Vivienda con alma

Una casa nostálgica que encarna un ideal señorial del pasado con autenticidad y esencia, aunque sin perder el confort. En el campo, a minutos de José Ignacio, Uruguay.

El arquitecto Matías Alonso Reyes concibió esta casa a la medida de su fantasía: una nostalgia por el ayer que se refleja en la técnica, la forma y el espíritu de los espacios. Ubicada en el campo, a minutos de José Ignacio, Punta del Este, Uruguay, la vivienda encarna un ideal señorial del pasado, con autenticidad y esencia, sin perder de vista el confort. “Soy un artesano. Al igual que los arquitectos de antes, vivían en la obra, diseñando y pasándola en el lugar y en ese mismo momento en que se las construía”, abre el relato Matías, arquitecto graduado en la Universidad de Buenos Aires, y maestro mayor de obra de la Escuela Técnica Raggio, Argentina. La vivienda, entonces, fue planteada por el profesional como una gran mansión de proporciones generosas, unos 640 metros cuadrados. Los materiales elegidos son nobles, remiten a lo básico y hablan de la naturaleza circundante. “Voy en contra de los materiales modernos. Soy un tipo antiplástico”, acota a eH! el original arquitecto. Por esto los materiales que se usaron fueron cuidadosamente seleccionados dentro de un état d´esprit de admiración por el pasado, tales como estuco realizado a la forma de las villas antiguas, dos tipos de mármol italianos, piedras recogidas del campo de la zona de Minas, o hasta tejas recuperadas de una vieja casa con mas de cien años de vida. Las carpinterías, diseño del mismo Alonso, fueron realizadas con maderas antiguas como incienso, castaño y curupay. Los herrajes son de demolición en bronce pulido. En cuanto a los muebles, la mayoría fueron diseñados por el arquitecto y construidos con usadas maderas como pinotea, pino, oregon e incienso, conformando una armonía que genera un traslado a otro tiempo. Desde su fachada en roca se intuye un interior lleno de maravillas. “Quería hacer una arquitectura totalmente rústica, confundirme con el entorno, respetar esa naturaleza que la rodea. Que durara por siempre, esto sólo se logra solo con la calidez de la piedra”, afirma su creador. La primera imagen que se le cruzó por su mente era una de esas villas italianas de planta bastante simétrica, con mucha textura y alma. Luego el programa fue transformándose según el lote, las necesidades e ideas que iban surgiendo. La casa tomó una forma alargada, de 60 metros de largo, buscando que cada ambiente generara espacios de estar y contemplación hacia el mar y la laguna aledaños. La planta se conforma en tres alas bien definidas: el ala principal, donde se sitúan las zonas sociales; luego sigue el ala íntima, con los tres dormitorios en suite. Del otro lado, se alza la alcoba principal en suite, más alejada contigua a la cocina, con un quinto dormitorio que puede ser de huéspedes o de servicio. Es evidente que Matías no trabaja convencionalmente. Lejos de planear a priori la documentación y fijar la estructura en computador, él prefiere entrar en contacto directo con el lugar y sus posibilidades, sensibilizarse con los materiales. “Parto de la planta en escala 1:100. En base a eso voy modificando, viendo la obra. Voy haciendo bocetos a cualquier hora, tengo un montón de libretas, donde tengo anotaciones, dibujitos”, narra. En el acceso, el arquitecto ideó un volumen que comunica al gran estar. “Es una torre de piedra, lo que yo quería transmitir. Es la parte más alta de la casa, la torre debe tener de planta, 4,5 x 4,5 metros de base; de alto tiene 6, un metro más alto que el living”, explica Matías. En este punto, la asombrosa imagen de la casa en su interior está proporcionada por la piedra que constituye íntegramente los inmensos espacios. Alonso dice: “Es una piedra de la zona de Minas, recogida del campo, no de cantera. Se la trabajó casi sin tocarla o tallarla. No se la limpió cuidando de dejarle hasta los musgos que tenía adheridos. Se aplicó pegándolas del lado de atrás no viéndose el cemento, de forma que parezca “piedra apilada”. En cuanto a los espectaculares arcos del salón, el arquitecto afirma que se construyeron de la forma clásica, como lo hacían los romanos hace 4.000 años, con moldes o cimbras de madera y las piedras apretadas entre sí, sin cemento, sólo se sostienen por hallarse comprimidas. Siendo un trabajo tan minucioso, la obra completa estuvo lista en un tiempo récord de once meses con la ayuda de un gran equipo de constructores y maestros de obra. Los ventanales son la nota moderna del lugar. La luminosidad y el contacto con el paisaje se aseguran a través de cristales enfrentados que permiten vistas pasantes. Por otro lado, las paredes son macizas, muy anchas, no tienen cámara de aire. “Tenía que reflejar la artesanía y el pensar antiguo. Ojo: La casa funcionalmente es correcta; no es a la antigua donde tiene muchos ambientes que no servían, o pasillos, pasadizos; es bien sencilla”, comenta Alonso. Por su parte, en el sector posterior se sitúa una galería que funciona como un salón comunicado hacia el jardín con ese aire a la italiana o a un cortijo español dando hacia un “estanque donde te podés bañar” según el arquitecto, rodeado de un deck de madera para tomar sol. Los canelones, plantas típicas del campo uruguayo, se dejaron tal como estaban en el terreno, salvaguardando el espíritu del hermoso paraje. La decoración, de la que también participó la madre del arquitecto, está proyectada con la misma franqueza y nostalgia por el savoir-faire de antaño, buscando cada pieza encantadora en mercados de pulgas o diseñándola a medida con materiales reciclados que gozan de la pátina del tiempo. La casa identifica plenamente el genio creativo y las convicciones del arquitecto. “Esta obra es la que reúne todos mis pensamientos; de recuperar las cosas del pasado, ser lo más simple posible en cuanto arquitectura; usar los materiales básicos, como la piedra, el cemento y madera. En este caso mucho vidrio, que a lo mejor es la visión moderna; mis casas siempre tienen como un toquecito moderno, no son tan clásicas. Pero siempre recuperan lo que pasó”, admite el profesional.

Texto: Paula Riveros Estilismo: Mariana Rapoport Fotos Juan Hitters/surpresagency.com

arq.


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