Gonzalo, el pintor de 10 años que vende sus cuadros para pagar tratamientos médicos

Gonzalo es el eje de una movida solidaria en Río Colorado: su familia necesita sumar ingresos para que sea atendido en Bahía Blanca por un especialista por sus dolores en las piernas y muchos se sumaron a comprar sus obras.

Gonzalo Chaves con solo 10 años es un artista que plasma impresionantes pinturas de paisajes, animales o flores y es el eje de una movida solidaria en Río Colorado: le compran los cuadros que pinta para que pueda pagar los tratamientos médicos que necesita por los dolores en la cadera y las piernas que le dificultan caminar o correr.
Vive en el barrio de Villa Mitre junto a sus padres: Rubén Chaves se desempeña en un aserradero en Colonia Juliá y Echarren y su mamá Marta Betancourt es ama de casa y lleva un largo tiempo desempleada. Un año y medio de pandemia agravó aún más la situación económica familiar.

La vida cotidiana es dura para la familia, el trabajo de Rubén no alcanza, mientras que Marta hace changas de limpieza de viviendas, organiza ventas de ropa usada o los fines de semana hace empanadas, tortas o distintas comidas por encargo. Y a pesar de todos los esfuerzos y las privaciones se les hace difícil cubrir los gastos de la casa o cubrir algunas de las tantas necesidades de la familia. Un día, la mamá le propuso a Gonza intentar vender esos cuadros para sumar ingresos y recibió una repuesta rápida del chico: “Dale mami, me gusta la idea.”

Marta, Rubén y su hijo Gonzalo con una de sus obras. Foto: Jorge Tanos.

Y fue que así la comunidad de Río Colorado comenzó a ayudar al conocer el arte de Gonzalo, que plasma en una placa de fibro fácil con variedad de colores y distintas técnicas de pintura.


El pequeño artista tiene un problema en la cadera que le provoca dolores constantes al caminar en los tobillos y rodillas, eso le impide entre otras cosas jugar al fútbol, otra de sus pasiones: pasó por Villa Mitre y Buena Parada pero no pudo seguir. Para ocupar el tiempo de ocio, cuando tenía 6 años la madre lo envió a talleres de música, aunque no lo entusiasmaba mucho.

Al mismo tiempo veía que Gonza pasaba mucho tiempo dibujando en hojas de los cuadernos y en distintos elementos que encontraba en la casa y fue así que se comunicó con la tallerista terapéutica Raquel Idoeta para que lo orientara en esa rama de arte y fue ahí que encontró su lugar en el mundo utilizando pinceles, esponjas y espátulas.
“Gonzalo tiene un potencial natural, solo le doy las guías y él solo sin ayuda desarrolla toda su creatividad. Veo en sus trabajos habilidad y capacidad que difícilmente se pueda enseñar. Tiene una gran creatividad para los paisajes y animales utilizando una gran variedad de colores y sombras, como toda su imaginación”, comentó la profesional.

Lo inspiran los paisajes y los animales. Foto: Jorge Tanos

El grupo familiar conoce de sacrificios: Marta en 2005 fue parte de las 10 cooperativas de trabajo integradas por 160 mujeres que se desempeñaron como albañiles, construyendo sus propias viviendas en momentos en que muchas de ellas eran y son sostén de hogares. Y hoy siguen viviendo en ese mismo lugar que alguna vez fue un baldío.


“Somos humildes, gente de hacer muchos sacrificios. El trabajo no sobra y hoy más porque la pandemia afectó la situación. Cuando vimos que Gonza era feliz pintando decidimos que teníamos que hacer un esfuerzo extra para que él pueda hacer lo que le gusta. Pero son tiempos difíciles, la plata no alcanza”, comenta a Río Negro la madre.
El pequeño necesita ser atendidos por especialistas en Bahía Blanca, pero la falta de dinero siempre fue el inconveniente. Y la inversión para que pintara les demandaba un dinero extra.

Cuando pusieron a la venta sus obras en las redes sociales la repuesta de la comunidad no se hizo esperar.
Los comienzos fueron duros aunque con el correr de los días los pedidos comenzaron a llegar y ya llevan unas 50 obras vendidas que se encuentran colgadas en viviendas, oficinas y comercios de la comarca.

“Al principio la plata era para invertirla en comprar la madera o los acrílicos que necesita para pintar, pero también nos ayudó para los costos que nos demandará llevarlo al especialista en Bahía Blanca para hacerle los estudios especiales y en los gastos de la casa”, comentó la mamá, que no ahorro agradecimiento a toda la comunidad que se hizo eco de la situación colaborando de distintas formas.


Gonzalo tiene 10 años y cursa el quinto grado en la escuela primaria N° 90 de Juventud Unida. Luego de cumplir con las tareas de la escuela, mira un ratito de tele o sale a jugar al patio con sus vecinos. Pero luego vuelve a sus pinturas y pinceles. “Hay algunos cuadros que termino en 5 ó 6 días y otros me llevan más tiempo: les voy encontrando detalles que corregir. Me gusta que queden lindos”, dice.

Concentrado en los detalles. «Me gusta que queden lindos»; dice Gonzalo. Foto: Jorge Tanos.

Y agrega: “Me gusta mucho pintar animales y paisajes. Me da mucha alegría cuando la gente llama para preguntarle a mama por mis cuadros para comprarlos, me pone contento y me gustaría seguir siempre haciendo esto ”


Los padres de Gonzalo estiman que llevan unos 50 cuadros vendidos. Marta, la mamá, les pone un valor que va de $ 500 a $ 700, $ 1.000, $ 1.200 a $ 1.700.

El más caro fue el de un león comprado por $ 2.500. “Veo el dibujo, cuántos colores utilizó y el gasto y es el precio en el que lo ponemos a la venta”, afirma la madre.

“Muchos me dicen que son baratos, pero nosotros entendemos que la situación no es fácil para nadie. Muchas veces le ponemos un precio, pero si la persona no llega con ese valor lo bajamos y se la vendemos igual”, agrega.
Para comprarlos. En Facebook: Arte Gonzalo Chaves



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