Remolacha forrajera, alto potencial de productividad para la ganadería de la región
Evalúan las bondades del cultivo como sustituto de los alimentos tradicionales y aliado estratégico en los valles patagónicos. Un trabajo que ya lleva más de ocho años entre INTA y los productores privados.
Por INTA
A partir de la primavera 2017, cuando se sembraron las primeras 10 hectáreas de remolacha forrajera en los valles Norpatagónicos, la superficie cultivada no deja de crecer. Se trata de una zona propicia con veranos cálidos, inviernos secos y disponibilidad de agua para irrigación.
A nivel nacional, el incremento en términos anuales marca que actualmente llega a 2.000 hectáreas distribuidas en el país. Este crecimiento se corresponde con los excelentes resultados encontrados a nivel experimental en trabajos realizados en INTA Patagonia Norte y Sur, apuntalando las experiencias realizadas a escala predial por los productores, explica Juan José Gallegos del INTA Valle Inferior. “De esa manera se pudo comprobar que esta especie que se adapta a diferentes tipos de suelo y con alta tolerancia a suelos salinos”, agrega Gallego.
Desde el INTA Luis Beltrán, Veronica Favere explica que en estas experiencias se observan rendimientos de forraje superiores a las 35 toneladas de materia seca por hectárea, en zonas irrigadas. En regiones con años de escases de precipitaciones en primavera-verano se observan rendimientos de 10 a 15 toneladas. Para dimensionar estos datos, Favere recuerda que “un silo de maíz de planta entera, en promedio, no supera en estas zonas las 17, 19 toneladas por hectárea”.
Así, se realza el potencial del cultivo en la acumulación de materia seca, siendo esto mayor en zonas bajo riego. Una oportunidad que incrementa el volumen de forraje para pastoreo directo durante el invierno, cuando habitualmente es necesario recurrir a las reservas forrajeras propias o de compra.
“Alto rendimiento, adecuado balance de energía y proteína, aprovechamiento en pastoreo y excelente producción por unidad de superficie”
Graciela Garcilazo, en relación al potencial de la remolacha forrajera.
Del mismo modo, la producción de carne a partir del aprovechamiento directo del cultivo relacionada con el rendimiento de materia seca logra producciones de 1.000 a 3.250 kg. carne/ha/año, con una carga animal instantánea de 15 a 30 cabezas por hectárea, durante 110-130 días en invierno. Es significativo subrayar que todos estos datos productivos se originaron a partir de experiencias de los productores que adoptaron este sistema de producción de carne desde sus comienzos.
En estos años de trabajo conjunto entre el INTA y el sector privado, los principales avances que se realizaron con los productores y la empresa KWS Semillas, se centraron en el manejo de cultivo como principal desafío, y se trabajó en: preparación del suelo, tipo de siembra en surco o en plano, distancia entre plantas, densidad óptima, control integrado de malezas e insectos, fertilización con macro y micro nutrientes, definición del sistema de siembra y riego según el tipo de suelo, entre otros aspectos.
También se trabajó y avanzó en el aprovechamiento del cultivo en la época otoño-invernal con diferentes categorías de bovinos de carne/leche y ovinos, su periodo de acostumbramiento y formas de consumo.
La especialista en nutrición animal, Gabriela Garcilazo, técnica del INTA Valle Inferior, señala que “en la actualidad existe un cúmulo de estrategias de manejo del cultivo y el pastoreo que permiten un manejo racional y sostenible del sistema de producción con altos índices productivos”.

Algunas de las practicas evaluadas se encuentran compiladas en la publicación de Verónica Favere: “Cultivo y uso de la remolacha forrajera para pastoreo directo”, que puede ser leída de manera gratuita en la web. Recientemente desde la AER INTA Luis Beltrán y la EEA Valle Inferior se realizaron trabajos que aportarán información sobre la calidad de carne y sus principales atributos en aquellos animales terminados con remolacha forrajera.
El aporte nutricional de esta especie forrajera permite su utilización tanto en animales de recría como en terminación, simplemente requiriere una mínima complementación de la dieta con heno de buena calidad. En la categoría de engorde con destino a faena se destaca la aptitud para obtener animales gordos en pastoreo, sin necesidad de corrales de encierre y con altas ganancias diarias de peso.
Cualquiera sea la categoría animal tanto en bovinos como en ovinos, se simplifica notablemente el trabajo diario ya que no es necesario preparar raciones diariamente, sino que se maneja el pastoreo utilizando hilo eléctrico.
Los animales pastorean en espacios amplios favoreciendo su salud y bienestar.
Garcilazo concluye: “Es un cultivo con alto potencial de rendimiento, adecuado balance entre energía y proteína, fácil aprovechamiento en pastoreo y excelente producción de carne por unidad de superficie”.
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