Donde el fútbol se convirtió en barrio

¿El deporte o el comercio al que iban todos? En Neuquén, El Progreso también era conocido como Panadería del Sur. Pero a la hora de bautizar esas cuadras, ganó por goleada el club.

El baldío plagado de piedras sin más límites que las ondonadas de arena que el indómito viento patagónico movía a su antojo y los arcos sin redes. Sólo quedan en el recuerdo de los que pasan los 50 y las fotos descoloridas que un vecino tomó con una, por entonces codiciada Polaroid, como la que ilustra esta nota.

Sin embargo hoy esos 80×60 entre Mascardi, Chajarí, Peri y Galarza, tapizados de hormigón alisado y arcos recién pintados, siguen siendo, en el corazón del barrio El Progreso, el lugar donde chicos y jóvenes corren detrás de una pelota alimentando un sueño de crack.

Entre tantas anécdotas que guarda el predio, profundamente emparentado con uno de los berretines que identifican a los argentinos como es el fútbol, sin duda que el equipo que por aquellos años le daba prestigio a la barriada se lleva los laureles. Porque fue del club El Progreso, que cuando hubo que identificarlo para el ordenamiento municipal, le dio su nombre.

“Fue en total acuerdo con la gente del barrio. Al sector también se lo conocía como el de la Panadería del Sur, porque como en ese entonces todavía estábamos alejados del centro, el comercio era un punto de referencia para los neuquinos. Pero cuando hubo que ponerle nombre al barrio hubo coincidencia en darle el del club, que ya también nos identificaba”, relató Osvaldo Cuevas, tan protagonista de la historia vecinal que desde hace unos años preside la comisión.

El club está bajo la órbita de la vecinal, pero tramitan su reactivación en Personas Jurídicas. En el extremo oeste del predio se encuentran construido hasta el nivel del techo una oficina, vestuarios y un salón de usos múltiples de 14×8 metros.

El predio originalmente abarcaba una superficie mayor, pero en acuerdo de vecinos se priorizó un sector para que se construyera la Escuela Técnica 7, que linda hacia el norte por calle Galarza.

Los alumnos desarrollan las clases de actividades físicas en el playón del club.

“A cambio el gobierno de la provincia construyó el playón polideportivo, con infraestructura también para otros deportes, como el básquet, y cierre perimetral”, indicó Cyntia Riquelmes, quien trabaja para el desarrollo de los programas sociales, culturales y deportivos.

“Desde el club se desarrolla la escuelita de fútbol, en la que los martes y jueves de 18 a 20 asisten decenas de chicos 6 a 12 años del barrio quienes cierran la jornada con una merienda”, añadió.

Quiénes iban a ser, sino ex jugadores de El Progreso, los instructores de fútbol. “La tarea se la reparten Fabián y ‘Toti’ Puelman y ‘Tapo’ Aramayo. Pero la colaboración es de padres y madres de los chicos, porque es una actividad vecinal”, resaltó Cuevas.

“Que al barrio se le diera el nombre del club fue algo natural. Porque los vecinos se identificaban con el equipo”.

Osvaldo Cuevas, directivo del club y presidente de

la Comisión Vecinal.

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“Que al barrio se le diera el nombre del club fue algo natural. Porque los vecinos se identificaban con el equipo”.

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