Crimen de Plottier: el jurado define si declara culpable a Sara Miranda

La hija de la imputada le pidió hoy disculpas a la familia de la víctima. Mañana está previsto que sean los alegatos. Luego el tribunal popular pasará a deliberar para establecer si es culpable o no del homicidio doblemente agravado de Roque Mora.

“Me dijo que el hombre había querido tener relaciones con ella y ahí llora y dice: “me perdí hija, no sé lo que me pasó, el señor me abandonó”.

Rosana es la hija mayor de siete hermanos. Tiene 33 años y está sentada frente al jurado popular. En diagonal se encuentra su mamá, Sara Miranda, imputada por el homicidio doblemente agravado de Roque Mora, ocurrido el 10 de julio de 2020, en Plottier. Esa será la única referencia al hecho que realizará. El Código Procesal Penal le da la facultad de abstenerse de declarar por su vínculo afectivo, aún así avanza.

Su testimonio, el anteúltimo de la jornada de hoy, estuvo enfocado en la biografía de Sara: una mujer de 47 años, que fue abandonada por su propia madre en Cáritas, que no terminó la escuela primaria, que sufrió abuso sexual desde niña, lo que conllevó a que su primer embarazo lo transitara a los 13 años, que por períodos vivió en la calle, que vendió pan y empanadas para sobrevivir, que sus parejas ejercieron violencia de género contra ella, que vio morir a uno de sus hijos en un incendio, que tuvo intentos de suicidio que ella y sus hermanos presenciaron, y que pese a que se autoexcluía en el casino, no podía dejar de jugar compulsivamente.

Si bien inició tratamientos con equipos de salud, nunca logró tener regularidad. Recién consiguió continuidad luego de ser acusada de un crimen: actualmente concurre periódicamente a su psiquiatra en el hospital Heller y su psicóloga en el Centro de Salud de San Lorenzo Norte, mientras se encuentra en prisión domiciliaria. “Mi mamá ya no habla, se la pasa acostada”, señaló Rosana.

Antes de retirarse, le pidió disculpas a la familia de Mora. Uno de los hijos de la víctima le gritó: “tu mamá fue a robar, eh, se llevó toda la plata”.

Después de oír a 26 testigos durante cinco audiencias mañana será el turno de que el jurado escuche los alegatos de clausura y pase a deliberar.

La fiscalía y la querella remarcarán que no hay dudas sobre la autoría: las cámaras de seguridad y las antenas de telefonía celular la ubican a la imputada en la vivienda del hombre de 73 años, que vivía solo, y estaba en pleno duelo de su esposa, fallecida hacía apenas un mes. Miranda era una de las tantas empleadas que contrató para que la cuidaran. Ese día fue a verlo para pedirle trabajo. No sólo se la cruzó una testigo, que posteriormente la reconoció, sino que se corroboró que había una huella de ella en uno de los envases hallados alrededor del cuerpo de la víctima, que recibió 117 lesiones y prácticamente no se defendió. Tenía dificultades para caminar y una úlcera en una pierna producto de su diabetes.

Los acusadores sostienen que la mujer actuó con saña y premeditación: buscaba robarle 50.000 pesos, que tenía escondido en un patio interno, dentro de una carpa y que nunca fue encontrado. Utilizó ese dinero, señalaron, para pagar parte de las deudas de alquiler y las que había contraído por juego.

Si su teoría del caso prospera y la encuentran culpable, la pena será de prisión perpetua.

La defensa mencionó en la apertura del juicio que el escenario había sido el de una agresión sexual, y discutirá la calificación por una menos gravosa.

En números

26
testigos declararon durante las 5 jornadas del juicio por jurados, que comenzó el lunes 13 de septiembre.
2
días es el plazo máximo que puede extenderse la deliberación del jurado, luego de las instrucciones.

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