Bariloche lleva otro satélite al espacio

Demandó casi 11 años para su desarrollo y fabricación. Se invirtieron 60 millones de dólares en el programa.

El enorme avión ucraniano que ya se llevó tres satélites de Bariloche en los últimos seis años aterrizará otra vez en la Patagonia esta semana para cargar el Saocom 1B, el último aporte argentino a una constelación conformada junto con Italia para observar la superficie de la tierra. Como tiene tecnología de microondas no es preciso que sea de día ni que esté despejado el cielo para que se cumpla el propósito.


Junto con otros dos aparatos los Saocom (el 1A ya está en el espacio) conforman el Sistema Ítalo Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias, gracias a un acuerdo con la Agencia Espacial Italiana.

La idea es que el satélite parta de Bariloche el viernes; es incierto aun qué día será lanzado al espacio por la empresa Space X, que ya colocó en órbita el primero de los dos.

La empresa espacial estadounidense informó que la “ventana” es mediados de marzo, pero todo dependerá de la meteorología.


Quiénes son



Los Saocom (Satélite Argentino de Oservación con Microondas) son propiedad de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae).

El inventor y constructor de este satélite, al igual que la larga lista de los que nuestro país ya hizo, desde los SAC hasta los Arsat, es Invap, una empresa del Estado rionegrino con sede central en Bariloche y actividades en los cinco continentes.

El “cuarto limpio” de Invap es un amplísimo espacio con doble barrera de aire y filtros diversos donde se terminan de ensamblar los satélites. Las medidas de seguridad en este ambiente son estrictas para evitar que partículas de nuestro planeta vayan junto al satélite al espacio.

Ese ambiente quedará este viernes vacío por primera vez en muchos años. Pero en el área espacial de Invap apuestan fuerte a la reactivación del Arsat-3, el tercer satélite de comunicaciones geoestacionario que el gobierno nacional acaba de anunciar que será retomado.

Datos clave

60
son los millones de dólares que insumió el programa Saocom. Demandó casi 11 años para su desarrollo y fabricación.
28.000
son los km/h que desarrolla el satélite una vez que esté en órbita. Completará la vuelta a la Tierra cada 4,5 horas.


En el caso de los Saocom, Invap es el contratista principal pero también la Conae hizo la integración de las antenas radar (que desplegadas miden 10 metros de largo) en Córdoba.

Los paneles solares fueron integrados por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en Buenos Aires y en un laboratorio de la Universidad Nacional de La Plata se hizo lo mismo con las mantas térmicas.

Invap hizo las dos plataformas (que es el cuerpo del satélite) y desarrolló la electrónica central de los radares SAR.

En Bariloche también existe el Centro de Ensayos de Alta Tecnología (Ceatsa), una sociedad que pertenece a Invap y la empresa Arsat (del Estado nacional), donde los satélites son sometidos a condiciones similares del despegue del cohete lanzador (vibraciones, ruidos) y de la vida en el espacio, donde la amplitud térmica es asombrosa. En su cámara de termovacío se puede llevar la temperatura a 150 grados bajo cero y luego a 150 sobre cero.


Al infinito y más allá



Este satélite será lanzado desde el mítico Cabo Cañaveral, en Florida, Estados Unidos. La versión 1A había partido el 7 de octubre de 2018 desde Vandenberg, California.

La empresa lanzadora es Space X, de capitales privados, con amplia experiencia en la actividad espacial.


Debe dejarlo en una órbita tal que, una vez fuera del cohete, termine colocándose a 620 kilómetros de la Tierra. Los dos Arsat en órbita giran a 36.000 kilómetros y a una distancia tal que siempre están sobre el mismo punto del planeta.

En cambio, los Saocom viajan a 28.000 kilómetros por hora en una órbita que corta la línea del Ecuador de manera perpendicular y pasa por los polos. Cada 24 horas cada uno da 15 vueltas en torno del planeta y cada 16 días barre el mismo exacto punto de la superficie. Con la versión dos en el espacio, esos plazos se reducen a la mitad.


Una mirada única del suelo



Los dos Saocom cumplirán un papel importantísimo en la planificación y evaluación de la agricultura, y en la detección temprana de procesos de sequía y abundancia hídrica.

Además, se podrá “obtener información de utilidad para el mapeo de la topografía terrestre y para la detección de desplazamientos del terreno”, explicaron fuentes de la Conae.

“La misión lleva al espacio una compleja tecnología de observación de la Tierra, que representa una importante mejora en las capacidades de observación respecto de los sensores ópticos usuales. Se trata de un instrumento activo que consiste en un radar de apertura sintética (SAR, por sus siglas en inglés de synthetic aperture radar), que trabaja en la porción de las microondas en banda L del espectro electromagnético”, se informó.

Lo que hacen las señales de microondas es detectar la humedad del suelo y obtener información de la superficie terrestre “en cualquier condición meteorológica u hora del día”.

“Esto es posible porque las microondas del radar son capaces de atravesar las nubes y ‘ver’ aunque esté nublado, tanto de día como de noche. Si bien tomará datos de todo el mundo, podrá saber en particular cuál es la humedad del suelo en la región pampeana”, añadió la comisión espacial argentina.

“Para nosotros el aporte agropecuario del INTA fue fundamental y en particular los protocolos aportados por Francisco Damiano, especialista en agrohidrología y física de suelos que trabajó con nosotros desde el Instituto de Clima y Agua del INTA”, dijo Laura Frulla, investigadora principal de la Misión Saocom.


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