Vicente Vergauven llegó a Viedma en caravana tras obtener el título mundial de canotaje
El palista viedmense consiguió dos medallas doradas en el Mundial de maratón que se disputó en Dinamarca. "Un orgullo poder representar a Viedma y mi país".
El palista de 18 años arribó a la ciudad y fue recibido por amigos y familiares tras el logro máximo en el Mundial de Canotaje en Dinamarca. Foto: Marcelo Ochoa.
Una caravana recibió al campeón del Mundo de canotaje, Vicente Vergauven que se convirtió en el primer viedmense en conseguir dos medallas doradas en un mismo certamen y que marcó el podio para la delegación Argentina en Vejen, Dinamarca. «Los sueños más grandes de un deportista es ser campeón Mundial e ir a los Juegos Olímpicos», señaló el palista de 18 años.
Vergauven junto con el choelense Joaquín Catalano dejaron en lo más alto del canotaje internacional a nuestro país, al consagrarse campeones del Mundo en K2 Júnior de maratón en Vejen, Dinamarca. Atrás quedaron potencias como Hungría, España y Sudáfrica.
El año pasado avisaron con un tercer puesto y este año, fueron con toda la confianza necesaria para dar el golpe y quedarse con el máximo título en la disciplina de maratón. Y por si fuera poco, Vergauven también fue campeón del Mundo en K1.
La primera vez que un palista viedmense consigue dos medallas doradas y además, esos dos triunfos fueron los únicos de la delegación nacional en el Mundial para quedar en el tercer lugar del madallero, detrás de Hungría que fue el «1» y de España que quedó en el segundo escalón.
Por eso una caravana de autos y camionetas aguardaron por Vicente Vergauven en la plaza de los Inmigrantes de Viedma. El recorrido incluyó la costanera y luego hacia Carmen de Patagones donde se encuentra el club Piedrabuena.
«Es una alegría enorme para el club, mi familia, Viedma y Argentina traer este logro», afirmó el palista en diálogo con Diario RÍO NEGRO. Los abrazos entre la familia y amigos se multiplicó a cada paso con una sonrisa enorme para el joven de 18 años.
«Mi objetivo era ganar. Sabíamos de nuestro nivel, fuimos a competir confiados con nuestro nivel. Con mi compañero (Joaquín Catalano) tuvimos una experiencia internacional el año pasado donde logramos el tercer puesto, fuimos con esa experiencia y con ganas de superar ese puesto», sostuvo el palista del Piedrabuena.
Vicente no recuerda el primer día que se subió a un bote, porque el canotaje ya lo llevaba desde que nació y viendo a su padre Mauricio, ganador de dos medallas (bronce y plata) en los Juegos Panamericanos de 1991.
«Si digo cuando empecé a remar estoy mintiendo. Cuando me quise acordar ya estaba arriba de un bote y era tarde para volver para atrás. Desde que tengo uso de razón voy al club todos los días rodeado del río y los botes que me apasiona».
El palista viedmense también recordó que cada vez que entrenaba «soñaba con ser campeón del Mundo y ahora me toca disfrutarlo». En medio de toda esta alegría y el calor de su hogar, Vicente quiere más. Lo que todo palista de elite desea y que sólo un puñado lo consiguió: participar de los Juegos Olímpicos.
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