Esta radio y el relato de Víctor Hugo Morales, el único contacto con el mundo para seguir Qatar 2022 y Argentina en un paraíso de la Patagonia
El fin de semana largo, Alejo Pasetto partió desde Neuquén para acampar y escalar en el Área Natural Protegida Piedra Parada con un grupo de amigos. A través de una repetidora de Esquel, solo hubo una manera de seguir el partido Argentina - Países Bajos. El festejo, inolvidable, fue bañados en champagne por el dueño del camping.
A las tres de la tarde, Alejo le avisó a sus amigos que se volvía: en una hora la Argentina se jugaba el pase a semifinales en el Mundial de Qatar 2022. Ese viernes de fin de semana largo, habían salido temprano para escalar en el Cañadón de la Buitrera, siete kilómetros de maravillas naturales en el Área Natural Protegida Piedra Parada a 120 km de Esquel, ahí donde corre el río Chubut para hacer aún más lindo ese rincón de la Patagonia bendecido por su belleza sobrenatural que cada vez convoca a más visitantes a la vera de la ruta provincial 12.
Alejo llegó a la carpa en el camping Establecimiento La Buitrera minutos antes de las 16 con la idea de sintonizar el partido en el vehículo, pero no hubo caso. Observó entonces que unas diez personas se reunían alrededor de una antigua radio en una mesa ubicada al lado de la proveeduría. Se acercó y supo que ése era el único lugar para seguir Argentina – Países Bajos a través de una repetidora de Esquel que traía el relato de Víctor Hugo Morales.
Pese a los celulares de última generación, los parlantes, los intentos de activar los dispositivos, solo uno de los escaladores consiguió sintonizar en su teléfono la transmisión de la TV Pública, que se perdía y volvía. «¡Pero llegaba con una demora de unos tres minutos! Así que escuchábamos el partido en la radio y después mirábamos las jugadas en el celular, por ejemplo el tiro libre de Messi«, explica Alejo.
Después de los 120 minutos dramáticos y el empate en dos goles, siguieron los penales. Y una escena inolvidable. Mario Moncada, dueño del camping, trajo escondida una botella de champagne y la dejó a un costadito sin que nadie lo viera. «Cuando terminó, en medio de los abrazos y los festejos, nos bañó«, recuerda Alejo.
Después de la celebración, los escaladores de Comodoro Rivadavia, Bariloche, Córdoba y Neuquén siguieron un rato más la charla futbolera que después viró a los lugares a los que irían en los días sguiente. Había también cerca un nutrido grupo de brasileños, pero no hubo ninguna chicana: nada alteró la buena onda de la montaña.
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