¿El MPN sigue en el poder o perdió y gobernará un nuevo partido?

Fernando Lanza*


El resultado visto solo desde el sistema de partidos no explica el cambio en Neuquén. Las elecciones definieron el fin de un ciclo político y el traslado de poder de un dirigente a otro.


No caben dudas que el MPN perdió las elecciones. Ya no tiene sobre sí, ese halo imbatible que traía hasta el 16 de abril de 2023. Ahora se le puede ganar. Dicho esto, propongo pensar varios elementos que se fueron discutiendo en la última semana para comprender el fenómeno político electoral que ocurrió en Neuquén. Su electorado, por mayoría simple optó por un nuevo representante en el poder ejecutivo, que construyó su candidatura en un nuevo partido político. Sumando expectativas de recuperar lo que la provincia perdió. Rolando Figueroa, se construye como figura política dentro del partido político que gobernaba la provincia. Nunca dejó de lado, su identidad neuquina y siempre la reivindicó para poder llegar al electorado. No fue el único caso, en realidad lo hicieron todos – Koopman; Rioseco; la izquierda y en menor medida Eguía- con distintos focos sobre las necesidades de la provincia. El partido político es una estructura jurídica que tan solo compite con otras.

Ya no son como hasta los años 2000 en nuestro país que la pertenencia a un partido político determinaba una disposición ideológica, una forma de ver la provincia y el país. Ahora, en los partidos políticos existen candidatos que piensan distinto entre ellos, tienen distintos programas e incluso distintas opiniones sobre temas de agenda. Las internas, ahora son abiertas y todos compiten contra todos; casi nada se resuelve dentro del partido, todo se saca a la opinión pública y se somete a debate mediático.

Porque los partidos políticos se han fragmentado en cientos de pedazos en los temas de agenda. Y es por eso que los candidatos intentan polarizar constantemente para lograr “amasar” una mayoría que los vote. Mientras el mundo político partidario se fragmenta, los actores políticos se polarizan por medio de sus enunciados.

Decir que el MPN, sigue gobernando en Neuquén es no terminar de ver lo que ocurre en el fenómeno electoral neuquino. Coincido con Grabriel Rafart y Graciela Iurno sobre la existencia del fenómeno en sí pero no como se lo trata o denomina. Rafart explica que el cambio provino de un vicegobernador -comparando en la historia reciente del exgobernador Sobisch lo mismo que ha logrado Figueroa- dejando al desnudo que construye una falacia ecológica, ya que fuerza y alinea a los datos históricos para que expliquen lo que necesita explicar. Pero cierra diciendo que nada cambió ya que sigue gobernando el MPNi. Graciela Iuorno, en igual línea, coincide que fue una interna provincial pero ya le deja la libertad a Figueroa de ser un ex dirigente del MPNii -no arriesga tanto como Rafart-.

Otro MPN


Queda una pregunta por responder: ¿ es el MPN de hoy el mismo que el MPN fundado por los hermanos Sapag en los años 60 ? Seguro que no. El intento de refritar las ideas de hace 5 décadas “de luchar contra la nación defendiendo los recursos de la provincia” ya no alcanzó acompañado con un dibujo del mapa de la provincia. Y paralelamente, el electorado, no vota partidos, vota personas. Por todo ello, el fenómeno electoral visto solo desde el sistema de partidos no explica casi nada el cambio político que se ha producido en Neuquén. Poco importa decir que el MPN sigue gobernando por medio de otro dirigente, ya que fueron las elecciones las que definieron el traslado de poder de un dirigente a otro – por caso del grupo liderado por Jorge Sapag a manos de Rolando Figueroa-.

Es un error pensar que el poder se discutía -o aún se discute-dentro del MPN; como que solo ahí se encontraba el locus de la discusión. Si algo caracteriza a una sociedad democrática es que exista un rasgo revolucionario sin precedentes donde el poder llega a ser es un lugar vacíoiii, como garante de la unidad social, un lugar que nadie puede apropiarse ni encarnarse, que tan solo se traslada de un dirigente ó representante a otro cuando hay cambios y si los ratifican otorgando la reelección o continuidad por un período más.

Los electores votan personas que representan proyectos de provincia, entre otro de los factores que determinan el votoiv. Por ello, la discusión del poder no pasa por dentro de los partidos políticos y mucho menos por las colectoras. Existe una identidad política por fuera de los partidos políticos, y los dirigentes lo saben, perciben que sus partidos están débiles para contener esa identidad política e intentan atrapar parte de esa identidad, atraerla. Los partidos son tan solo parte de un mecanismo visible de lo procedimental. Los candidatos están frente a una paradoja simple: mientras que sin los partidos no se pueden presentar a elecciones también sienten q con los partidos no les alcanza en nada para lograr sus objetivos.

Estamos viviendo el proceso democratizador a pleno, usándolo a satisfacción: hay reelección y continuidad si se está gobernando bien en opinión de la mayoría y si las mayorías entienden que no se han hecho bien las cosas determinan un cambio en el poder político.

Mientras la sociedad argentina, padece una de las crisis económicas más importantes de su historia reciente, evaluó y determinó por medio del voto que los últimos dos presidentes no tengan posibilidad de reelección -Mauricio Macri y Alberto Fernández-. La sociedad política usa las herramientas democráticas a pesar de sufrir inflación y un deterioro constante de su calidad de vida. Es cierto que el presente proceso democrático iniciado en 1983, no es exitoso en resultados económicos y consecuencias sociales pero sí lo es en la resolución de los conflictos. Se desterró la violencia e intolerancia extrema a pesar de las diferencias respetándose las reglas de juego y los resultados. Y lo más importante, los ciudadanos hacen uso de las reglas de selección -limitadas por cierto- determinando el inicio y el fin de un ciclo político. Eso hace a la democracia en su esencia.

* Politólogo, Magíster en Estudios Electorales ( UNSAM), Especialista en Políticas Pública (Di Tella)


Notas

iii Se prohíbe a los gobernantes apropiarse del poder, sometidos a una reposición periódica por medio de una competencia reglamentada y con una aceptación expresa de los resultados electorales, otorgando certeza a la sociedad política de quienes gobiernan o dejan de gobernar. Logrando así de ésta forma la solución de los conflictos por vías pacíficas. Lefort, Claudie (1985). “El problema de la democracia”. Revista Opciones 6.pp 73-86.

iv En un estudio estadístico propio por medio de un muestreo provincial, en febrero de 2019 para determinar los factores determinantes del voto al MPN, se despejaron cuatro (4): la imagen personal de Omar Gutiérrez como candidato a la reelección; una fuerte identidad partidaria con el partido MPN y dos factores que subyacían en el imaginario neuquino “que el MPN era el único que garantiza la defensa de Neuquén contra el centralismo de Bs As y que un gobierno del MPN era el único que garantiza la defensa de los recursos frente a Nación”.


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios



Este contenido es exclusivo para suscriptores

Ver Planes ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora