En 40 días vence la adenda del contrato con Bolivia y podría disparar la importación

Las negociaciones entre ambos países se frenaron a la espera del cambio de gobierno en Bolivia. De no acelerarse, Argentina deberá importar el doble de gas y pagar US$1.000 millones extra por año.

Mientras el sector hidrocarburífero nacional espera la puesta en marcha del tan anunciado Plan Gas 4, el próximo 31 de diciembre vence la adenda del contrato de importación de gas natural de Bolivia y, de no arribarse a un acuerdo de extensión o una nueva adenda, Argentina estará obligada a importar prácticamente el doble de gas que este año, implicando una erogación extra que podría llegar hasta los 1.000 millones de dólares.

El secretario de Energía de la Nación, Darío Martínez, reconoció en diálogo con Energía On que las negociaciones con el vecino país están demoradas.

“Hay un proceso en marcha para rever el tema, pero arrancados de cero porque cambiaron las autoridades de Bolivia”, aseguró Martínez. Y detalló que “no avanzamos en un acuerdo por esto, porque se decidió enfriar un poco el tema a la espera de las elecciones”, en las que Luis Arce fue designado presidente.

El titular de Energía explicó que “todavía no tenemos lo que Bolivia quiere, ellos querían ir a un esquema de un volumen constante, que ahora con el Plan Gas 4 nos sirve porque podemos jugar con licitaciones en los meses pico, por ejemplo”.

Puertas adentro de la industria hay preocupación en torno a si se llegará a tiempo para pactar una extensión y en especial cambios en la adenda que sean más beneficios para el país.

Dudas y preocupaciones

El especialista José Luis Sureda advirtió que “no falta nada para que se venza la adenda, y si no hacen nada vamos a volver al contrato original y ahí gran parte del Plan Gas 4 no tendría sentido”.

La advertencia de Sureda corresponde a que la adenda actual, que se firmó el 14 de febrero de 2019, contempla una reducción del volumen de importación en gran parte del año, que es un poco más elevado en invierno cuando en Argentina la producción nacional no alcanza a cubrir el consumo local.

En detalle la actual adenda (la cuarta) contempla que en los meses templados entre enero y abril y octubre y diciembre los envíos desde Bolivia se reducen a 11 millones de metros cúbicos por día. En los meses intermedios de mayo y septiembre la inyección esperada es de 16 millones de metros cúbicos diarios, mientras que en el pleno invierno (junio a agosto) las importaciones se elevan a 18 millones de metros cúbicos.

La cuarta adenda del contrato se firmó en febrero de 2019.

Ese fue el acuerdo que se pactó para mejorar la anterior adenda que marcaba una inyección plana en el año de 21,3 millones de metros cúbicos, un volumen que en buena parte del año no era necesario por el incremento de la producción nacional, en especial la de Vaca Muerta.

La vuelta al contrato original

De no renovarse la adenda o pactarse una nueva, el texto prevé que se volverá al esquema inicial del contrato que se firmó con Bolivia en 2006 y por 20 años, que prevé una inyección plana de 27,7 millones de metros cúbicos.

Ese mayor volumen implica que se duplicarán las importaciones del gas más caro que compra el país, dado que con la actual adenda deben ingresar al año 4.964 millones de metros cúbicos de gas, que a una cotización de 5,50 dólares por millón de BTU implican que el Estado, a través de Ieasa, destine hasta 982 millones de dólares al pago anual del contrato.

Pero con el volumen inicial del contrato, la importación del año se dispararía hasta los 9.928 millones de metros cúbicos y aún con el mismo precio el Estado debería destinar 1000 millones de dólares extra para hacer frente a un costo de 1.964 millones de dólares anuales.

En números

27,7
millones de metros cúbicos de gas todos los días del año es el volumen que contempla el contrato de importación.

Primero que Bolivia no puede cumplir con ese nivel de entregas, y segundo que no puede seguir pagándose ese precio por un gas que llega por gasoducto”, planteó Sureda.

En tanto que el exsecretario de Energía de la Nación y titular del Instituto de Energía Enrique Mosconi, Jorge Lapeña, también se mostró preocupado ante el poco plazo que queda y señaló que “esto debería ser prioridad absoluta en la secretaría de Energía porque además del volumen es necesario revisar el precio que se le está pagando a Bolivia”.

Lapeña recordó que “cuando se firmó el contrato con Bolivia el objetivo que tenían era cobrar su gas a Henry Hub. Hoy en Henry Hub está a 2 dólares pero se le está pagando casi dos veces y media ese precio porque en la adenda no se renegoció el precio”.

El dato

5,50
dólares por millón de BTU es el valor promedio que se pagó este año a Bolivia.

El precio del gas que se inyecta desde Yacimientos Petrolíferos Bolivianos (YPFB) corresponde a una paridad con el valor en el país de los combustibles líquidos, y es por esto que mientras en 2019 estuvo casi a la par del valor del GNL, en este año el gas más caro que compra Argentina, ya que el GNL se pagó a un promedio de 3,30 dólares por millón de BTU y la producción nacional recibe apenas unos 2,30 dólares.

El gobierno nacional tiene la cuenta regresiva sobre el final del carretel, y se enfrenta a una doble disyuntiva dado que una mayor importación de gas de Bolivia no sólo complicaría la ya delicada estrechez financiera y en especial de divisas que tiene el país, sino que además competiría en lo que hace a mercados con la producción que busca desarrollar el nuevo Plan Gas 4, el cual tendrá un precio mucho más bajo que los 5,50 dólares por millón de BTU que hoy se le reconocen al gobierno boliviano.


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