La Boca del Chimehuín: viaje a la meca de la pesca con mosca en la Patagonia

A 21 km de Junín de los Andes, es un pesquero tan atractivo como emblemático en la cordillera neuquina. Nuestro corresponsal Patricio Rodríguez estuvo allí desde el amanecer y aquí podés disfrutar de las fotos, el video y el relato.

Mi editor me había encargado la cobertura del inicio de temporada en la Boca del Chimehuín, un lindo desafío y una enorme oportunidad para disfrutar del trabajo en la naturaleza más pura que nos pueda rodear…

Belleza pura. Pescadores en la Boca del Chimehuín, con el volcán Lanín de fondo. Foto: Patricio Rodríguez

La cita era a las 6.30 hs. Más tarde, mis modelos, el río Chimehuín, el lago Huechulafquen, el volcán Lanín y el Sol, no estarían “alineados” para semejante labor. Faltaban el ojo, el corazón, y la cámara, pero eso es otro cantar…

A las 4.15 había sonado el despertador. Hice un café fuerte, cargué los equipos y a las 5.15, estaba ya en la ruta rumbo a Junín de los Andes.

Las primeras en acompañarme fueron las estrellas, una señal de un buen día para hacer fotos. Apenas pasando el aeropuerto, una figura de luz finita y algo encorvada asomaba por el horizonte acompañada por una insinuación tímida de amanecer y algunas suaves siluetas de las montañas.

Araucarias camino a la Boca del Chimehuín. Foto: Patricio Rodríguez

Primera parada obligada de esta historia para registrar esa lunita centinela de los cerros sometidos a su luz. Pasando el pueblo, y antes de llegar al control policial, doblé a la izquierda buscando la ruta que me llevara al lago Huechulafquen.

Volcán Lanín. Foto: Patricio Rodríguez

A los pocos kilómetros de camino apareció el gran volcán Lanín, apenas algo más claro que el cielo, por ese glaciar apenas iluminado, siempre blanco, que destaca desde donde se lo mire.

Pasados unos treinta minutos llegué a mi ansiado destino, la emblemática y mística Boca del Chimehuín. El arrullador sonido del río corriendo y el cantar de las aves con las primeras luces me paralizaron, solo apagar el motor del auto y escuchar… absorto, embelesado, ¡nada más mágico!

Pasados varios minutos de semejante inicio, tomé más café, estiré los brazos y busqué las cámaras, lentes, trípodes y demás para llevar adelante mi labor.

Un solitario pescador en la Boca del Chimehuín. Foto: Patricio Rodríguez

El fresco de las primeras horas estaba más que presente (-2°), aunque la suave brisa apenas se sentía, ¡las previsiones de una buena jornada eran exitosas!

Los pescadores fueron llegando, apenas algunos murmullos los delataban.

Las aves del río Chimehuín. Foto: Patricio Rodríguez

Las aves se desplazaban de aquí para allá y las moscas comenzaron a volar por los aires, buscando el perfecto aterrizaje en el pozón, en la corredera, en la sombra de los sauces.

Y los piques comenzaron a llegar: una marrón grande, dos arcoíris medianas. Y el amanecer, claro, esa hora especial, esa maravillosa luz, que nos cuenta que arranca un estupendo día para vivir!


Así lo describió para el Voy Carlos Trisciuzzi, guía de pesca 001 de Neuquén. «La Boca del Chimehuin es un sitio emblemático, la meca del pescador de mosca. Es una zona preferencial, es decir solo equipo de pesca con mosca y permiso adicional. Son mil metros desde la naciente hasta la Garganta del Diablo, se pesca se pesca con anzuelo sin rebaba y son de devolución obligatoria todos los salmónidos».

El puente del río Chumehuín en el Área Natural Protegida. Foto: Patricio Rodríguez

«Algo para tener en cuenta, es ventoso. Siempre hay que pensar en equipos como un 6, un 7. Se usan muchos shooting heads y moscas muy finitas por lo general, es otro patrón de moscas muy diferentes al resto de los ríos, siempre imitando peces pequeños como los que comen ahí las truchas. En cuanto a los líderes, de 9 pies, con un 028, un 026 van a andar bien, por lo general se pesca con líneas de hundimiento. Y justamente ahora, a principios de temporada es una parada obligada para el pescador con mosca para ir a hacer unos tiritos», agregó.

Postal de la Patagonia: un maravilloso escenario para pescar y disfrutar de las vistas. Foto: Patricio Rodríguez

El experimentado guía describió que en esos mil metros hay varios lugares emblemáticos que recuerdan a legendarias devoluciones e historias. Por ejemplo, uno es llamado la «Piedra de los 11», donde Bebe Anchorena sacó una marrón de 11 kilos. En la parte superior, las piedras reciben el nombre de los pioneros como Eliseo Fernández o la plataforma de Billy Plate.

La boca tiene unos mil metros desde la naciente hasta la Garganta del Diablo. Foto: Patricio Rodríguez

«Algo muy importante es respetar la rotación. Cuando se pesca en las bocas, siempre se debe entrar aguas arriba del pescador que viene bajando. Y nadie se puede quedar atornillado en un lugar, es una cuestión de ética del pescador, una cuestión de caballeros, de ir respetando que el otro también quiere ir pescando, debo seguir bajando para que el que viene atrás mío bajando el río siguiendo la corriente también tenga la oportunidad», señaló.


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