Existen “juguetes incorrectos”

Marcos Alarcón fabrica figuras inspiradas en el toy art, un movimiento que las concibe como obras de arte. El joven vive de la venta de las piezas y da clases para solventar los gastos de materiales.

“Te llevás un juguete pero detrás hay todo un concepto”, explicó el artista y emprendedor Marcos Alarcón. El hombre de 35 años descubrió que es posible vivir del arte en Neuquén al hacer que sus obras tengan un fin práctico a través del “toy art”. Se trata de un movimiento que le incorpora sentido artístico a los juguetes.

Quien pretende vivir del arte sabe que en la Patagonia la tiene algo difícil. Sin embargo no es imposible si se encuentra la forma de darle la vuelta a los contratiempos. Marcos logró hacerlo y, aunque en un principio quería realizar esculturas, se adaptó a los tiempos pragmáticos y ahora vive de “hacer juguetes”. Entendió que es un arte también, un arte del cual se puede vivir.

Hace unos 10 años que el artista arrancó con su emprendimiento y, pese a las diferentes crisis económicas –incluida la actual– continúa en pie y mucho más fuerte.

“Yo entiendo que la gente no va a dejar de comer para comprarme juguetes”, expresó, aunque sostuvo que pese a que han descendido las ventas hay mucha gente que le compra. Un buen indicador es la amplia variedad de edades entre su clientela. “Me compran para los bebés y los más chicos pero también para usarlos los propios adultos”, destacó, y agregó que “siempre está esa añoranza de volver a los tiempos de la infancia”.

Eso se debe a que los juguetes que diseña Marcos son mucho más que un juguete, son obras de arte. “Se relaciona con la idea de que cada personaje tenga un concepto, que eso es lo que la convierte en una obra artística; que tenga una poética”, explicó. “Te llevás un juguete pero tiene toda una carga ideológica; un concepto. Es casi lo mismo que si te estuvieras llevando un cuadro”, agregó.

Sin embargo, el emprendedor reconoció que no fue sencillo decidirse por el toy art. Siempre hay prejuicios y preconceptos que limitan a la hora de incursionar en cosas nuevas.

“Cuando empecé me tiraba abajo porque estaba haciendo solo juguetes y no estaba haciendo esculturas”, enfatizó, y continuó: “Después le fui tomando valor a eso y hoy me siento mucho más cómodo trabajando desde este lado. Porque una escultura tal vez solo se queda acá y un juguete se lo llevan. De todas formas, asegura que “no es por el reconocimiento sino por el hecho de saber que alguien más lo va a apreciar”.

Además del emprendimiento de juguetes de diseño, Marcos realiza talleres sobre toy art para chicos en diferentes lugares. Destacó que siempre vienen bien los ingresos extras para seguir invirtiendo e innovando. Un emprendimiento para sostener otro, esa es la cadena que se forma.

El artista destacó el valor de la autogestión. “Poder generar lo que sabés hacer y hacerlo por amor, aunque suene romántico, es muy valioso”, subrayó, y destacó: “Vivo de hacer juguetes. Le pongo amor, odio, todos mis sentimientos están puestos en mis juguetes”.

Es la idea de que cada personaje tenga un concepto, que eso es lo que la convierte en una obra artística”.

Marcos Alarcón quería hacer esculturas.

El toy art es un movimiento que consiste en valorar los conceptos artísticos dentro de los juguetes. Según explicó el hombre de 35 años, los que impulsaron la movida fueron los japoneses y luego se expandió hasta México y Latinoamérica. Por eso, Marcos considera que es muy importante viajar para ampliar los horizontes.
El artista vivió un año y medio en Buenos Aires, donde decidió que quería emprender en el toy art, y también vivió por un año en Brasil. “Viajé por varios lugares como una búsqueda artística”, comentó y señaló que sus personajes tienen tintes mexicanos y un poco del arte precolombino. “Me gusta mezclar eso con lo pop y llevarlo a una idea de consumo más económica que una obra artística porque estoy vendiendo un juguete pero a la vez tiene todo un concepto artístico y una idea”, añadió.
El emprendedor de “juguetes inadaptados” explicó que todo es parte de un boceto. “Largo un par de dibujos de lo que me imagino que puede llegar a ser un personaje y lo llevo a una estética que me guste”, indicó, y agregó: “Todos los juguetes tienen algo que los une a los otros personajes. Por más que no sean parecidos, hay algo que los conecta”.


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