Un día por mes se pierde en trasladarse y estacionar en el centro

“Río Negro” recorrió en auto de 5 kilómetros, desde el oeste al centro de Neuquén. Maniobras bruscas, altas velocidades y saturación de rodados son los principales inconvenientes.

Tránsito pesado

Los neuquinos que viven en el oeste y trabajan en el centro invierten un día por mes en trasladarse y buscar un lugar para estacionar en la “zona caliente”. Durante el recorrido sufren el stress de un tránsito caótico producto de las malas prácticas viales, de la saturación de vehículos que circulan y los “desniveles” de una ciudad que creció desordenada.

El resultado, es un día perdido. Este cálculo se realizó tomando los días habiles de una semana sin feriados. “Río Negro” salió a recorrer las calles de la ciudad y del oeste, el sector donde se concentra la mitad de la población total (231.000 habitantes) de la capital. El trayecto en auto desde calle Godoy hasta el monumento a San Martín, por avenida del Trabajador dura 30 minutos en las horas pico de las 7.30 y 12.40. Pasado el mediodía el viaje se reduce a 20 minutos. Esa calle conecta los barrios del oeste con la ruta 7 en una línea diagonal, lo que reduce significativamente el recorrido. Además cuenta con pocas esquinas semaforizadas. Por esta razón es una de las vías más rápidas para llegar al microcentro. Pero también una de las más complejas para circular.

Siete semáforos se llevan, siendo generosos, tres minutos del recorrido total, el mismo tiempo que tarda en cocinarse un huevo poché. Pero la dificultad y las demoras se presentan en el tránsito. En horas pico conviven en esa calle madres y padres desesperados porque sus hijos llegan tarde al colegio o porque ellos perderán el presentismo. El acelerador, el gran protagonista.

Los dos carriles de avenida del Trabajador son estrechos, por lo que la sensación de sentirse encerrados entre una marea metálica se acrecienta. Pese a esto nadie desacelera. Si no hay colectivo o camión por delante la aguja se clava seguro en los 50 kilómetros por hora. Todo transcurre rápido, con maniobras peligrosas, bocinazos, encerronas y frenadas bruscas hasta que el conductor se encuentra de frente con una de las “trampas” de la calle. En la intersección con Ángel Peñaloza, la avenida del Trabajador se convierte en mano única hacia el oeste, con lo cual se debe doblar hacia la derecha para retomar por Antártida Argentina hacia el este. Son apenas 60 metros de calle donde se amontonan los autos, los que quieren doblar, los que quieren seguir de largo. El espejo retrovisor muestra detrás una larga fila de autos con conductores impacientes que tocan bocina porque no saben que a la vuelta de la esquina hay un semáforo en rojo. Para rematarla, el verde sólo dura 30 segundo.

Amarillo. verde. Se continúa el viaje, a cien metros la rotonda de calle Colón es una pista de carreras de cuatro direcciones, donde muy pocos respetan la prioridad de paso. Si se logra sortear esa esquina sin raspones, el velocímetro vuelve a registrar una marcha de 45-50 kilómetros. Los de atrás empujan, ya a esa altura el viaje supera los 10 minutos y la paciencia marca menos 0.

Diez minutos más una nueva prueba de habilidad “tuerca”, el cruce de ruta 7. Los autos que bajan desde Centenario no reducen la velocidad y se imponen a las tres filas de autos que intentan ingresar a la rotonda desde el sur, el este y el oeste. El cronómetro marca ya los 23 minutos. El monumento está a escasas cinco cuadras y una diagonal que baja se presenta como un miorelajante, pero no surte efecto. Una rotonda intenta ordenar los flujos de la propia diagonal, de calle La Rioja con sentido sur-norte y de los que se dirigen de este a oeste.

Luego esperan cuatro semáforos más hasta que finalmente, con nervios y bronca acumulada, otra luz verde anuncia el fin del recorrido. Pero el conductor aún no puede se relajarse, porque la cosa no termina allí. Queda una incordiosa misión más: estacionar en el centro, tarea que demanda 15 minutos.

Intersección con Angel Peñaloza

60 metros de calle con conductores impacientes

Amarillo. verde. Se continúa el viaje, a cien metros la rotonda de calle Colón es una pista de carreras de cuatro direcciones, donde muy pocos respetan la prioridad de paso. Si se logra sortear esa esquina sin raspones, el velocímetro vuelve a registrar una marcha de 45-50 kilómetros. Los de atrás empujan, ya a esa altura el viaje supera los 10 minutos y la paciencia marca menos 0.

Cruce de Ruta 7

Los autos no reducen la velocidad

Diez minutos más una nueva prueba de habilidad “tuerca”, el cruce de ruta 7. Los autos que bajan desde Centenario no reducen la velocidad y se imponen a las tres filas de autos que intentan ingresar a la rotonda desde el sur, el este y el oeste. El cronómetro marca ya los 23 minutos. El monumento está a escasas cinco cuadras y una diagonal que baja se presenta como un miorelajante, pero no surte efecto. Una rotonda intenta ordenar los flujos de la propia diagonal, de calle La Rioja con sentido sur-norte y de los que se dirigen de este a oeste.

Cruce de Antártida Argentina

No respetar la prioridad de quien circula por la rotonda es una de las principales caudas de accidentes en este cruce.

Luego esperan cuatro semáforos más hasta que finalmente, con nervios y bronca acumulada, otra luz verde anuncia el fin del recorrido. Pero el conductor aún no puede se relajarse, porque la cosa no termina allí. Queda una incordiosa misión más: estacionar en el centro, tarea que demanda 15 minutos.

La mayoría de los neuquinos va al centro en auto

El 60% de los viajes que realizan los neuquinos desde los barrios hacia el centro, son por trabajo. Un 10% llegan para realizar estudios o consultas médicas y sólo un 5% se moviliza para asistir a establecimientos educativos.

Los resultados surgieron de un estudio que realizó el municipio de Neuquén, mediante el uso de un dispositivo tecnológico denominado Big data que fue aportado por el empresa Telefónica.

De la totalidad de viajes registrados por el dispositivo y de acuerdo a una encuesta, el 60% de los vecinos de la ciudad utiliza le auto para trasladarse de un punto al otro de la ciudad, contra un 20% que utiliza el transporte público de pasajeros.

En cuanto a la duracion de los viajes, el estudio determinó que más del 30% de la población consultada aseguró que tarda entre 15 y 30 minutos en llegar a destino, dependiendo de la hora en que se produce el traslado y la distancia recorrida.

Las zonas de mayor circulación son el Alto y Bajo del centro que concentran comercios y sedes admnistrativas.


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