Un conservador popular

Redacción

Por Redacción

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carlos torrengo carlostorrengo@hotmail.com

Un conservador. Eso fue Pablo Verani en política. No en la dirección que a este encuadre ideológico se dio en Mendoza, los famosos “gansos”. Tampoco a la fuerza que vigorizó la política cordobesa en aquellas primeras décadas del XX. Conservadurismos doctrinarios. Convicción en legitimarse desde ideas que germinaban sin temor a hacer de la política un espacio de intelecto. Luego, la práctica objetiva en procura del poder. Pero no, Pablo Verani fue un exponente tardío, en todo caso, de otro tipo de conservadurismo. Fue un conservador popular. Ese espacio que ha dejado larga historia como expresión de no dejarse tensionar por exigencias éticas a la hora de definir. Y Pablo Verani fue radical. Un sitio que cuando se lo escarba en procura de saber de qué se trata también tiene mucho de conservadurismo popular. Como el peronismo. Clientelismo. Expansión del aparato de Estado, lo que implica una inquietante elasticidad para el manejo del gasto público. Y si no, caudillismo en los términos pretéritos de personalismo. Así, Pablo Verani fue resultante de cierto determinismo que signa mucho de nuestra historia: ausencia de concebir la política sin la gravitación de alguien que finalmente es el todo. “Horacio”, “Pablo”, “El Gringo”. Cada uno con su suerte, pero así se tejió la historia reciente de la transición en Río Negro. Despojado de exigentes convencionalismos principistas, el personalismo de Pablo Verani se tejió a partir de su relación con la gente. Cuna de su poder. Estilo directo, sincero. Despojado de formalidades. Pero no ausente de calidez, incluso. Lealtad de ida y vuelta. Amigo todoterreno. Tutoría. “Pablo pater”. Y, como definido conservador popular, en la práctica política blandió un nulo interés por cualidades personales a la hora de elegir colaboradores. “Bosta y barro si es necesario”, le dijo en una oportunidad a este diario parafraseando al “Peludo” Hipólito Yrigoyen. Y ahí, en esa relación, germinaron muchos de los tramos muy oscuros que signan sus dos mandatos. Ahora Pablo Verani es historia. Intensa. Contradictoria. Luces y sombras, como toda historia.


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