarse el programa, la pérdida sería invaluable para quienes sostuvieron los hitos y logros del programa a nivel regional. 

Durante décadas, los trabajadores de Prohuerta tuvieron la misión de llegar a los sectores vulnerables de la población con la entrega de bioinsumos, semillas y pollitas o pollitos a familias que no contaban con los recursos para acceder.

“Se llevó la producción hortícola a los rincones más inhóspitos de toda la provincia de Río Negro y de Neuquén donde había familias que prácticamente no consumían verduras”

Edgardo Fernández, ex promotor de Prohuerta en 1991 y ex coordinador provincial en 1995.

Muchos agentes sanitarios abordaron la problemática social de bajo peso en las infancias a partir de la huerta y pudieron lograr importantes resultados en distintas comunidades. 

“Siento orgullo de haber sido parte de un equipo de trabajo que colaboró activamente en brindar herramientas a tantas familias con dificultades alimentarias desde el sentido de ayudar y fortalecer la soberanía y seguridad en la producción de alimentos. El insumo semilla era solo un puntapié en esta acción. Con ese objetivo claro en la mente, llegamos a cada rincón de la provincia de Rio Negro, cada paraje, cada escuela rural”, relató Fernández.

La producción de alimentos para autoconsumo, uno de los beneficios de las huertas. Foto: archivo

El ex coordinador contó como desde sus inicios y ad honorem, técnicos y promotores trabajaron incansablemente por llevar a cada punto de la provincia recorriendo kilómetros y kilómetros en medio de la nieve y en los rincones más inhóspitos; todo tipo capacitaciones en producción de huerta orgánica y animales de granja, elaboración de conservas, materiales didácticos e insumos. 

Con el correr del tiempo y el afianzamiento de las capacidades de las familias, aparecieron proyectos productivos de conservas, dulces, producción de huevos. Con la participación de otros organismos y actores sociales, se lograron instalar hasta invernaderos y sistemas de riego. 

“Tenía el compromiso de visitar cada uno de los promotores dispersos en las localidades y parajes de la provincia y la línea sur al menos una vez por año. Fue un gran esfuerzo pero también una gran satisfacción aportar y compartir logros y dificultades”, relató. 

Fernández resaltó que el programa tuvo la visión de trabajar en red y de manera interinstitucional, incluyendo a agentes de salud, sanitarios, maestros, centros de jubilados, iglesias, referentes barriales. Todos se unían para armar una unidad ejecutora local y así llegaba el programa a cada localidad. 

“Desde la mirada de quienes todo lo ven con el cristal de la eficiencia, el Pro Huerta era un programa que repartía semillas (…) Pero en realidad es muchísimo más.

Carta de un huertero de Castellar ante el cierre de Prohuerta

«Fue creado en 1990, en el inicio de un gobierno ideológicamente idéntico a este, pero tiene una prehistoria inmensa, montada sobre el trabajo de profesionales comprometidos con la función social de su trabajo, además de técnicos, productores”, problematizó en su escrito.

Un antecedente en 2001


En 2001 un intento de baja del programa Prohuerta pudo frenarse con el apoyo de cientos de beneficiarios, municipalidades, instituciones y organizaciones de la sociedad que presentaron notas en defensa del organismo porque visualizaron la importancia del programa, sus técnicos y promotores a nivel social.

Asimismo, Fernández recordó que durante años vivieron la falta de reconocimiento del Estado y trabajaron como contratados, incluso sin cobrar durante meses. 

En los últimos días y ante la preocupación, se lanzó una campaña de adhesiones para evitar el cierre del Programa Prohuerta y promover y garantizar su continuidad para este 2024. Elevaron una carta a la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello. 

Avanzar en un nuevo convenio


La Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de Nación (dependiente de Capital Humano) sería el área responsable de dar luz verde al Prohuerta y hasta el momento siguen las conversaciones. 

“Lo que intentamos es resolver la situación, acordar un nuevo convenio, seguir trabajando y que se sigan desarrollando las tareas”,

Soledad Urraza, la coordinadora provincial de Prohuerta Río Negro.

“Mientras tanto el INTA sigue trabajando con el programa (…) No hay contratos, pero el Pro Huerta no trabaja solamente con personas contratadas, sino también con otros agentes que se despliegan en las 17 agencias de extensión de Patagonia Norte y del país”, explicó.

Las huertas agroecológicas en camino a la soberanía alimentaria. Foto: archivo

Desde el gremio Apinta, el secretario general de la seccional Alto Valle, Jorge Muñiz, explicó: “No hay firma para la ratificación del convenio entre el Ministerio de Capital Humano y el INTA”. 

“Al no haber nadie designado para la firma, el programa virtualmente dejó de funcionar, no tiene presupuesto”, agregó el secretario. Además, se solidarizaron con quienes aún viven en la incertidumbre total y piden la reincorporación de estos trabajadores.


Comentarios