Cómo una familia transforma un motorhome en su hogar sobre ruedas: la travesía de Celina, José y Lucca
Vivían en Andorra pero dejaron la vida sedentaria por el viaje permanente. “No hace falta ser rico”, aseguran, hay que planear y poner fecha. La primera etapa fue por Europa y Asia. Cruzaron la motorhome en barco y siguieron por Sudamérica. Cómo continúa la travesía.
Hay tantas formas de viajar como personas en el mundo. Algunos buscan la comodidad de los hoteles de lujo, la seguridad de los paquetes turísticos, la familiaridad de los destinos más populares. Otros, en cambio, se aventuran con una mochila al hombro, dispuestos a perderse en senderos remotos, a descubrir pueblos olvidados, a dormir bajo un cielo estrellado. Hay quienes viajan solos, en pareja o en grupo; en auto, en moto o en bici. Y luego están ellos, Celina Comini (47), José (57) Piasentini y Lucca (14), una familia que hizo de su motorhome un hogar rodante, una casa a cuestas.
Para ellos, el viaje no es una colección de paisajes, fotos y anécdotas. Es un proceso que los ha transformado a lo largo de los caminos, una oportunidad para redefinir el significado de hogar. Su periplo alrededor del mundo ya lleva casi cuatro años, a lo largo de 30 países. Cada kilómetro recorrido, es una página de sorpresas, desafíos y aprendizajes. Suben el registro de sus viajes en su cuenta de Instagram (dandovueltas.van) y en un sitio web (dandovueltasfotos.com).
Los Balcanes, Croacia, Albania, Bosnia, Montenegro, Grecia, Turquía, Irán, Georgia, Armenia e Irán fueron la primera etapa. Cuando estaban por volver a Andorra se dieron cuenta de que se habían quedado “cortos” por lo que decidieron cruzar el charco. La segunda etapa fue la gira sudamericana. En su paso por la Patagonia llegaron hasta Tierra del Fuego y luego comenzaron a subir por la Ruta 40. Visitaron amigos en San Martín de los Andes y por estos días acamparon en Moquehue. Desde allí charlaron con RÍO NEGRO sobre cómo comenzó la idea de este viaje, cómo la llevaron a cabo y qué dificultades tuvieron en el camino. También contaron cómo sigue la aventura y respondieron a la pregunta de si existe una fecha de finalización.

Foto gentileza José Piasentini.
Cómo convertir un sueño en realidad: el viaje de Celina, José y Lucca en motorhome
Vivían en Andorra, a donde Celina y José habían emigrado luego de probar suerte en la Costa Brava española en 2002. “Yo siempre me dediqué al turismo y buscando información veía gente que había dado la vuelta al mundo. Empezamos a soñar también con eso”, confiesa José. La chispa que encendió esta aventura fue un encuentro de viajeros en España. “Nos dimos cuenta que se podía, que no era necesario ser rico para eso y empezamos a soñarlo más fuerte y con un objetivo de salir. No fue algo de la noche a la mañana”, añade.
De todas formas, la prueba de fuego llegó con un viaje de mochileros a Sri Lanka y una expedición en Namibia a bordo de un vehículo 4×4 con carpa en el techo. “Cuando volvimos estábamos totalmente convencidos de que lo nuestro era en un vehículo”, recuerda José emocionado.
El viaje también reveló cuál era el transporte más adecuado para hacer realidad sus sueños. La búsqueda del hogar perfecto los llevó a una furgoneta con una historia particular. “Yo sabía dónde estaba esta furgoneta, queríamos que sea una Sprinter 4 x 4. Llegamos de Namibia un sábado a las 10 de la noche y el domingo a las 8 de la mañana nos levantamos y fuimos a ver si estaba estacionada. Estaba en el lugar, le dejamos un cartel al dueño, que era francés, y estuvimos un mes y medio negociando con él para que nos baje el precio, porque nos pedía mucho dinero. Era solamente un furgón de carga. Después de eso decidimos empezar a juntar dinero el para camperizarlo. Camperizar es transformarla en una motorhome. Cuando la compramos era un furgón vacío. Ahora tenemos dos camas, un baño, cocina, heladera, todas las comodidades para una casa”, relata José. En diciembre, como regalo de Navidad, instalaron internet satelital lo que les permite tener conexión desde cualquier rincón del mapa, algo valorado al momento de tener que estudiar y trabajar.

