¿Cómo actuar ante la muerte súbita? La importancia del RCP

Tras el fallecimiento del músico Palo Pandolfo, esta causa de deceso volvió a ponerse bajo el foco y trajo consigo un debate sobre los métodos de prevención y reanimación. La importancia de la RCP y los desfibriladores en ámbitos públicos.

En las últimas horas, tras el fallecimiento del músico Palo Pandolfo, la frase volvió a aparecer en todos los títulos: “muerte súbita”. Y como ocurre siempre que se habla de esta causa de deceso, también se reiteró la importancia de la reanimación cardiopulmonar, más conocida como RCP. Pero para comprender mejor de qué hablamos cuando mencionamos estos términos, es fundamental repasar algunos conceptos básicos.


Primero, debemos entender que la muerte súbita es una muerte natural, de causa cardiovascular, que se produce en forma inesperada. Se caracteriza por el corto intervalo desde el inicio de los síntomas desencadenantes hasta el fallecimiento, que suele ser menor de una hora. Por lo general, la muerte súbita acontece durante el sueño, e incluso puede ocurrir cuando la víctima ha sido vista en buenas condiciones 24 horas antes de su fallecimiento. Es ese caracter sorpresivo el que la vuelve una de las causas más temidas.

Según datos de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), la muerte súbita representa el 50% de las muertes cardiovasculares y un 25% del total de las muertes en adultos. Aproximadamente la mitad ocurre en personas sin enfermedades cardíacas conocidas, siendo ésta su primera y única expresión. En Argentina, se estima que la muerte súbita afecta a 40.000 personas por año; y la mayoría de los casos ocurren fuera de los centros médicos asistenciales.

Además de esto, las personas que tienen entre 45 y 75 años de edad se encuentran dentro del grupo etario más afectado por la muerte súbita, con un predominio de la población masculina; aunque también se puede dar cuenta de un incremento en el sexo femenino, que actualmente representa el 35%.

Según explicó la doctora Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC, “la causa más frecuente de la muerte súbita en mayores de 35 años es la enfermedad coronaria y, en menor medida, miocardiopatías, valvulopatías e insuficiencia cardíaca. La vía final más común son las arritmias ventriculares complejas, como la taquicardia y la fibrilación ventricular, generadas o desencadenadas por factores hemodinámicos como, por ejemplo, variaciones del sistema nervioso autonómico, alteraciones hidroelectrolíticas, el consumo de ciertos fármacos, entre otros”.

Los desfibriladores también son fundamentales para ayudar en las maniobras de supervivencia.


Para El Haj, además de generar conciencia en la población sobre la importancia de disminuir los factores de riesgo cardiovascular, como la presión arterial alta, los niveles elevados de colesterol, la diabetes, la obesidad, el tabaquismo, entre otras cuestiones; también es importante actuar con rapidez cuando esta situación se hace presente. Pero, ¿qué debemos hacer ante un caso de muerte súbita?

“La detección precoz del paciente en paro, la pronta activación de la cadena de supervivencia, el entrenamiento de la población general en maniobras de RCP básicas y la disposición y uso de desfibriladores externos automáticos (DEA) en forma temprana, son eslabones básicos que mejoran de forma significativa las tasas de supervivencia”, aseguró la doctora.

Al mismo tiempo, añadió que “si una persona cae inconsciente de manera imprevista, lo primero que hay que hacer es llamar al servicio local de emergencias médicas y comenzar rápidamente las maniobras de RCP, ya que se calcula que, por cada minuto de demora, se pierde un 10% de posibilidad de sobrevida y más allá de los 5 minutos, la probabilidad se reduce considerablemente. La RCP puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, por lo cual es fundamental que todos realicen un curso de capacitación”.


Normativa



La Ley 27.159 para la prevención de la muerte súbita busca promover la concientización, el acceso y la instrucción básica de la población en maniobras de reanimación cardiopulmonar y en la utilización de desfibrilación automática externa.

Asimismo, esta normativa propone desarrollar un sistema de estadísticas de muerte súbita a nivel nacional, registrar los desfibriladores externos automáticos y definir la cantidad necesaria de éstos en el ámbito público y privado.


Algunas claves para realizar la RCP



– En primer lugar, verificar que la escena sea segura. Si la víctima no responde y no respira con normalidad (o sólo jadea/boquea) llamar al servicio de emergencias y, mientras tanto, comenzar con la RCP.

– Hay que asegurarse de que la víctima esté tendida de espaldas y sobre una superficie firme y plana. Acto seguido, retirar su ropa para dejar el pecho descubierto.

– Colocarse de rodillas de manera perpendicular al cuerpo de la víctima, ubicar la base de una mano en el centro del pecho (sobre la mitad inferior del esternón) y la otra por encima de la primera.

La reanimación cardiopulmonar, más conocida como RCP, es el método más importante para intentar prevenir la muerte súbita.


– Con los brazos firmes y sin flexionar los codos, comenzar a realizar compresiones con fuerza, rápidamente y de forma constante (el ritmo y frecuencia debe ser entre 100 y 120 compresiones por minuto).

– Luego de ello, debemos dejar que el tórax vuelva a su posición normal, y realizar las compresiones hasta que la víctima se recupere, o hasta la llegada de la ambulancia.

– Una vez que la ambulancia arribe, serán los encargados de realizar la desfibrilación precoz.


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