Unos 4.000 universitarios de Bariloche siguen sus carreras en modo virtual

La pandemia por el coronavirus obligó a cambiar la modalidad de enseñanza. La UNRN sede Andina y el Centro Universitario Regional Bariloche de la UNC se adoptan aunque advierten problemas.

 Luego de poner a punto las herramientas y capacitar a los docentes, tanto el Centro Regional Universitario de la Universidad Nacional del Comahue como la sede Andina de la Universidad Nacional de Río Negro, comenzaron a dictar clases virtuales, con el propósito de que las cursadas mantengan su ritmo a pesar de la cuarentena por el coronavirus.

En total son alrededor de 4.000 alumnos de una veintena de carreras los que tienen a disposición los contenidos y también la interacción con los profesores a través de la web.

 El vicerrector de la UNRN con asiento en Bariloche, Diego Aguiar, dijo que ya habían dictado una semana de clases en forma presencial cuando sobrevino la suspensión. La adopción del nuevo método del que se valen los docentes se vio facilitada por la plataforma bimodal con la que ya contaba la universidad. Para reforzar ese recurso brindaron varias capacitaciones.

Otro de los instrumentos empleados es una aplicación de Google para videoconferencias.

En el CRUB ocurrió algo similar. El decano, Marcelo Alonso, dijo que pusieron en marcha el dictado de clases “de modo no presencial” y no sabe hasta cuándo lo deberán mantener.

Explicó que “es una forma más de enfrentar la crisis y evitar que se pierda el cuatrimestre”. Pero admitió que las cursadas virtuales “tienen problemas de implementación” y generaron unas cuantas críticas.

Dijo que el CRUB nuclea unos 1.200 alumnos activos, de los cuales un alto porcentaje cursa carreras de contenido práctico, cuyo cumplimiento se dificulta con una cuarentena estricta.

Resolver las prácticas

Alonso refirió que las salidas a campo resultan indispensables en muchas asignaturas de Educación Física, Acuicultura, Biología y Enfermería, y será necesario reprogramarlas para la segunda mitad del cuatrimestre.

 Para las carreras de la UNRN la limitación no sería tan importante. Aguiar dijo que en algunas asignaturas de Teatro, por ejemplo, buscan resolver las prácticas de actuación y voz mediante videos. Las dificultades mayores aparecieron con algunas experiencias de laboratorio. Otra carrera con prácticas en terreno es la Tecnicatura en Viveros, que no puede resolver todo con las clases virtuales.

Un aspecto no resuelto todavía es la modalidad de evaluación que aplicarán los docentes si se mantiene el distanciamiento obligatorio.

Los dos directivos consultados manifestaron su expectativa en poder reanudar las clases presenciales a mediados o fines del mes próximo. En ese caso el cuatrimestre no correría riesgos. Si la veda se extiende hará falta reprogramar el calendario académico

La barrera tecnológica

 

Tanto Alonso como Aguiar aceptaron que las clases vía web son una solución parcial, porque dejan afuera a muchos alumnos. “Hay docentes y estudiantes que no viven en lugares con buena conexión –dijo Alonso-. Incluso algunos chicos no tienen servicio de internet domiciliario y sólo navegan desde el teléfono, pero con el teléfono no se puede estudiar”.

Además la conexión les consume “datos” y no está garantizada por ahora la gratuidad de las plataformas educativas. La federación de docentes de la UNRN adhirió a una campaña nacional para que las empresas prestadoras de telefonía celular liberen los datos para el acceso a la educación virtual.

 Aguiar calculó que el 40% de los estudiantes (en la UNRN Bariloche son 2.700) no puede aprovechar las clases virtuales por impedimentos tecnológicos.

Ambos subrayaron que la eliminación del programa Conectar Igualdad, que distribuía netbooks en forma gratuita a los alumnos de nivel medio había garantizado que todos lleguen a la universidad con su computadora personal. Hoy esa facilidad ya no se ve y una alta proporción de los alumnos carecen de ese equipamiento.

Alonso también aseguró que la parálisis afecta a los estudiantes que no viven en Bariloche, quienes en muchos casos –ante la incertidumbre- se volvieron a sus ciudades de origen. “La residencia estudiantil quedó casi desierta, sólo quedan dos chicos” dijo Alonso, para graficar hasta qué punto la vida universitaria se vio afectada con la pandemia.


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