Sol Llobet, la barilochense de La Voz: «Cantar me salvó»

La participante del reality que emite Telefé es dueña de una voz que emocionó a todos los jurados del programa más exitoso de la tele actual. La tragedia marcó su infancia, pero la joven de 24 años asegura que cantar fue su tabla de salvación.

Está en el escenario. En medio de la pantalla de Telefé, en el reality “La Voz”. Canta “When We Were Young”, un tema de Adele que empieza suave, y va creciendo en intensidad. Parece frágil ahí, tan flaca, longuilinea, el pelo llovido. Pero la voz y ella misma se imponen y emocionan a todos. Tanto que todo el jurado empieza a darse a vuelta con la segunda estrofa de la canción. Tanto que todos -Lali Espósito, Ricardo Montaner, Mau y Ricky Montaner y Soledad Pastorutti- la llenan de elogios, la quieren para su equipo.


Sol Llobet, que así se llama la barilochense de 24 años que debutó en el primer programa del reality, les dice que está nerviosa. Pero la voz no le tiembla. Ni siquiera cuando le preguntan por su familia y ella cuenta que su papá murió en un accidente aéreo, junto a su hermanito, cuando ella tenía apenas 6 años. Tampoco cuando dice que es por él, que es por ellos dos, que canta, y que cantar fue su salvación.

“Mucho de lo que soy es gracias a vos papi, dónde estás no sé, pero en mi corazón, seguro”, escribió la joven en las redes


Sol canta desde que tiene memoria. Y eso es más o menos desde sus 3 años. En aquel momento, cuenta, ella subía a una suerte de oficina que tenía su papá en el primer piso de la casa -que además de piloto de aviación era músico- y mientras él tocaba la guitarra, ella cantaba.
“Nuestra vida cambió muchísimo. Así que aferrarme a eso tan lindo que me quedó de él, me hizo superarme un montón y llegar hasta donde estoy ahora, que es mi sueño. Cantar me salvó en muchos aspectos y me hace feliz hacerlo”, dice, la voz suave y segura a la vez.
Sol estudió comedia musical en Bariloche cuando era chica y después piano, en la misma ciudad. Hace cinco años, además, ganó una beca de la Fundación Julio Bocca y desde entonces vive en Buenos Aires, preparándose para hacer lo que más le gusta: cantar.

En 2019 se presentó al casting para formar parte del reality de Telefé. Era de mañana, y había tanta gente que recién pudo audicionar a la noche. La espera pareció una premonición. Pandemia mediante, recién ahora -dos años después- todo terminó de moldearse todo y después del primer programa -que se emitió hace más de una semana- quedó a la vista que el camino de Sol en “La Voz” acaba de empezar.

El gran trofeo del programa. Sol se ilusiona.


“Elegí cantar el tema de Adele por muchas cosas, pero en primer lugar porque habla de algo que me gusta mucho. Habla de un recuerdo de cuando la intérprete era joven, y de lo lindo que tiene a veces la nostalgia, eso de sentir que hay momentos o fotos de nuestro pasado que no se pueden borrar. En mi caso y por eso es que también elegí esa canción, creo que esa visión tiene algo de superación; la canción va creciendo cuando uno la va cantando, va aumentando, y esa es la energía que me gusta transmitir”, dice con una voz suave que puede confundirse con timidez, o fragilidad.


“Mi papá tocaba la guitarra, y yo cantaba con él. Un poco por eso, yo seguí cantando y eso me llevó a superarme de muchas maneras. Mi papá y mi hermanito son mis referentes porque es desde donde encaro mis dudas, mis miedos. Mi identidad se basa en esos años de mi vida, de los que ellos formaron parte”, dice Sol, por teléfono desde Buenos Aires.

Todo el jurado elogió a So. Ella eligió quedarse con el Team Lali


Sabe que le quedan muchos desafíos. Que tendrá que vérselas con el rock, el folklore, el tango, las baladas, las opiniones del jurado. Ella mira un poco más allá. Dice que lo que le gustaría “es poder transmitirle a otras personas, chicos y grandes, que la música es sanadora, que es lo mejor para atravesar momentos difíciles, para que te acompañe en tu vida. La música tiene ese poder. A mi me pasó algo muy fuerte, pero todos pasamos por algo fuerte en l a vida. La música es un medio de comunicación, un idioma, y otra manera de expresar lo que sea que sintamos. Y cuando uno no tiene acceso a otras herramientas, o no puede decir lo que siente, quizá s in darse cuenta, cantás algo y podés expresarte. Para mi, cantar es un poco eso: expresar, sacar afuera un montón de cosas”.


El trágico accidente del Aeroclub Bariloche

El accidente aéreo que cambió para siempre la vida de Sol y su mamá ocurrió la tarde del 17 de noviembre del 2002. Era el aniversario 60 del Aeroclub Bariloche, cuando Diego Llobet, músico y piloto de avión, propuso un vuelo de bautismo en un Pipper PA23 Azteca. Diego subió también a su pequeño hijo de 4 años.
A los pocos minutos del despegue, una de las alas se desprendió de la aeronave, que terminó estrellándose.
En el siniestro, murieron las siete personas que iban a bordo.


Cuatro años después del accidente, Cipriano Llobet, el padre del piloto de 35 años y abuelo de Sol, acusó a los funcionarios de la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad y de la Fuerza Aérea Argentina. “No acuso a las instituciones, sino a sus funcionarios ineptos y corruptos que se ‘acovachan’ en ellas para satisfacer intereses propios, que se sirven de ellas para gozar de prerrogativas y para evadir responsabilidades”, dijo.
Ricardo Medrano, el abogado de Llobet, aseguró que el accidente ocurrió porque “los funcionarios que tienen a su cargo el control de la aviación sostuvieron que el avión era seguro y técnicamente apto para volar. Eso no era así”.
También culpó a la fábrica Pipper como responsable en tanto “no hizo todo lo posible para advertir que estos aviones suelen presentar fallas técnicas después de varias horas de uso”.


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