Intento de femicidio en Plottier: «No es la primera vez que sufre agresiones físicas»

En 2019 la mujer había denunciado que Vilo "la amenazó y quiso clavarle una tijera en la pierna". Qué calidad de intervención hubo antes y ahora.

El 6 de septiembre de 2019 la jueza de Familia de Neuquén, Fabiana Vasvari, le ordenó a Pablo Vilo que se abstenga de intimidar, perturbar, amenazar y ejercer violencia verbal y física contra su pareja y madre de sus tres hijos, dos de ellos menores de edad. Le prohibió acercarse a una distancia de 200 metros y dispuso que la comisaría séptima de Plottier realice rondines policiales. El 20 de diciembre del mismo año la causa se archivó. Tres años después él fue acusado por intento de femicidio y ella se encuentra internada por las quemaduras que le produjo. ¿Qué calidad de respuesta hubo en ese trámite anterior?

El expediente dice que la mujer, que en ese momento tenía 38 años, trabajaba como empleada doméstica. Habían estado en pareja durante 20 años aproximadamente, se separaron por «las agresiones que recibía» y que en los últimos meses se habían incrementado al punto tal que él «la amenazó y quiso clavarle una tijera en la pierna». Declaró que no era la primera vez que sufría violencia física.

Las medidas cautelares de restricción no suspendieron el régimen de comunicación con los hijos, él podía seguir en contacto.

Una aclaración que nunca viene de más: si Vilo incumplía, era la denunciante la que tenía que informarlo al Poder Judicial.

Justamente el 7 de octubre cuando se la citó a una audiencia, manifestó que él no volvió acercarse, que ya no eran necesarios los rondines y pedía que se mantuviera la restricción de acercamiento. Señaló que por motivos laborales no había podido concurrir al tratamiento psicológico que se le recomendó en el hospital de Plottier. El juez de Familia, Jorge Sepúlveda, le hizo saber que debía asistir «a fin de superar la problemática traída a sede.» A Vilo no se le ordenó ningún tipo de acompañamiento terapéutico.

Si su impedimento para concurrir al hospital era laboral es porque claramente necesitaba trabajar, ¿más que mandarla a «superar la problemática» no habría que pensar cuáles eran sus condiciones de vida?, ¿su empleo era registrado, le permitía tener autonomía económica, quién cuidaba de sus hijos (de escolarizarlos, de lavar su ropa, prepararles la comida, bañarlos), se repartían las tareas, tenía dinero para contratar a alguien que se encargara de las labores que ella hacía, contaba con una red de contención afectiva o comunitaria, tenía tiempo de ocio?

El 12 de noviembre informó «que no pudo comenzar tratamiento psicológico debido a que hay paros en el hospital de Plottier» y dejó asentado que «no puede pagar un particular, sin embargo sabe que es importante y quedó en lista de espera». Como no solicitó que se renueven las medidas y Vilo no la molestó, las actuaciones se archivaron en diciembre. El procedimiento se completó, fin de la causa. Las cautelares funcionan como una curita sobre una gotera.

Los hijos de Vilo de 12 y 9 años lograron escapar. A su mamá la rescató una vecina. Foto Matías Subat.

¿Cambió mucho la calidad de la respuesta actual? Hasta ayer ningún organismo del Estado provincial comunicó qué tipo de asistencia iba a recibir la familia. La ministra de Mujeres y Diversidad, María Eugenia Ferrareso, expresó en redes sociales su repudio, pero no precisó si tuvo algún tipo de intervención. Tampoco la responsable del ministerio de Niñez, Adolescencia, Juventud y Ciudadanía, Sofía Sanucci, indicó de qué manera se va a acompañar a sus hijos, cuyo padre está detenido, su madre con una sedación profunda y su casa incinerada.

La comisión interpoderes que promovió el vicegobernador, Marcos Koopmann, candidato en campaña a suceder a Omar Gutiérrez, sigue revisando las leyes de género y haciendo recomendaciones con presupuesto propio. Mientras tanto, afuera de la Legislatura, hay pura intemperie y una chispa es una hoguera.

La respuesta integral en los casos de violencia por razones de género nunca llega, por más mesas de coordinación que se fotografíen para el feed de Instagram o sonrisas fabricadas para un challenge de Tik Tok. Como dijo Cristina Rivera Garza en su libro «El invencible verano de Liliana», en el que reconstruye el femicidio de su hermana: «la amabilidad de los burócratas es apabullante».


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