Crimen de Plottier: la acusación dijo que la imputada actuó con «saña» y «deseo de tortura»

La fiscalía y la querella coincidieron en que las pruebas indican que planificó el robo y luego asesinó al hombre para procurarse impunidad. Le pidieron al jurado popular que la declare culpable del homicidio doblemente calificado.

La fiscalía y la querella le pidieron hoy al jurado popular que declare culpable a Sara Miranda del homicidio doblemente calificado de Roque Mora, ocurrido el 10 de julio de 2020, en la ciudad de Plottier. Ambos acusadores coincidieron en que la imputada ingresó ese día a la vivienda con el fin de robarle, que lo lastimó hasta que le dijera dónde guardaba el dinero y que lo asesinó para procurarse impunidad.

Durante una hora el fiscal jefe, Agustín García, fundamentó su teoría del caso. Dijo que lo que había que analizar eran «pruebas, no discursos». Planteó que la imputada entró a la casa de la víctima ese día en dos oportunidades y que no lo hizo para pedirle trabajo, porque ya había sido su empleada, sino que buscaba robarle. Actuó, afirmó, con «saña» y «deseo de torturar.»

Sostuvo que el hombre de 73 años era una persona con dificultades para desplazarse, que no tenía fuerza, débil y «fácil de doblegar», con una salud deteriorada por la diabetes, quebrado emocionalmente tras la muerte de su esposa hacía un mes. Remarcó que «era un jubilado, no una persona poderosa.»

Aseguró que Miranda merodeó la casa antes de entrar, que estaba «acechando» el lugar y que esa no es la «actitud de alguien que va a hacer algo lícito». Remarcó que las antenas de telefonía señalaron que ella hizo uso de los datos de su teléfono, lo cual, marcó, habla de una actitud que no era la de una persona perdida ni desorientada. Lo mismo cuando las cámaras la tomaron al salir de la vivienda.

García mencionó las 117 lesiones que presentaba el cuerpo y subrayó que la imputada no tenía ninguna herida de consideración. «Eso no es compatible con abuso», dijo.

Resaltó que Mora «no tuvo tiempo, ni posibilidad de hacer nada» y que Miranda le provocó dolor de forma consciente.

Sobre la biografía de la mujer se limitó a decir que tuvo una «vida desgraciada y uno lo lamenta», pero que el perito forense declaró que no presentaba alteraciones de sus facultades. También lo citó para aclarar que había una asimetría entre ambos ya que ella era joven, ágil y fuerte y él era un hombre debilitado.

Silvina Fernández Mendaña y Gustavo Lucero están a cargo de la querella particular. Foto Florencia Salto.

La abogada querellante, Silvina Fernández Mendaña, planteó que todas las empleadas que tuvo Mora en su casa, encargadas del cuidado de su esposa, declararon que él fue respetuoso con ellas. Sí es cierto, relató, que a algunas les ofreció mantener una relación de noviazgo pero cuando ellas se negaron, dijo, él lo aceptó, no las sometió, ni se impuso.

Enfatizó en que «no se trata de una cuestión de género», sino que lisa y llanamente de una «supremacía de fuerza» frente a un hombre que no opuso resistencia. «Lesionó salvajemente a Roque para obtener un único fin: robarle», agregó. Y manifestó que toda la agresión fue para la imputada «su gran hazaña

Su colega, Gustavo Lucero, volvió a recurrir a la pizarra blanca que había utilizado durante los alegatos de apertura y escribió su evocación a los diez mandamientos cristianos: no robar, no maltratar, no matar. Remarcó que mujeres y varones nacen, dijo, iguales ante la ley, y ninguno tiene derecho a matar.

Introdujo, lo que anticipó sería una estrategia de la defensa, de que el caso no podía ser analizado desde la perspectiva de género. Finalmente sucedió que la defensa no empleó ese concepto en su alegato, pero el abogado hizo su propia interpretación del mismo.

Expresó que la perspectiva «si o si tiene que ver con una situación de desequilibrio en la relación del hombre y la mujer». «La perspectiva de género, y por ejemplo el femicidio, tiene que ver con el hombre que teniendo una cuota de poder mayor, mata a una mujer. Por eso cuando se habla de perspectiva de género, subrayó, «se tiene que agregar que debe existir asimetría de poder.» Lo que, manifestó, no ocurrió en este caso, sino que fue al revés.

Lucero mencionó que «perspectiva de género no significa que una vida, la de la mujer sea más importante que la vida del hombre, perspectiva de género tiene que ver con ir en auxilio de aquella mujer que está siendo vulnerada por un hombre, por el cual existe una asimetría de poder, y a esa mujer hay que asistirla.»

«Decir que Sara Miranda actuó con perspectiva de género o que hay que tener perspectiva de género para analizar la conducta de Sara Miranda es claramente concederle impunidad a quien cometió un homicidio», apuntó el querellante.

Sostuvo que la imputada «no tiene nada que la justifique» y que ella al asesinar a Mora «también mató a sus hijos», «los mató en vida». Le indicó al jurado que si la declaran culpable enviarán «un mensaje a toda la sociedad, el mensaje de que tenemos que respetar la vida, con la vida no se juega» y que será «un mensaje de paz, un mensaje contra la no violencia. La violencia no sabe de colores, la violencia no sabe de género, es violencia y todos sufrimos, seamos hombres o seamos mujeres, y sino fíjense como está sufriendo la hija de Roque Mora».


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