Y un día, levantó el guante…

El duelo fue a sable. Torsos desnudos en aquel amanecer del 21 de octubre del ´70 en Canelones. Al entrevero se había llegado vía el tumulto de pasiones por donde suele ir la política. El periodista y político Manuel Flores Mora se sintió ofendido por una nota escrita por Julio Sanguinetti en “Acción”. Entonces desafió al columnista y al director, otro colorado que también llegará a presidente del Uruguay hacia mediados de los 2000: Jorge Batlle. “Con cualquiera de los dos”, había disparado Flores Mora. Y en esta épica el retador se pareció a un argentino que la historia no necesariamente tiene presente. Un espíritu inquieto muy similar al de Sanguinetti y al del mismo Flores Mora. Inquieto. Liberal. Talentoso. Uno de los arquitectos de la Reforma Universitaria: el cordobés Deodoro Roca. Definidamente crítico del dogmatismo y conservadurismo que signaba los pasos de la Iglesia Católica cordobesa, en la década del ´20, Roca atacaba duramente al diario ultraderechista “Los Principios”. Vocero de aquella y conducido por la familia Nores Martínez, el diario devolvía con furia los mandobles de Roca. Entonces, un día, éste retó a duelo a toda la conducción del Episcopado de Córdoba, a cuanto Nores Martínez existiese y a todos los empleados del diario. “No pregunto cuántos son, sino que vayan saliendo…” Pero no hubo duelo. Sin embargo, muchos años después, del otro lado del Plata, sí lo hubo en Canelones. Julio Sanguinetti recogió el guante tirado por Manuel Flores Mora. Se encontraron un amanecer. A espada. Torsos desnudos. Otro duelo en la larga tradición duelista que signó desde muy lejos la historia a la política oriental. Cuando el encontronazo llevaba algo más de un minuto, con agilidad y reflejos de felino, Sanguinetti tajeó profundo el antebrazo de Flores Mora. Final del duelo. Honores salvados. Hace algo más de una década, Julio Sanguinetti llegó a Bariloche invitado por el entonces ministro de Gobierno de Río Negro, Iván Lázzeri para hablar de eso que el expresidente uruguayo asume con pasión desde adolescente: la política. Entrevistado por este diario, surgió el duelo con Flores Mora. “Y, la política… la pasión a que nos lleva”, comentó sonriendo. Esa pasión que él equilibra con su otra pasión: la pintura. Hablar horas de Xul Solar. O de Pedro Fígari, aquel abogado uruguayo que la historia identifica con el “pintor de negros”. O “Del candombe”. Y al que Julio Sanguinetti rinde homenaje escribiendo un libro que bien vale para conocer.


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