Efecto Franco Colapinto: las escuelas de karting le dan forma a un nuevo sueño del pibe
La llegada de Franco Colapinto a la Fórmula 1 hace un año, impulsó a una generación de chicos a dejar de lado el fútbol, el básquet o el tenis, y volcarse al automovilismo. La escuela de pilotos que funciona en General Roca es el nexo para que ello ocurra.
A veces el sueño del pibe suele tener forma de pelota, a veces no. El reflejo de los ídolos se mete en la piel de los que están de este lado y querer ser como ellos, es el primer paso hacia la materialización de los sueños. Un claro ejemplo es el de Lionel Messi. Más que un futbolista, casi un súper héroe para los chicos.
En el lugar más alto del podio naturalmente está el fútbol. Por tradición, es el objeto del deseo indiscutido del piberío nacional. Sin embargo la irrupción de una primera figura en un deporte no tan tradicional, trastoca sus cimientos, lo hace popular y suele ser el disparador emocional para que el ídolo emergente pase a ser el espejo donde todos quieren mirarse.
Pasó en el tenis con Guillermo Vilas, que hizo masivo al deporte de la raqueta y la pelotita en los 70’ y 80’, sucedió con Las Leonas en el hockey en los 2000, y también en algún momento con la aparición estelar de la Generación Dorada, que refundó el básquet argentino y lo hizo aún más popular.
Pero a veces, el sueño del pibe puede llegar a cambiar de formas. Ya sin pelotas, raquetas o stick, para pasar a moverse en cuatro ruedas. La figura ascendente de Franco Colapinto en la Fórmula 1 se metió de lleno en el universo de la idolatría, y desde hace un año las consultas en escuelas de karting se multiplicaron.

“Nosotros comenzamos con el proyecto de la escuela en mayo del año pasado y poco después lo hizo Franco en la Fórmula 1. A partir de ahí hubo un llamado masivo de consultas de cómo eran las clases y demás. No tenemos referencias del año anterior porque el debut de él y nuestra apertura fue casi en simultáneo, pero claramente notamos un mayor número de consultas de los papás de chicos que querían subirse a un karting y aprender a manejar”, nos cuenta Juani Álvarez, propietario de la pista y de la escuela de pilotos que funciona en General Roca.
La proyección que a veces hacen los padres, en muchos casos suelen ser más ambiciosa que las expectativas de los propios chicos. “Algunos padres han llegado a preguntar si se puede hacer lo que hizo Franco. Claro que se puede, hay que trabajar mucho y alcanzar un montón de metas. Desde acá y de cualquier lugar”, amplía Álvarez que se subió a un karting por primera vez en el 2014, para después pasar a la Monomarca Gol, al rally y al rally cross.
La otra rueda de este proyecto es Javier Romera, ex campeón argentino del Turismo Nacional y que como la mayoría de los pilotos, comenzó su carrera arriba de un karting. “Un día Juani me comentó la idea de poner una escuela. Le dije que lo iba a acompañar, pero con un asesoramiento, con alguna charla… Pero se venía el tiempo de la inauguración, estaba todo listo, pero faltaba un profe. Fue ahí que le dije que se quedara tranquilo, que las clases las iba a dar yo”.
En otros tiempos, la ligazón con un deporte y sus ídolos llegaba sólo a través de la televisión, los diarios y también desde las gradas, para los que tenían la posibilidad de asistir a un partido o a un evento. Hoy, las multiplataformas hacen su papel y profundizan el vínculo. “La serie de Senna y la de la Formula 1 (“Drive to survive”) por ejemplo, se conjugaron con la aparición de Colapinto para que las consultas aumentaran y que haya un interés mayor por la actividad. Hoy hay chicos que hablan de la Fórmula 1 y quizás antes de Franco o las series que te nombraba, jamás se hubieran acercado a este deporte. Hoy quieren ser como ellos”, asegura Javier, que comenzó a correr en karting a fines de los 80’ y lo hizo por cuatro años seguidos antes de pasar a los autos de carrera.

En el caso particular de Romera, el arraigo fue fundamental para volcarse al automovilismo. “Yo empecé a correr en karting porque mi viejo era preparador de karting. También profesor de tenis. Mi hermano se hizo tenista y yo fui por los fierros. Antes, si no tenías esa tradición, era difícil meterse en una actividad así”.

Juani Álvarez aclara que la escuela de pilotos “está más enfocada o tiene un soporte mayor para las personas que no vienen de familias ligadas al automovilismo, que generalmente tienen la puerta abierta y el camino más allanado para desarrollar la actividad. Los que no, lo ven como algo imposible, muy difícil y para otros. Pero nosotros, desde la escuela podemos ser el puente y el nexo para que una persona que jamás estuvo ligada al automovilismo de ninguna forma, y de repente siente curiosidad por hacerlo, pueda prepararse para correr”.
Romera destaca el valor primordial para encarar esta disciplina. “Te tiene que gustar, eso es fundamental. Y saber que esto es un camino largo. Cuando vos escuchás todo que debieron pasar los pilotos para llegar, entendés que es dificilísimo. Hay que ponerle muchas ganas, que tu gente te acompañe… Esta actividad es de por sí cara y lo que nosotros hacemos es tratar de arrimarle todas esas posibilidades para que pueda desarrollarla. Antes si no te comprabas un karting, no sabías si te gustaba o no. Nosotros lo que intentamos es darle al chico todos los medios para ver si esto realmente le gusta. Después el resto va fluyendo, con ganas el resto se puede lograr”.
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