Un tesoro educativo nacido en la región: la primera serie de libros sobre biodiversidad y ecorregiones

Con la intención de cubrir un faltante de material alusivo a las especies nativas argentinas, tres neuquinos (con la bióloga María Victoria Bisheimer a la cabeza) crearon una serie de libros sobre biodiversidad y ecorregiones. La historia de una auténtica joya.

“Es importante resaltar que, una vez que terminemos todos los tomos, habremos publicado 200 especies nativas argentinas con lujo de detalles científicos. Es un tesoro educativo, algo que no existía”. Así, como lo describe María Victoria Bisheimer (Bióloga, Magister en Conservación), podemos tomar relevancia del aporte que realizan junto a sus pares neuquinos Gustavo Lozano (Ilustrador) y Darío Podestá (Fotógrafo) para la cultura nacional.


Es que allí donde antes había ausencias, ellos decidieron lanzar una serie que abarca miles de aspectos científicos de nuestro país que solían quedar relevados. Y lo hacen con la publicación de “Animales autóctonos para niños nativos”, una colección de libros que consta de 8 tomos y que abarca la fauna de todo el país. Pero mejor que comentarlo es leerlo en sus palabras, claro.

“Esta es la primera serie argentina de biodiversidad y ecorregiones para niños. No hay otra igual. Son 8 tomos, que estamos encarando de manera autogestiva, y ya llevamos 5 tomos publicados”, explica María Victoria, autora y editora de la colección.

Pero, ¿cómo comenzó esta idea? “Esto surge con la maternidad de mi primera nena. Allí se me hizo muy evidente una necesidad: no había libros que hablen científica y amigablemente sobre la fauna autóctona argentina y sus ecosistemas”, explica María Victoria. Los libros tienen un formato claro: “Encaramos cada tomo con las ecorregiones. Se trata más de una por tomo, y dentro de las que abarca el tomo, se toman unas 20 a 30 especies de fauna autóctona que caracterizan dicho ecosistema. La información que ponemos de eso es lo último que se sabe científicamente sobre la especie: cómo se reproduce, dónde habita, cómo se alimenta, quién cuida las crías, que características físicas tiene, cómo está su estado de conservación… todo lo que se sabe de la biología o la historia de vida de esas especies. Además, incluimos fichas taxonómicas: nombre común, nombre científico, familia, peso y tamaño”, cuenta.

Con esta estructura, los libros tienen una misión: alcanzar la mayor cantidad de público posible. “Esto se ideó así para que aprendan los niños y también sus adultos educadores, que muchas veces no saben nada de estos temas. Es lo suficientemente completo como para que los niños de 3 a 12 años aprendan de estos temas, porque a los maternales, la docente se los lee y tiene material para contar historias. Después, el niño se independiza y lee solo. Tiene los primeros párrafos en imprenta mayúscula para que los niños de 7 u 8 años puedan leer solos; y después todo el resto en minúscula para que los niños hasta 12 o 13 puedan investigar con cada tomo”, afirma.

Gustavo y María Victoria durante la presentación del libro, cuya idea se maquinó en 2017.


Una de las claves, entonces, es plantear una temática que en general no era bien abarcada. “Hemos tenido un acompañamiento muy grande. Sobre todo partiendo de la base de que no podemos proteger lo que no conocemos, porque generalmente los libros que se encuentran hablan mucho de fauna que no es autóctona. Hoy los chicos saben mucho de los elefantes o las cebras, pero no conocen como vive una mara, o cómo se reproduce un ave local”, explica Gustavo, el ilustrador.

¿Qué recepción tuvieron? “Los que más nos buscaron fueron los docentes, cosa que no esperábamos. Eso mostró el déficit enorme de este tipo de material y la enorme necesidad que hay en las escuelas. Idealmente, estamos abiertos a que los Ministerios de Educación puedan adquirir los libros para las escuelas”, comenta María Victoria.

Las ilustraciones, tan realistas como tiernas, tienen un propósito: “Para ilustrar, primero realizo bocetos de cómo quiero la composición. Obviamente el animal tiene una postura, una forma y un color. Eso tratamos de respetarlo para que si los niños lo pueden ver tenga una concordancia. Después hay algunas expresiones, o los ojos, que los caricaturizamos para hacer de gancho para los chicos. Yo mando el boceto, Darío Podestá compone la toma en el lugar, y luego yo ilustro lo bocetado”, explica Gustavo.

Así, este proyecto que comenzó en 2017 sigue en pie. Y aunque se haya complicado la edición en un contexto desfavorable, todo suma. “Lo vendido se reinvierte en el proyecto. Es interesante cuando algunas marcas nos usan como regalo empresarial, porque eso nos ayuda a seguir publicando hasta el último tomo”, cuenta la editora. Y si le ponen el empeño y la dedicación que ya han puesto a los 5 tomos editados, seguramente todo saldrá bien.


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