Detuvieron al sacerdote condenado a 8 años de prisión por abusar de un menor en Allen

Los hechos ocurrieron en las instalaciones religiosas, en el año 2010. Se encontraba en libertad y el 21 de mayo fue aprehendido en su domicilio particular, en Cipolletti.

Juan José Urrutia, el sacerdote que en el 2017 fue condenado por abusar sexualmente de un menor en la ciudad de Allen, fue detenido hace pocos días luego de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) no hiciera lugar al pedido de revisión de la causa por lo que deberá cumplir con los 8 años de prisión.

Según trascendió en las últimas horas, el 20 de mayo la CSJN desestimó el recurso extraordinario que fue presentado por los abogados defensores del religioso, Guillermo Leskovar Garrigos y Juan Luis Vicenty. Y fue por eso que al día siguiente, se libró el oficio y se ordenó la detención de Urrutia quien había fijado domicilio en la ciudad de Cipolletti.

«Desde entonces está cumpliendo en una unidad policial de la zona los 14 días de aislamiento epidemiológico preventivo que exige el Servicio Penitenciario Provincial para poder trasladarlo definitivamente a un establecimiento carcelario provincial», detallaron las fuentes consultadas por este medio.

Los hechos que terminaron con la condena del exreligioso de la Iglesia Santa Catalina, en Allen, sucedieron en el año 2010 cuando Urrutia compartió bebidas alcohólicas con el menor y luego se concretó el abuso sexual en las propias instalaciones donde residía.

Cuando las autoridades de la Diócesis del Alto Valle tomaron conocimiento del hecho, ordenaron el traslado del religioso aunque no se informó a los feligreses sobre los verdaderos motivos por los cuales adoptaron esa determinación.

Lo cierto es que cuando la víctima cumplió la mayoría de edad, se presentó a la Justicia y efectuó la denuncia por lo que después de todo el proceso de investigación el sacerdote -quien actualmente tiene 51 años- llegó a juicio.

En noviembre de 2017, los jueces Fernando Sánchez Freytes, Laura Pérez y Natalia González , lo condenaron a 8 años de prisión por el delito de “abuso sexual con acceso carnal por aprovechamiento de la inmadurez sexual de la víctima y agravada por su condición de ministro de un culto religioso reconocido”.

El ahora obispo emérito Marcelo Cuenca informó en medio del juicio y por escrito que  el sacerdote ya había sido “suspendido del ejercicio ministerial público en la Diócesis” en virtud de una sanción canónica derivada de otro hecho “por la realización de actos impúdicos consentidos”.

Tiempo después el Superior Tribunal de Justicia de Río Negro confirmó la sentencia y ahora -ya en la última instancia- la Corte desestimó el recurso de revisión por lo cual la pena impuesta quedó firme.


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