Inflación de mayo: estacionalidad, indexación y FMI, las tres claves para entender el dato

El dato de inflación de mayo puso de relieve una contradicción importante: la guerra que el Gobierno dice haber librado contra la inflación no parece tal. La noticia menos desagradable detrás de tan duro guarismo es la desaceleración  en el precio de los alimentos, pero ¿es un alivio estacional?

La inflación de mayo fue de un 7,8% mensual, unas décimas por debajo del 8,4% registrado en abril, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Si hay algo “positivo” para destacar de esa comparación es que se morigeró, al menos por ahora, una dinámica que se presentaba amenazante: se trata de la primera vez desde noviembre de 2022 que el ritmo de aumentos de precios no se aceleró de un mes a otro. La realidad es que para quienes van al supermercado, necesitan abrigos ante la llegada del frío o tienen que pagar las facturas de luz, un 7,8% no difiere mucho de un 8,4%.

En un país con orden macroeconómico, 7,8% debería aproximarse más a una inflación interanual que a una mensual. En Argentina, sin embargo, el desorden es la regla, y la inflación interanual ya aceleró al 114,2% en mayo, acumulando en los primeros cinco meses del 2023 un 42,2%.

Para que el aumento de precios en una economía sea considerado “inflación”, debe ser generalizado. Argentina cumple tal condición: todas las divisiones y categorías de los bienes y servicios considerados muestran subas importantes de precios.

Dato

114,2%
Fue la inflación interanual en mayo de 2023.

Sin embargo, tales aumentos se dan de manera heterogénea y explican la distorsión de precios relativos que caracteriza a nuestra economía desde hace ya muchos años. Es por ello que, para entender por qué la inflación desaceleró y por qué sigue alta, es necesaria una desagregación.

Inflación: los precios regulados lideran


Plantear que el Gobierno está llevando adelante una lucha contra la inflación y que, al mismo tiempo, sean los precios que el Gobierno regula por ley los que más están aumentando es, cuanto menos, una contradicción.

La segunda parte de la afirmación es, lastimosamente, la correcta. La categoría del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que lideró los aumentos en el mes de mayo fue la de precios regulados, con una suba promedio del 9% con relación a abril. Se trata del mayor incremento desde diciembre de 2017.

Dato

9%
Aumento mensual de los precios regulados en mayo de 2023.

Si profundizamos y desagregamos el IPC ahora por divisiones, observamos que la inflación del mes de mayo estuvo liderada por el rubro de vivienda, agua, electricidad y otros combustibles, con una suba del 11,9% respecto de abril. Fue el único rubro que mostró un aumento de dos dígitos en la comparación mensual y en ello, jugó un papel clave el aumento de las tarifas de energía. Por otra parte, hubo también un fuerte aumento del precio del transporte público. Sí, hablamos de precios regulados.

Al respecto debemos decir dos cosas. En primer lugar, el rol del Fondo Monetario Internacional (FMI) en esta situación es insoslayable. Como parte de la renegociación del acuerdo entre el organismo multilateral y la Argentina, se consensuó la eliminación de subsidios a las tarifas y la consecuente actualización de las mismas.

Plantear que el Gobierno está llevando adelante una lucha contra la inflación y que, al mismo tiempo, sean los precios que el Gobierno regula por ley los que más están aumentando es, cuanto menos, una contradicción.

En segundo lugar, tantos años de congelamiento de tarifas con una inflación creciente y elevada provocaron que el (necesario) “tarifazo” tenga lugar en el momento menos indicado. Para ilustrar el atraso que venían mostrando las tarifas, aportamos un dato: el aumento acumulado del precio del rubro de vivienda, agua, electricidad y otros combustibles entre diciembre de 2019 y abril de 2023 fue del 247%. En el mismo período, el nivel general de precios (IPC) se incrementó un 428%.

También forman parte de los precios regulados aquellos que tienen una pauta de aumento definida por ley, a veces en base a indicadores de períodos previos, como es el caso de los alquileres y prepagas. Alquileres forma parte del rubro de vivienda, agua, electricidad y otros combustibles que, como vimos, fue el de mayor aumento dentro del IPC.  Las cuotas de medicina prepaga, por su parte, integran el rubro salud, que fue el tercero de mayor aumento dentro del IPC.

La conclusión de esto es que la influencia gubernamental directa sobre la inflación no se circunscribe a la autorización o prohibición de aumentos de determinados bienes y servicios, sino que abarca también la aprobación y promulgación de normativas que no hacen más que fortalecer la inercia inflacionaria. Esto es, la fijación de precios basada en la inflación pasada, o indexación en una palabra.

A la luz de los datos, la lucha contra la inflación luce como algo más discursivo que real. Pero si el Gobierno realmente cree estar emprendiendo tal guerra, todo parece indica que los tiros se los está dando en los pies.

A la luz de los datos, la lucha contra la inflación luce como algo más discursivo que real.

Inflación: ¿un alivio estacional?


El rubro alimentos y bebidas no alcohólicas es, acaso, el más importante del IPC. En primer lugar, por su ponderación: representa cerca del 30% de la canasta de bienes y servicios considerada. En segundo lugar, porque la variación promedio de esta división tiene un efecto directo sobre los sectores de la población de menores ingresos, los más vulnerables.

Acaso la mejor noticia en torno a la inflación de mayo fue la desaceleración en la suba de los alimentos y bebidas no alcohólicas, cuyos precios en promedio aumentaron un 5,8% mes a mes,tras aumentar 10,1% en abril y 9,3% en marzo. «Impactó la suba de pan y cereales y de leche, productos lácteos y huevos», informó el INDEC en su reporte.

Dato

5,8%
Fue la suba mensual de los precios de alimentos y bebidas no alcohólicas en mayo.

En este hecho, tuvo un rol importante el comportamiento de las frutas: fue la única subdivisión o apertura del IPC que mostró, en algunas regiones, variaciones negativas en sus precios. Se atribuye esta caída a motivos estacionales. En ese sentido, la categoría del IPC que menor aumento mostró fue, justamente, la de precios estacionales: un 6% mensual, por debajo del nivel general.

Considerando la importancia de la estacionalidad de los alimentos en la baja de la inflación y la creciente indexación, abundan las dudas en torno a la desaceleración realmente llegó para quedarse. Un último dato: pese a crecer muy por debajo del IPC, el rubro alimentos y bebidas no alcohólicas fue el de mayor indicencia positiva en el 7,8%. De no haber mediado el componente estacional, el dato de mayo habría sido mucho más duro.

Considerando la importancia de la estacionalidad en la baja de la inflación y la creciente indexación, abundan las dudas en torno a si esta baja de la inflación realmente llegó para quedarse.


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