Vaca Muerta: El viaje de la promesa a la realidad

Vaca Muerta está siendo protagonista de un largo pero a la vez placentero transitar hacia su pleno desarrollo. Tanto en la producción de petróleo como en la de gas habrá obstáculos que sortear para avanzar en la senda exportadora.

El upstream en Cuenca Neuquina está sintiendo, y protagonizando, la tensión, la expectativa y la alegría que despiertan la inminencia de un largo y tortuoso viaje, pero aún así placentero, deseado y necesario. Es fácil percibir este estado de ánimo en el mundo petrolero.

Las importantes ganancias de productividad obtenidas en las actividades de perforación y, sobre todo, de terminación, hacen levantar la vista en busca del destino final que, no será otro que el desarrollo de la formidable roca conocida mundialmente como Vaca Muerta.

Sin embargo, el viaje será aún más placentero cuando se solucionen los, obvios, problemas de logística, y de regulaciones que todavía se resisten a morir.

Las retenciones son un obstáculo que, según el gobierno, solamente responden a una coyuntura y no a una filosofía económica. Las retenciones no solo afectan la economía bajo las condiciones actuales sino que, una vez implementadas, la tentación a subirlas frente a un nuevo “viento de frente” podría ser muy fuerte.

La exportación masiva de gas de Vaca Muerta asegurará el abastecimiento doméstico a precios aceptables”.

José Luis Sureda

El desarrollo del petróleo de Vaca Muerta, que hoy tiene a Loma Campana como estandarte, va sumando jugadores de peso. Tratándose de un commodity, la construcción de la infraestructura marcará la velocidad de tal desarrollo. Pero el petróleo de Vaca Muerta enfrenta otro problema: el castigo al precio como resultado de su muy alto contenido de naftas y su relativamente bajo contenido de gasoil.

El previsible crecimiento de la producción resaltará la magnitud de este problema y, en un extremo, Argentina podría ser largamente excedentaria en naftas, pero deficitaria en gasoil. Especialmente si continúa declinando la producción de petróleo convencional.

Para evitar la “contaminación económica” habría que pensar en segmentar la infraestructura de transporte para crudo Medanito y, más adelante, tal vez resulte atractiva la inversión para la adaptación tecnológica del sector de refinación a esta nueva oferta de crudo, que también suele ser poco homogénea.

El desarrollo del gas natural es otra historia, pero que también tendrá un final feliz. El gas natural no es un commodity, su precio se determina de maneras diferentes en los distintos mercados, y su alcance económico se ve reducido por sus altos costos de transporte. El desarrollo de la industria del GNL es un hilo conductor que vincula a los mercados y, tal vez en un futuro no tan lejano, convierta al gas en un commodity.

En el caso del gas natural, la captura de mercados disparará el desarrollo de la infraestructura, al revés del petróleo. Vaca Muerta puede alimentar muchos trenes de licuefacción en el largo plazo, y este será el camino. Y este camino ofrecerá al consumidor nacional el menor precio posible compatible con el costo marginal de desarrollo de largo plazo.

El desarrollo industrial asociado al gas, es el futuro.

La exportación masiva de gas de Vaca Muerta asegurará el abastecimiento doméstico a precios aceptables, y no al revés. Y estos precios allanarán el camino al desarrollo intensivo de la petroquímica y de la industria gas-intensiva, con un enorme efecto de propagación hacia toda la economía.
Sin olvidarnos del fuerte crecimiento que tendrá la producción de GLP, para beneficio de todos aquellos que no pueden acceder a las redes de gas natural. Y, por cierto, a la balanza comercial.

Hablando del mercado nacional, es de máxima importancia la vuelta del sector eléctrico a su marco regulatorio basado en los costos marginales de producción, con cada agente procurándose su combustible mediante contratos con sus proveedores.

Tengo la esperanza que, pasada la batalla electoral, la desregulación del mercado de electricidad y del gas natural, sea rápidamente reestablecida. Este es un paso necesario, pensando en los legítimos intereses de cada eslabón de la cadena de valor.

Finalmente, pensando en el futuro de corto plazo, permítanme una palabra sobre la famosa “incertidumbre”. Por favor no cometan el error de incluir a Neuquén dentro de esta bolsa porque Neuquén, sus autoridades y su gente, con aciertos y errores, es el pilar fundamental de esta promesa llamada Vaca Muerta que, rápidamente, se está haciendo realidad.


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