Femicidio de Agostina: la inesperada confesión de Monsalve en plena audiencia

Cuando faltan pocos días para que comience el juicio por jurados, el principal acusado habló por primera vez en una audiencia sobre su participación en el femicidio de la joven de Cipolletti.

Un juez de Garantías le negó una vez más la prisión domiciliaria a Juan Carlos Monsalve, el principal acusado del femicidio de Agostina Gisfman, quien pide que lo saquen de la comisaría donde está detenido alegando razones de salud.

La decisión la tomó el juez Mauricio Zabala el viernes pasado, al término de una audiencia en la que el defensor Marcelo Muñoz dramatizó sobre la salud de su cliente: «no sabemos si va a llegar vivo al juicio», dijo. El magistrado le respondió que si necesitara asistencia médica permanente no le serviría una prisión domiciliaria, sino que tendría que estar internado en un hospital.

Pero lo más sorprendente de la audiencia ocurrió en los segundos finales. El juez Zabala le preguntó a Monsalve si tenía algo para decir, y el principal imputado del femicidio declaró con tono compungido: «Ya sé que me equivoqué en haber cometido… el error que cometí«.

De inmediato su defensor le tocó el brazo para que no siguiera hablando, y Monsalve cambió de tema. Pero el equipo de fiscales presente en la audiencia, encabezado por Agustín García, anotó la confesión como un punto a su favor cuando falta menos de un mes para que empiece el juicio por jurados.


La primera referencia al caso


Es la primera vez que en una audiencia, el extaxista y verdulero de 48 años se refiere al femicidio del que está acusado, al que calificó de «error».

El hombre, con domicilios en Centenario y Guardia Mitre, era prostituyente de Agostina, una joven de 22 años madre de una niña de 2. Fue asesinada a puñaladas el 14 de mayo del 2021 en un basural de Centenario, y su cuerpo rociado con combustible y calcinado.

Arrastra problemas de salud severos por su diabetes y le amputaron parte de los pies. En la audiencia del viernes, su defensor Muñoz lo describió con crudeza: «No sabemos si va a llegar vivo al juicio«; «en cada audiencia viene con un pedazo menos de pierna» y «obviamente no vamos a poner pulsera electrónica porque no tiene ya piernas, o por lo menos la pierna que tiene… no la tiene… coso…», frase que dejó suspendida con una sonrisa nerviosa.

Monsalve lo escuchaba a su lado, sentado en silla de ruedas.


«No fueron por el encierro»


El fiscal jefe Agustín García argumentó que «antes de su detención tenía la enfermedad avanzada y mal controlada. Las amputaciones no fueron por el encierro, sino porque venía mal desde antes».

El juez Zabala coincidió con esta línea. «Que deba movilizarse en silla de ruedas no disminuye el riesgo de fuga», señaló por un lado.

Pero su fundamento principal fue que Monsalve «no necesita asistencia médica permanente«, tal como lo declaró un médico forense, «porque en ese caso tampoco le serviría la prisión domiciliaria, tendría que estar internado».

Además de Monsalve, están con prisión preventiva e irán a juicio su esposa Ana María Perales (el TSJ debe resolver si le concede la domiciliaria), su sobrino Enzo Monsalve, su empleado Maximiliano Zapata y su amigo Alejandro Chianese.

En esta nota se describe la teoría del caso de la fiscalía y la acusación que pesa sobre cada uno de los imputados.


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