El recorrido que descubre estos tesoros del Camino de la Costa: con mar, fauna y acantilados como testigos

La costa rionegrina se viste de primavera y recibe con muchas opciones a quienes eligen el mar como destino. Deportes en el agua, gastronomía y la experiencia única de avistar la fauna marina y costera en un entorno cuidado y natural.

La costa rionegrina Viedma y el Camino de la Costa es un cofre de tesoros escondidos, que hay que salir a descubrir. Un circuito imperdible, con kilómetros de playas vírgenes que llevan el sellos de Patagonia y ofrecen panorámicas desde sus acantilados; tranquilidad, belleza, y una gran variedad en fauna y flora que conforman un ambiente sin igual para esta estación del año.

El camino comienza en el Balneario El Cóndor, a 30 kilómetros de la capital provincial, donde el río Negro conecta con el Océano Atlántico. Este sitio, durante todo el año es el mejor escenario natural para la práctica de deportes vinculados al viento.

El área próxima a la desembocadura del río Negro en el mar, es el mejor escenario de extensas playas de arena donde gran cantidad de deportistas practican libremente kitesurf, carrovelismo, surf, windsurf y kitebuggy.

El Cóndor ofrece durante todo el año el mejor escenario natural para la práctica de deportes vinculados al viento.

Además, allí se encuentra el Memorial Malvinas, un monumento que rinde tributo a los 649 soldados que cayeron en la lucha por las Islas, una propuesta que pone al visitante como protagonista e invita a un momento de reflexión en el paisaje costero.

En el mismo lugar se encuentra emplazado el Faro de Río Negro, que data de 1887 siendo el más antiguo de la Patagonia, que impone con su presencia y que, junto con el Memorial, componen una parada “obligada” para las y los visitantes de El Cóndor.

El Faro de Río Negro, que data de 1887 siendo el más antiguo de la Patagonia.

En la 2da Bajada del Faro se extiende una playa con servicio de guardavidas y baños públicos. Este sitio es uno de los lugares ideales para apreciar la Colonia de Loros Barranqueros  más grande del mundo, cuyos nidos son cavidades en los acantilados.

Los loros nidifican en las barrancas que dan al mar y que comienzan justo al lado del pueblo y siguen por muchos kilómetros. Trabajan asiduamente el mantenimiento de sus cuevas, que miden entre un metro y cuatro metros de profundidad y contrariamente a la creencia popular, el acantilado es más estable en los 18 kilómetros entre El Cóndor y El Espigón donde nifidica la colonia. Se pueden hacer salidas guiadas con el grupo @Patagoning.

Desde allí, el Camino recorre numerosas playas, comenzando por El Espigón, una de las predilectas por las personas del lugar, debido a su cercanía con la ciudad de Viedma y la villa balnearia El Cóndor.

Sus grandes acantilados proveen de reparo frente a los rayos del sol y permiten la circulación de un aire que resulta muy refrescante durante los meses de calor y ofrece condiciones incomparables para la pesca y el surf.

Al llegar, no importa la época del año, seguro encontrarás personas que preparan sus tablas, se ponen sus trajes de neoprene y se meten al mar. La calidad de las olas hace de este sitio el preferido para su práctica.

El Espigón, una de las predilectas por los surfistas.

A sólo unos 23 kilómetros de El Espigón, se encuentra La Lobería, un impactante balneario resguardado por altos acantilados que, al igual que la playa anterior, propician un ambiente muy atractivo.

Esta pequeña villa cuenta con playa de estacionamiento, una confitería, un restaurante al borde del acantilado con vista a la playa y un camping con fogones, quincho y parrillas, que se habilitará en verano.

Cuando hay marea baja, el Océano deja al descubierto enormes piletones naturales de roca que, además de ofrecer un paisaje inigualable, permiten un baño tranquilo tanto para grandes como para chicos.

El nombre de esta villa proviene de la gran cantidad de lobos marinos que hay en la zona. A tan solo 3 kilómetros de allí se ubica el Área Natural Protegida Punta Bermeja, un espacio que busca la preservación de las especies de lobos que tienen como hogar al Camino de la Costa y que, año a año, lo eligen como su sitio de reproducción en una colonia de 9.000 ejemplares.

La temporada alta de avistaje es entre agosto y octubre.

El Centro de Interpretación de la Reserva Faunística Punta Bermeja tiene recorridos, destinados al público en general, se realizan todos los días en horario de 10 a 20 y comienzan cada hora exacta, con entrada libre y gratuita. Los guardas ambientales reciben muy bien a los visitantes y los guían en el recorrido por el museo y los senderos que conectan con los miradores de la colonia de lobos.

Hay propuestas de educación ambiental, un espacio para exposiciones de artistas locales y un auditorio para charlas, en el que se proyectan videos de manera permanente con imágenes e información sobre la reserva. También un buffet con un lugar donde tomar algo y descansar.

El Centro de Interpretación de la Reserva Faunística Punta Bermeja

Luego de pasar por las playas vírgenes de Bahía Rosas, La Ensenada y Bajada Echandi, los acantilados comienzan a perder altura y es aquí, donde se ubica el pequeño asentamiento de Bahía Creek, una zona de aguas claras, rodeada de médanos suaves que atraen a turistas de toda la región, no sólo por sus playas, sino por su gran de la fauna en las costas, con una ballenas, toninas y delfines que retornan entre los meses de julio y noviembre.

Pasando este punto de la costa, uno ya entra en las playas de la zona del Puerto de San Antonio Este: Pozo Salado, Playa Winter, Playa Vinassa y Playa Orengo. Estas son ideales para encontrar paseos en un marco de mucha tranquilidad y belleza antes de empalmar con el camino que conecta al Puerto Internacional con la Ruta Nacional 3 y vivir la singularidad de deslumbrantes playas como son Saco Viejo, Las Conchillas, Punta Villarino y Punta Perdices.

Playas extensas y tranquilas.

Al llegar al San Antonio Este, debés probar su cocina regional basada en ingredientes provenientes del mar como mariscos y pescados. Hacer un alto para probar las picadas de mariscos, que sirven en los restaurantes. O sus platillos con pulpos, ostras, vieiras, langostinos, salmones, pejerreyes, entre otros y tendrás el mejor broche de oro del recorrido.

La ruta tiene obras de restauración llevadas adelante por Vialidad Rionegrina, por lo que su recorrido va a ser más que placentero en esta temporada de primavera, desde el mes de noviembre.

Finalmente, a 60 kilómetros del Puerto de San Antonio Este se encuentra Las Grutas, donde se ofrecen distintas salidas embarcadas para experimentar la ver los ejemplares de ballena franca austral, delfines y toninas que visitan las costas rionegrinas en esta época del año. O hacer buceo en el Parque submarino más grande de Sudamérica.


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