Cómo es un día común y el tomar clases en motorhome
La vida en la ruta tiene su propio ritmo y arranca como en cualquier casa. “Nos levantamos, desayunamos, después le doy clases a Lucca. Una vez que terminamos nos vamos a recorrer algo o hacemos de mantenimiento de la casa o como ahora, que nos vamos al lago”, cuenta Celina.
La educación de Lucca es un capítulo aparte en esta historia. “Hay plataformas pero Lucca no está en ninguna, está desescolarizado porque las plataformas son de España y de Argentina. Él nació en Andorra y allá no existe esta modalidad. Como no estuvo escolarizado en España no puede estar en ese sistema y como no estuvo en Argentina, tampoco. Le doy clases de lo que él tiene ganas de aprender o de lo que está curioso, le vamos enseñando”, explica Celina.

Lucca encontró en el viaje su mejor aula y en este tránsito permanente descubrió su interés por la historia y la geografía que aprende en primera persona. “No solo aprende contenidos de estudio sino muchas cosas de la propia vida: tolerancia, adaptación, amoldarse a situaciones, a todo. Eso le da una flexibilidad en el día a día que nosotros yendo a la escuela no tuvimos”, reflexiona José. Eventualmente si el día de mañana deciden incorporarlo a un sistema formal, puede rendir como alumno libre.
Pero lo más sorprendente fue el despertar de la identidad argentina en Lucca. “El primer año de viaje, si bien la pasamos muy bien y encontramos gente muy hospitalaria en Turquía, Georgia e Irán, Lucca siempre decía ‘cuando yo vuelva a Andorra voy a hacer esto o aquello’. Cuando llegamos a Sudamérica fue un poco accidentado. A la semana se quebró la clavícula. Estaba dolorido y mucho no podíamos recorrer. Nos fuimos a Goya donde nos prestaron una casa para que él esté los 40 días que tenía que estar con el brazo inmovilizado. Y después salimos para el norte de Argentina. Después de los primeros tres o cuatro meses acá, empezó a decir yo aquí podría vivir”, relata José. “Fue como decir ‘lo lleva en la sangre’. Ya habla más argentino que yo”, cuenta Celina.
El viaje familiar en motorhome: las preguntas más frecuentes
“Hay tres preguntas o comentarios que se repiten muy a menudo. Uno es cómo estudia Lucca; otro de qué vivimos y el último, es ‘ese es mi sueño pero yo no puedo’. No somos ricos, el primer año salimos con ahorros. Cuando decidimos que esto tenía que ser un poco más largo empecé a buscar trabajo. Me gusta mucho la fotografía y empecé a vender también fotografía en banco de stock. Hoy en día lo que más ingresos nos da es que llevo las redes sociales de tres empresas, dos de Andorra y una de e España y eso nos da la base para poder ir tirando. Igual hemos hecho cosas en el camino. Celina empezó a vender artesanías. O por ejemplo, en Ecuador llegamos Cuenca y había una fiesta de cuatro días en la ciudad. Aprovechamos a cocinar y vender comida con otros viajeros. Hicimos más de 1.500 empanadas en cuatro días y sólo eso nos dio para vivir un mes”, explica José.
En cuanto a los gastos de viaje dice que básicamente consisten en gasoil, alimentos y actividades turísticas o entradas a museos. “Todo eso no llega ni a la cuarta parte de lo que gastábamos en Andorra en alquiler, luz, seguro de coche, combustible para ir a trabajar. Hemos reducido muchísimo los gastos. Lo más difícil de todo es tomar la decisión, poner una fecha y decir tal día me voy. Después realmente todos los miedos van desapareciendo”, agrega.
Lo más duro fueron los primeros meses, acostumbrarse a vivir todo el tiempo en un espacio pequeño. Así lo recuerdan: “nos peleábamos hasta que nos fuimos acomodando. Hasta los dos meses fue como que no habíamos tomado conciencia de que teníamos un año por delante de viaje, incluso viajamos un poco más rápido de lo que lo hacemos ahora. Viajábamos con ritmo de vacaciones, de que en un mes y medio tenés que volver”, agrega José.

El viaje comenzó con un año de excedencia y la idea de llegar a Mongolia, pero la vida tenía otros planes. Primero el Covid, después la guerra en Ucrania. “Estábamos en Turquía. Tenía que volver a trabajar y nos miramos y dijimos: esto se nos hizo muy corto”, recuerda José.
La familia envió la motorhome desde Alemania a Uruguay y comenzó a recorrer Sudamérica, en junio del 2022. Primero fueron a Corrientes a visitar familiares. “Luego Salta, Jujuy, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil y Paraguay. Volvimos a Argentina, por la Ruta 3 llegamos a Ushuahia y ahora estamos subiendo por la 40”, enumera José. El paso por la Patagonia fue un capítulo inolvidable, pero también un descubrimiento inesperado. “Me sorprendió la cantidad de campers europeos que hemos visto en el sur. La gente destaca la hospitalidad y amabilidad del argentino”, afirma.
La familia no tiene una fecha de finalización para su viaje. “De momento vamos a ir a Mendoza porque tenemos que renovar el pasaporte de Lucca, después iremos a Santiago de Chile y volveremos a Argentina para recorrer San Juan, San Luis, Catamarca, Chaco y Formosa”, adelanta Celina.
Lo que impulsa a esta familia es el deseo de seguir aprendiendo y creciendo juntos, de seguir escribiendo su historia, sin mandatos. “Yo necesito un parate como para descansar un poco del viaje y retomar”, admite Celina. Sin embargo, la aventura continúa, porque como bien saben los tres el camino es el destino.
El viaje familiar en motorhome: del susto grande a la solidaridad
La aventura de Celina, José y Lucca tomó un giro inesperado en Uruguay, cuando Lucca sufrió una fractura de clavícula. “Fue un susto grande”, recuerda Celina. “Estábamos en Punta del Este cuando ocurrió el accidente”. A pesar de la preocupación inicial, la familia encontró rápidamente apoyo en la comunidad viajera y en el sistema de salud local.
“Teníamos un seguro de viaje español, y la atención fue muy rápida y eficiente”, explica José. “Además, conocimos a una viajera en Piriápolis que nos conectó con gente en Punta del Este, lo que facilitó mucho las cosas”.
Tras la atención inicial en Punta del Este, la familia se trasladó a Goya, donde cuentan con el apoyo de familiares. “Mi primo es traumatólogo, así que pudimos consultar con él y tener una segunda opinión”, comenta José. “Esto nos dio mucha tranquilidad y nos permitió seguir adelante con nuestro viaje”.
Este episodio puso de manifiesto la importancia de contar con un seguro de viaje adecuado y de la red de apoyo que se crea entre los viajeros. “A pesar del contratiempo, nos sentimos arropados en todo momento”, enfatiza Celina.
José, Celina y Lucca son dandovueltas.van en las redes y en la web dandovueltasfotos.com
Dato
- 30
- países llevan recorridos en familia a lo largo de este viaje que está por cumplir 4 años
«Lagos lindos hay en todos lados. Lo que marca la diferencia es la gente que te vas cruzando, que te hace sentir bienvenido”.
Dandovueltas.van
“Los lugares que nos quedaron en el corazón son aquellos donde hay personas con la que aún hoy estamos en contacto. Nos pasó en Irán, Georgia, Venezuela y en Argentina obviamente”
Dandovueltas.van
Hay tantas formas de viajar como personas en el mundo. Algunos buscan la comodidad de los hoteles de lujo, la seguridad de los paquetes turísticos, la familiaridad de los destinos más populares. Otros, en cambio, se aventuran con una mochila al hombro, dispuestos a perderse en senderos remotos, a descubrir pueblos olvidados, a dormir bajo un cielo estrellado. Hay quienes viajan solos, en pareja o en grupo; en auto, en moto o en bici. Y luego están ellos, Celina Comini (47), José (57) Piasentini y Lucca (14), una familia que hizo de su motorhome un hogar rodante, una casa a cuestas.
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