Ideas para que el patio sea un lugar especial de la casa

A través de este espacio hemos recorrido varios lugares de la casa, pero hoy nos toca salir afuera. Vamos a ocuparnos del jardín, esa porción de naturaleza que debe estar en armonía con el interior y al que podemos darle personalidad y estilo.
El otoño es buen momento para realizar orden y limpieza, retirar plantas estacionales y elegir cuáles se llevan mejor con el frío. Pero aquí no nos ocuparemos de las especies y del arte y la técnica de cuidarlas, sino del diseño de ese paisaje vital.
No son necesarias grandes superficies, un patio pequeño, el balcón de un departamento o simplemente la entrada principal, son perfectos para crear un espacio verde.

Algunas ideas

Una vez elegido el espacio, lo siguiente será definir qué estilo es el mejor para nuestro jardín. Esto dependerá de las dimensiones del lugar, de los gustos de sus dueños y del uso y el ambiente que se quiera crear.
Se le puede dar un carácter rústico, utilizando para su decoración materiales naturales como madera, ladrillo y piedra. Adornos y muebles antiguos o elementos campestres son ideales. Salvaje, pero con buena imagen; belleza y desorden en equilibrio, es la definición más ajustada para esta opción.

El estilo desértico se consigue por las características de su vegetación (cactus, suculentas), los tonos tierra, el uso de piedras y arena. Este jardín, además de su belleza tiene la gran ventaja de requerir muy poco mantenimiento.

Otro aspecto que podemos darle es el vintage, romántico por excelencia. Para lograrlo hay que poner el acento en los objetos que vamos a utilizar para decorar, además de las plantas entre las que pueden predominar rosales y flores blancas, lilas o rosas. Muebles patinados, jaulitas, carretillas con suculentas, escaleras antiguas, latas o canastos. La iluminación, que siempre cumple un rol fundamental, puede estar presente en forma de velas, faroles antiguos o luminarias en hierro forjado.

El jardín de estilo oriental o zen, se caracteriza por la simpleza de su aspecto, aunque puede tener muchos tipos de plantas y elementos. Cuencos, imágenes religiosas, fuentes de agua Feng Shui, arena y piedra de distintos tonos formando formas geométricas, todo dispuesto en forma asimétrica; tal como se presenta la naturaleza.

Los jardines verticales son el resultado de aplicar el ingenio cuando la superficie disponible es muy reducida. Además de potenciar los límites del espacio, permiten crear belleza y originalidad. Existen infinidad de opciones para albergar las plantas que darán vida a este lugar, desde objetos y recipientes reciclados hasta simples enrejados para las enredaderas, todo es válido si conservan una línea estética.

Otoño, sinónimo de huerta

Qué mejor que combinar jardín y huerta si el espacio nos lo permite. Además de brindar todos los beneficios del área verde, puede proveer de alimentos para el consumo familiar. Y no es necesario renunciar a la belleza, el diseño de la huerta puede ser tan atractivo como el resto del conjunto.

Y a propósito de huertas con diseño, quiero compartir la creación de Karina y Ricardo, que en su patio lograron una propuesta destacable. Eligieron una forma circular con un punto de atracción en el centro, remitiendo a una geometría sagrada. Se accede al lugar por un camino de ladrillos y en el eje plantaron un limonero de cuatro estaciones que acompañaron con un hermoso banco reciclado.

Usaron el respaldo de una cama antigua y tablas rescatadas, tratadas con cera y betún de Judea. Para las partes metálicas Karina utilizó pintura de tiza patinada con betún y protegida con cera.

Pero volviendo a la huerta, tiene un metro de ancho para poder trabajar tanto desde afuera como desde el círculo central. Perfectamente señalizados con estéticos carteles, allí hay plantines y semillas de hierbas y hortalizas. Tomate, zanahoria, rúcula, ajo, cebolla, puerro, acelga, repollo, perejil, rábanos, cedrón, orégano, menta y hasta bálsamo, una planta con muchas propiedades medicinales.

Para completar este lugar tan especial, sobre el banco descansan unos románticos almohadones confeccionados con retazos sobrantes de un cubrecama y un florero y macetas, pintados por la dueña de casa, con estilo vintage.

Cecilia Daniele, diseñadora de interiores de la Universidad Nacional de Río Negro