La malla antigranizo crece en el Alto Valle

El equipo de Economía Agraria del INTA Alto Valle llevó a cabo un exhaustivo análisis técnico y económico sobre costos, beneficios y rentabilidad de las mallas antigranizo en frutales, a partir de un trabajo en montes de manzano.

El uso de mallas antigranizo es una práctica cada vez más habitual entre los productores de la región, dado que esta tecnología ha demostrado ser sumamente efectiva en una zona marcada por frecuentes episodios de granizo. La evaluación del INTA Alto Valle en las chacras de la zona refleja un crecimiento sostenido de la superficie cubierta con malla y su adopción como herramienta clave para proteger tanto la producción como la calidad de los frutos.

Esta inversión toma en cuenta tanto la malla como la estructura de soporte, los ingresos y egresos adicionales comparados con un monte de manzanos de características similares sin malla. Katherina Retamal, del INTA Alto Valle explica: “el valor de la inversión se basa en los presupuestos promedio de prestadores de servicios para la colocación llave en mano, en la zona, lo que incluye todos los insumos y mano de obra necesarios”. Y recuerda que la Ley 25.174 exime a los productores agrícolas del pago de IVA sobre la malla antigranizo y los materiales para su instalación, como postes y alambres. Por su parte, las tareas previas en el monte frutal suman un adicional aproximado de 1.100 dólares por hectárea.

La evaluación económica se realizó con un horizonte temporal de 10 años, periodo en el cual se estima la duración promedio de una malla. Al final de este ciclo, se consideró un ingreso adicional por el valor residual del soporte, cuya vida útil se extiende hasta 20 años, especifica Patricia Villarreal del equipo de Economía Agraria del INTA Alto Valle.

Los gastos e ingresos adicionales ocasionados por la malla


Los costos anuales asociados incluyen mantenimiento (un 3% de la inversión) y el proceso de pliegue y repliegue anual (1,5% de la inversión). Con un valor de instalación de 15.250 dólares por hectárea bajo el sistema llave en mano, el gasto anual generado por la malla es de 686 dólares por hectárea.

Los ingresos adicionales se calcularon tomando como referencia la variedad de manzana Red Chief. Se estimó un rendimiento promedio de 60 tn/ha, con un precio promedio de la fruta en fresco de 450 dólares/tn, y la fruta destinada a la industria a 100 dólares/tn.

Dato

US$19.950
Es el ingreso incremental en años con pérdida total por granizada gracias a la utilización de mallas antigranizo.

Según los ensayos realizados, se ha comprobado la efectividad de la malla para reducir daños por asoleado. “Los resultados de seis temporadas indican que este daño disminuye de 16% a 6% cuando se utiliza malla antigranizo. La mejora en la calidad de la fruta, al reducir los efectos del asoleado, se traduce en un incremento de los ingresos de 2.100 dólares por hectárea”, precisa Gabriel Podgornik, quien también integra este equipo de Economía Agraria.

La protección contra granizo depende de la frecuencia del fenómeno. “En años de pérdida total por el granizo, el ingreso incremental surge de la fruta que se comercializa en fresco que, de otra manera, sería vendida a la industria transformadora (jugo y sidra, entre las que absorben el mayor volumen regional)”, explica Villarreal. Por lo tanto, el ingreso incremental en años con pérdida total por granizada es de 19.950 dólares/ha.

Evaluación de la inversión


En cuanto a la inversión, la rentabilidad de la malla, medida con la Tasa Interna de Retorno (TIR) -indicador que evalúa la rentabilidad de una inversión considerando ingresos y egresos durante su vida útil-, muestra resultados positivos en diferentes escenarios climáticos.

Con una frecuencia de granizada cada seis años, que ocasione pérdida total de la producción, la TIR alcanza un 17%, y la inversión se recupera en el sexto año de iniciada. Si la frecuencia de granizo aumenta a uno cada tres años -dos en 10 años-, la TIR se incrementa al 33%, y la recuperación de la inversión ocurre en el tercer año. Por la tanto, la rentabilidad de la inversión en la malla aumenta en la medida que aumenta la ocurrencia de granizadas.

Así, el uso de mallas se convierte en una inversión clave para los productores de manzana del Alto Valle ya que no solo protege contra el granizo, también mejora la calidad de los frutos reduciendo pérdidas por descarte. Y aumenta la productividad al reducir los daños por asoleado, lo que incrementa la rentabilidad.

El análisis indica que la rentabilidad de la inversión depende más de los ingresos por la venta de la fruta que de la inversión inicial de instalación. Esto la posiciona como una solución clave para mitigar riesgos climáticos. Con un horizonte de 10 años, la inversión se recupera rápidamente, siendo una herramienta esencial para la sostenibilidad del sector en la región.


El uso de mallas antigranizo es una práctica cada vez más habitual entre los productores de la región, dado que esta tecnología ha demostrado ser sumamente efectiva en una zona marcada por frecuentes episodios de granizo. La evaluación del INTA Alto Valle en las chacras de la zona refleja un crecimiento sostenido de la superficie cubierta con malla y su adopción como herramienta clave para proteger tanto la producción como la calidad de los frutos.

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