Vive en Neuquén y se recibió como la primera mujer piloto de aviones anfibios

Andrea Iacyk es docente, tiene 31 años y egresó en diciembre de la única escuela de hidroaviones que hay en el país. Vuela por ocio, pero no descarta adoptar su pasión como trabajo o servicio.

Andrea Iacyk tuvo en 2012 su primer vuelo de bautismo, como pasajera, en Bella Vista, Corrientes, y eso despertó su curiosidad en el mundo aeronáutico. Ese fue el puntapié a un camino que recientemente la convirtió en la primera mujer piloto de hidroavión en el país.

Andrea inició su formación en el 2014, cuando tenía 24 años. Hoy con 31 ya tiene la licencia de piloto privado y está próxima a obtener la de piloto comercial. En diálogo con Río Negro, admitió que se sorprendió al enterarse que era la primera piloto de aviones anfibios.

“Primero que está genial porque es una puerta más que se abre y espero ser la primera de muchas. La verdad no sabía que era la primera. Hay mujeres que han hecho historia en Argentina desde hace muchos años, pero la verdad que me tomó como una hermosa sorpresa. Es algo consecuente de hacer lo que me gusta”, contó.

Lo de formarse como piloto de hidroavión nació mientras miraba unas fotos de la actividad de un piloto canadiense y a principios del 2020 se enteró que existía la instrucción para este tipo de aviones en Entre Ríos. En ese momento no lo dudó: se contactó y comenzó.

“El curso cuenta con cinco horas de entrenamiento y una hora de examen. La parte teórica la vimos en un seminario y después se profundizó. Lo que tiene esta actividad es que conjuga el mundo aeronáutico y el mundo náutico. La aeronave cuando acuatiza se convierte en embarcación”, describió.

Uno de los requisitos que se solicita para realizar la formación en aviones anfibios es poseer la licencia de piloto privado de avión CMA Current.

Iacyk detalló que ya tiene la licencia de piloto privado de avión, recientemente obtuvo la habilitación para aviones anfibios y está próxima a alcanzar la de piloto comercial con habilitación de vuelos por instrumentos.

“En realidad vuelo con profesionalidad pero con amor y ocio. Pero no descarto vivenciar la aviación desde un lugar profesional, laboral o de servicio”, afirmó.

Para mantener la licencia de piloto de hidroavión no pueden pasar más de 90 días sin que realice algún vuelo con este tipo de aeronaves.

“Mi idea por ahora es viajar antes de ese tiempo a Entre Ríos, si el contexto me lo permite, seguir entrenando y conociendo lugares de la zona”, dijo.

Cada vez que se sube a estas aeronaves, uno de los momentos que más disfruta es cuando el avión desciende y se posa sobre el agua. “Es bellísima la experiencia de acuatizar”, reveló. Los aviones anfibios son capaces de despegar y aterrizar tanto en una superficie de agua como en aeródromos.

Con constancia todo se logra. Y si uno se bosqueja algo, si no sale, en la cuarta o quinta va a salir. Todo es aprendizaje y todo es posible”,

afirmó la piloto Andrea Iacyk, quien vive desde hace ocho años en Neuquén.

Hace ocho años que Andrea está radicada en Neuquén. Vino desde Buenos Aires. “Hice raíces en Neuquén, si bien soy viajera. Es mi lugar, mi casa”, señaló.

Su única actividad no transcurre solo por el aire y el agua. Además se dedica a la docencia. Hace unos años es profesora de artes visuales en un Instituto de Formación Docente y en una escuela primaria de Vista Alegre Sur.

Vuela frecuentemente desde el aeródromo de General Roca y en el de Choele Choel, ambos de Río Negro. Sus primeras horas como piloto, sin embargo, las tuvo en el aeródromo de Neuquén.

“De mi familia soy la primera que es piloto y que forma parte del mundo aeronáutico. Están muy contentos”, aseguró Iacyk.

Como el mundo de maniobrar aviones lo habitan principalmente varones, tuvo “algunos momentos no tan gratos”, pero so no la frenó para seguir adelante y alcanzar sus objetivos, aseguró.

Los aviones anfibios pueden despegar y aterrizar sobre agua.

“Estas aeronaves pueden usarse para usos deportivos, rastreos o vigilancia, rescates y salvatajes. Pueden tener varios usos”, describió la piloto Andrea Iacyk sobre los aviones anfibios.

El 26 de diciembre egresó en Entre Ríos de la única Escuela de Aviones Anfibios que hay en Argentina, junto a otras cinco personas. Se trata de Amphibian Project, la escuela de vuelo en hidroavión que está en Concepción del Uruguay, con Lisandro Nuñez Martín como director instructor a la cabeza.

“Este proyecto es un puntapié para el desarrollo de zonas de operaciones anfibias en otras partes del país y la fomentación del turismo”, aseguró Iacyk.

La piloto contó que, recientemente, fue reconocido por Prefectura Naval Argentina un área del Río Uruguay, en Entre Ríos, como Primer Zona Frecuente para actividad de instrucción de hidroaviones.

“La proyección es que esta información se complemente en un apartado del MADHEL (manual de aeródromos y helipuertos). Es como un renacer, para que haya otras zonas declaradas para realizar instrucciones”, explicó.


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