Femicidio de María Marta: la defensa de Lucini reconoció que él la mató

Berenguer dijo que "fue un error inadmisible" en el contexto de una "discusión comercial" que fue "llevada al extremo". Pidió al jurado que lo declare culpable de homicidio en estado de emoción violenta.

«Fue un error grave, realmente no querido, pero producido», afirmó el defensor Roberto Berenguer ante el jurado popular esta mañana en su alegato de apertura. Aseguró que el imputado, Rodolfo Fabián Lucini, mató a María Marta Toledo, el 29 de julio de 2020 en Centenario, Neuquén, pero dijo que no se trató de un femicidio, sino que fue en el contexto de una «discusión comercial» por una deuda que ella le reclamaba.

Este reconocimiento de la autoría del hecho es un cambio total en la estrategia de defensa, que hasta ahora venía negándolo.

La discusión estará centrada entonces si Lucini cometió un femicidio, como sostiene el fiscal Agustín García (tiene pena de prisión perpetua), por la brutalidad ejercida cuando la golpeó con el matafuegos de la camioneta, aprovechándose de su relación de confianza ya que era amiga de su pareja, y por eso la aleccionó y disciplinó cuando ella le solicitó que le devuelva el dinero que le había prestado. María Marta se había quedado sin trabajo apenas iniciada la cuarentena. Era arquitecta.

Para Berenguer no hay una situación de violencia de género porque “este caso no se trata de una persona que acechada por los celos ha decidido terminar con la vida de una mujer”, ni había una relación de dominación. María Marta le había prestado, según indicó el defensor, 1.000 dólares ya que el imputado estaba por iniciar un loteo en Centenario. Por eso la llevó hasta allí, para mostrarle donde sería el proyecto. Ella insistió en la devolución del dinero y le advirtió que le iba a decir a su pareja que estaba incumpliendo con este acuerdo, ya que ella no estaba al tanto. «Lamentablemente hizo el peor error», señaló el defensor. Mencionó que él tomó el matafuegos de la camioneta y le impactó en la cabeza «con toda la furia».

Subrayó que «no hubo una golpiza» si «hubo un golpe certero, irracional». Fue «una discusión comercial» que pudo haber sido entre dos amigos, y que en este caso fue «entre un varón y una mujer», «un disparate que termina con un resultado gravísimo.» Destacó que el imputado «colabora con proyectos en defensa de la mujer» en Centenario.

Lo describió a Lucini como «una persona que vivió en Neuquén toda su vida» que «se ha dedicado al comercio, ha sido subgerente de Zanella, fue empleado de Pehuen motos”, comercializaba camiones y desde 2006 vende loteos y construye barrios privados en Neuquén y Río Negro.

Reconoció que tenía una relación «asidua y permanente» con la víctima. Planteó que Lucini «siempre tuvo problemas» para cumplir con sus obligaciones contractuales y que esto lo llevaba a discutir. Remarcó que su pareja le tenía «prohibido» que tuviera relaciones comerciales con sus amigas.

«No estamos ante una fiera irracional, un asesino, un criminal», describió. Requirió al jurado que lo declare culpable de homicidio en estado de emoción violenta, que tiene una pena menor al femicidio.

En su alegato de apertura Berenguer no se refirió a la razón por la que el acusado arrojó el cuerpo al canal de riego que desemboca en el río Neuquén, ni por qué les mintió a su familia y amigas durante su desaparición y búsqueda.


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