El abrazo que esperó ocho meses: Marianela se encontró con sus hijas

Después de una espera interminable, Marianela se reencontró con sus dos hijas, Mora y Maia, en Villa La Angostura. La mamá había quedado del lado chileno cuando se declaró el aislamiento. Pudo volver al país hace 14 días. Ayer a la mañana, terminó el confinamiento.

Maía dio numerosas vueltas en la cama hasta que pudo conciliar el sueño. Su hermana menor, Mora, se había dormido después de que se cansara de imaginar mundos de colores. Las dos estaban ansiosas. Habían pasado casi 8 meses sin poder abrazar a su madre, Marianela Martínez, que había regresado hace dos semanas a Villa La Angostura, tras casi 8 meses de estar sola del otro lado de la Cordillera de los Andes.

Pero las nenas no habían podido ver a su mamá a pesar de que estaban en la misma localidad. Marianela tuvo que cumplir con el aislamiento preventivo durante dos semanas, porque había llegado desde Entre Lagos, Chile. Y el protocolo sanitario es estricto. Todos los que llegan a Villa La Angostura procedentes de lugares con circulación comunitaria del coronavirus, deben pasar por el aislamiento.

La mujer estuvo 15 días en una cabaña. Solo su madre o su abuela podían visitarla para llevarle la comida.

Marianela había pedido que las nenas no vayan a la cabaña, porque estaba convencida de que iban a sufrir mucho. Sobre todo, Mora, que tiene 5 años, y con seguridad iba a pedir quedarse con ella. Por eso, contaba con los días. A mediados de semana, desde el hospital de Villa La Angostura le informaron que el confinamiento terminaba el sábado por la mañana.

Maía y Mora sabían. Por eso, se había ido a dormir tan ansiosas la noche del viernes. Durante casi 8 meses se habían comunicado con su madre por intermedio de una pantalla de un celular. Varias veces, la pequeña Mora le había pedido, llorando, a su madre que cruzara la Cordillera de los Andes para estar juntas. Marianela cuenta que cortaba la comunicación con sus hijas y lloraba sin consuelo, en Entre Lagos.

Ayer, las nenas cuentan que se despertaron y saltaron de la cama. Dicen que comenzaron a vestirse apuradas hasta que escucharon el bocinazo del auto de la abuela, que había ido a buscar a su mamá.

Mora salió primero a recibir a su mamá. Después, se sumó Maía. “Mora estaba paradita y me abrazó y después nos abrazamos las tres y lloramos”, relata Marianela, en una comunicación telefónica a Río Negro.

“Los días no pasaban más. Se me hicieron eternos”, cuenta. Hubo noches que durmió pocas horas. “Estamos felices. Ya salimos a pasear”, comentan las nenas. “Yo estaba ansiosa; anoche me dormí como a la 1”, dice Maía, que tiene 12 años.

“Les dije que nunca más nos íbamos a separar”

Marianela

Dice que las nenas la esperaban con un mate de regalo. Después, salieron las tres a caminar por Villa La Angostura. “A mi me compraron zapatillas, azules”, afirma Mora. Maía recibió una campera.

Las nenas habían pasado el Día de la Madre sin Marianela en la casa, porque estaba aislada. Pero le guardaron todas las cartas que durante varios días hicieron, para expresarle todo su afecto.

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Un proyecto en Chile


Marianela había dejado, con sus dos hijas pequeñas, Villa La Angostura en noviembre de 2018 para radicarse en Entre Lagos, distante a 115 kilómetros, y comenzar un nuevo proyecto de vida.

Mora y Maía se había separado ocasionalmente de su mamá a principios de marzo pasado. Marianela les había dado permiso a sus hijas para que viajaran con sus abuelos paternos a Villa La Angostura, para festejar el cumpleaños del abuelo. Por esos días la pandemia, causada por el nuevo coronavirus, recién comenzaba a expandirse por Argentina.

Pero a mediados de marzo último, el presidente Alberto Fernández, dispuso cerrar las fronteras como medida de prevención sanitaria para evitar el avance del coronavirus. Esa medida separó a Marianela de sus hijas, que quedaron del lado argentino, sin poder regresar con su madre.

La crisis económica dejó a Marianela sin trabajo en Entre Lagos y comenzó a luchar para que le permitan regresar con sus hijas. Durante varios meses peleó para conseguir el permiso del gobierno argentino. Sufrió. Lloró en soledad o acompañada de Norma Elgueta, que la recibió en su hogar en Entre Lagos. La mujer la trató como una hija.

Funcionarios de la comuna de Entre Lagos escucharon el pedido de Marianela y también funcionarios argentinos. Los trámites se agilizaron en los despachos oficiales. La mañana del 16 de octubre pasado, Marianela logró retornar a Villa La Angostura.

La mujer asegura que siempre luchó con sus dos hijas para salir adelante. Ahora no será la excepción. Por estos días vivirá con las nenas en la casa de su abuela, que está sola, en Villa La Angostura. Tiene que comenzar de cero porque no tiene trabajo ni casa. “Empezamos otra etapa, pero juntas”, afirma.

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Norma, la mujer que le tendió una mano


Los meses últimos que Marianela Martínez estuvo en Entre Lagos, Chile, separada de sus hijas, fueron muy difíciles. Hubo días de mucho sufrimiento. Pero una mujer le tendió una mano y la sostuvo cuando más necesitaba que alguien la escuchara.

Norma Elgueta le abrió la puerta de su casa a Marianela, cuando ella se quedó sin trabajo y sin posibilidad de pagar el alquiler.

Durante los meses que Marianela estuvo en el hogar de Norma se sintió contenida. Por eso, ayer cuando se reencontró con sus dos hijas quiso que Norma viviera a la distancia ese momento tan especial.

Una videollamada con un celular ayudó ayer a unir las familias, separadas por una Cordillera de los Andes imponente.

“Hablo todos los días con Norma y ella dice que me extraña. Yo también la extraño”, sostiene Marianela. “Ella estaba feliz que por fin me reencontrara con mis hijas”, destaca.

“Ahora, me dice que por las dudas, no vuelva en dos años a Chile”, dice, riendo, Marianela, que solo pensaba en la forma de recuperar el tiempo perdido con sus hijas, Maía y Mora, que ayer a volvieron a sonreír con su madre.


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