Femicidio de Agustina, la estudiante de Cipolletti: 90 días de incertidumbre, pistas falsas y un identikit
A pesar de los esfuerzos y recursos destinados, no logran identificar al autor material del hecho. Tampoco hay información oficial sobre los avances y retrocesos de la causa. La familia buscó a una vidente que solo aportó confusión al proceso.
Pasaron más de 2.000 horas desde la muerte de Agustina Fernández y los investigadores todavía no tienen un nombre del posible autor del femicidio de la estudiante brutalmente atacada en Cipolletti. A pesar de los esfuerzos, de la conformación de la comisión investigadora y los recursos que dispuso el Ministerio Público Fiscal, a tres meses del hecho el único sospechoso es un dibujo en un identikit.
A 90 días de la muerte de Agustina la investigación deambula en el orden de las especulaciones. Prácticamente las mismas que se originaron desde el brutal ataque que sufrió la estudiante en el complejo de viviendas donde vivía en Cipolletti. Como adelantó RIO NEGRO, hace dos meses, la hipótesis de que no fue un robo al azar es la más potable que manejan los fiscales y la Policía en un escenario con más interrogantes que certezas.
El robo de los 1.000 dólares que declaró Pablo Parra, inquilino de la vivienda donde se produjo el hecho, fue el disparador. A ello se le sumó la falta de desorden en el departamento donde Agustina fue salvajemente castigada. Es casi una certeza que hasta sabían dónde estaba el dinero: en la mesa de luz. El único dato que genera algunas inquietudes es por qué no se llevaron todos los billetes. Este medio confirmó que quedaron más dólares en la habitación.
Esa línea inclinó la investigación a la búsqueda de delincuentes con esas características: personas dedicadas al robo de dólares y sin límites para el ejercicio de la violencia. La premisa arrojó sospechosos pero no suficientes para imputar.
Pistas sin salida
La fiscalía allanó varias viviendas e interrogó a muchísimas personas. Ninguna de esas medidas hizo aparecer alguien en concreto a quién investigar en profundidad. A tres meses del homicidio de la joven estudiante, la única información oficial es el identikit difundido el 8 de julio, más el ofrecimiento de recompensa y los resultados de los primeros cotejos de ADN.
Cuando salió el identikit, hubo cientos de llamados y recursos que se destinaron en seguir pistas falsas. Fuentes cercanas a la investigación indicaron que además hubo al menos 10 sospechosos con alguna de las características que buscan. Pero no llevaron a ningún lado concreto. Incluso, en los primeros 30 días, encontraron a un hombre similar al identikit, pero sin los tatuajes en la cara.
Lo detuvieron por otro hecho, quedó detenido varios días, pero no lograron vincularon con la causa. Fue la primera gran decepción de los fiscales. En las últimas semanas, aparecieron nuevos indicios, pero pocos se sabe de los avances de proceso. La política comunicación del MPF es solo brindar datos de relevancia. En 90 días solo hicieron dos publicaciones: el identikit el 8 de julio, y los cotejos negativos de ADN el 4 de agosto, información que también adelantó este medio días anteriores.
Al menos 10 personas pasaron por el ojo clínico de los investigadores como posibles sospechosos. Sin embargo, todos dieron negativo en el cotejo de ADN con el único rastro genético que se logró recolectar. De las uñas del cuerpo de Agustina extrajeron una muestra de ADN de un hombre: es la única prueba científica que se consiguió. Por ahora no pueden determinar a quién pertenece.
Los investigadores son optimistas que van a esclarecer el caso y que están más cerca que el primer día. Los resultados no reflejan esa expectativa y el clima social aumentó el cuestionamiento al Poder Judicial, que en el caso de las investigaciones recae sobre el Ministerio Público Fiscal.
Pablo Parra, el vecino
Las miradas del fiscal cada vez están más lejos de Pablo Parra, aunque nunca va a quedar descartado, al menos hasta esclarecer el femicidio. Es que el joven petrolero era amigo de Agustina y el ataque se produjo en su casa. Esa tarde, 2 de julio, se preparaban para compartir una cena y mientras él salió a comprar, ella se quedó en el departamento. Cuando volvió la encontró brutalmente golpeada e inconsciente. En el complejo ubicado en calle Confluencia 1301, había personas, pero nadie escuchó nada.
La opinión pública, y la propia familia de Agustina creen que Parra tiene alguna vinculación, aunque todas las pruebas lo alejan como autor del crimen. El cotejo de ADN dio negativo, y las cámaras de seguridad abonan su coartada mientras estaba fuera del complejo.
La «clarividente»
Semanas atrás la madre de Agustina llegó a Cipolletti con una clarividente identificada como Verónica de los Santos. La mujer aseguró que le aportaría información clave a la fiscalía: lo cierto es que no hizo más que sumar confusión con teorías sin ningún sustento científico, ni objetivo. También inculpó a Parra y atacó la justicia: «Son todos cómplices» vociferó en el complejo; antes de entrar por la fuerza para recrear el femicidio.
Si bien las pruebas despegan al joven, para algunos investigadores hay puntos «grises» en su relato que «no cierran». Las dudas y la falta de información oficial sobre los avances de la causa no hacen más que generar disensos en la opinión pública. Se conforma así un clima propicio para la elaboración de teorías conspirativas. La llegada de la vidente a Cipolletti fue un claro ejemplo.
Objetivamente, el Ministerio Público cuenta con el ADN de un hombre, un robo planificado y un identikit. Para enfocarse en la causa, el mes pasado, se armó un comisión especial que funciona en un edificio municipal y que está exclusivamente dedicada al caso bajo las supervisiones del fiscal Martín Pezzetta y del fiscal jefe Santiago Márquez Gauna. Hoy habrá una marcha convocada por la madre de la joven a tres meses de su muerte. Pasaron más de 2 mil horas del hecho y la fiscalía todavía no tiene un nombre.
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