Vaca Muerta se acelera y ya roza las 100.000 etapas de fractura
La actividad en la formación shale se mide por el parámetro de las fracturas que inciden en la futura producción. Desde 2016 a la fecha se hicieron más de 96.000 y se espera un nuevo récord en 2026.
Las etapas de fractura, la técnica de romper la roca que es Vaca Muerta para poder ponerla en producción, es el parámetro clave para medir la actividad de una formación shale. Pero además, su ritmo desde 2016 a la fecha es el fiel reflejo de cómo fue evolucionando y creciendo el play no convencional, que ya está a punto de superar las primeras 100.000 etapas de fractura.
La base de fracking son estas punciones, que se realizan inyectando a toda presión agua con arena. El agua rompe la roca que es Vaca Muerta -tan dura como el granito de las mesadas- y la arena cumple la función de apuntalar esas fisuras que se generan con el agua, haciendo como microcanales para que por ellos fluya el gas y el petróleo que están atrapados en esa roca generadora.
En 2016 se comenzaron a contar la cantidad de etapas de fractura que se realizan en Vaca Muerta, en coincidencia con el inicio de los pozos horizontales, pues entre 2012 y comienzos de 2016 todos los pozos que se hicieron fueron verticales, desaprovechando buena parte de la producción atrapada.
En ese primer año de mediciones se realizaron 1.716 etapas de fractura. Al año siguiente fueron 2.970 y casi se duplicaron en 2018 con 4.823 y con 6.405 en 2019.
El 2020 dejó en claro el impacto de la pandemia y, en especial, de la cuarentena, ya que las etapas cayeron a solo 3.276, casi la mitad del año previo. Pero desde allí se vio el gran salto, producto del avance en eficiencia que se ganó en la pandemia. En 2021 se llegó a las 10.254 etapas, y en 2022 se levantó la vara hasta las 12.522.
En 2023 las punciones treparon hasta las 14.747 y llegaron a la marca que ya quedó chica de 2024 con 17.814. En este año se llegó en noviembre a las 22.045 etapas, con lo cual se estima que se logrará cerrar el año en el orden de las 24.000 que se habían pronosticado para este año, alcanzando así un salto interanual de más del 33%.
Sin contar la cantidad de punciones que se realicen en este mes, los trabajos ya rozan las 100.000 etapas de fractura en este plazo de 10 años de Vaca Muerta, pero sin dudas se trata de las primeras 100.000, pues las expectativas de producción marcan que no solo la producción más que se duplicará en un par de años, sino que con ella también lo hará este tipo de trabajos.
De cara al 2026, las proyecciones son más que alentadoras, dado que el cálculo elaborado por el country manager de NCS Multistage, Luciano Fucello, para la Fundación Contactos Energéticos, da cuenta que se llegaría al umbral de las 28.000 etapas de fractura, con un nuevo crecimiento interanual del 22%.
Como se marcó, el incremento de las etapas de fractura refleja el ritmo de la actividad en Vaca Muerta, que ya representa más de dos tercios del total del gas natural y del petróleo que se extraen de todo el país.
Pero también en ese reflejo lo que se observa es la eficiencia que lograron dar las empresas de servicios especiales que brindan estos servicios, ya que han logrado incrementar su nivel de trabajos mucho más que el aumento que tuvieron en los equipos de bombeo.
La clave de esto está en especial en los trabajos de simulfrac o dual frac, que en resumen, es la fractura en simultáneo de dos pozos utilizando los mismos equipos, dado que ya desde hace tiempo que son solo 13 los sets de fractura que hay en Vaca Muerta.
Este tipo de trabajo permitió tener una suerte de cereza el postre en este mes, para coronar un año de grandes avances, cuando se logró en desarrollo de YPF y con un set de SLB (la exSchlumberger) realizar 22 etapas de fractura en un solo día, en el que se bombeó de forma continua durante 21.4 horas.
El hito está muy cerca de las mejores marcas que se han alcanzado en los Estados Unidos y en buena medida se debió también a la aplicación de la inteligencia artificial que posee el Real Time Intelligence Center (RTIC) que YPF utiliza para el segmento del upstream.
Equipos y escala
Estados Unidos es la cuna del shale, con cerca de 9 millones de barriles de petróleo de ese tipo y uno de sus desarrollos, Eagle Ford, puede ser comparado -al menos en términos de superficie- con Vaca Muerta.
Para dimensionar, Eagle Ford duplica en todo al play argentino: tiene una producción de 1,1 millón de barriles de petróleo, contra los 572.000 de Vaca Muerta. En gas produce 200 millones de metros cúbicos, cuando el máximo local llegó a los 100.
Y eso también se traduce en las etapas de fractura. En Eagle Ford se realizan entre 3.500 y 4.500 etapas por mes, mientras que el récord de Vaca Muerta fue en mayo con 2.588.
La diferencia entre ambas rocas generadoras está -además de en la escala de los servicios- en su estadío de desarrollo. Mientras Eagle Ford ya pasó su pico productivo hace casi una década, en Vaca Muerta se acelera para llegar a ese nivel en la década entrante.
Y en ese crecimiento catapultado por la exportación de petróleo primero y luego por el gas natural licuado (GNL) son varias las empresas que miran con interés a un mercado de los Estados Unidos en donde la demanda de trabajo baja y podría derivar en una mayor y más económica oferta para respaldar el salto de Vaca Muerta.
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