La crisis abre una puerta a las cooperativas

El interés de conformarlas se multiplicó desde el inicio de la pandemia. El Concejo aprobó una ordenanza para que puedan realizar obra pública en Bariloche.

Las dificultades para conseguir empleo formal y en relación de dependencia están instaladas desde hace tiempo y se agravaron con la pandemia del coronavirus.

Las cooperativas de trabajo se presentan frente a esa crisis como una salida plausible, cuya gestación y desarrollo suele pendular entre las condiciones del “mercado” que empujan esa opción y los obstáculos que impone la burocracia para la obtención de la matrícula habilitante y luego también para asegurar su continuidad.

En Bariloche existen experiencias de todos los tipos. Cooperativas consolidadas que han logrado hacerse un lugar, por ejemplo en el rubro construcción, y otras de vida efímera, que no lograron asegurar trabajo continuado para sus integrantes.

Hace pocos días el Concejo municipal aprobó por unanimidad una ordenanza impulsada por el Frente de Todos que le otorga a las cooperativas el derecho a ejecutar obra pública “en una proporción no menor al 30% de las contrataciones que realice el municipio”.

Hay varios grupos precooperativos que se acercan en busca de asesoramiento y para solucionar distintos problemas”.

Fernando Tarzia, delegado en Bariloche y la región del Inaes.

También hay casos de organizaciones cooperativas que establecieron vínculos productivos con contratantes privados y otras que lograron continuidad en servicios gestionados por el Estado, como el estacionamiento medido o la limpieza de edificios.

El delegado para Bariloche y la zona Andina del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social, Fernando Tarzia, dijo que hay actualmente varios grupos “en proceso” de constitución de cooperativas, que tramitan su permiso ante esa entidad. Refirió que este año pusieron a disposición un sistema de inscripción simplificado, con la posibilidad de llevar la gestión online y que el interés se multiplicó desde el inicio de la pandemia.

Admitió que entre actas constitutivas, elaboración de estatutos y declaraciones juradas, la habilitación de una cooperativa demora en general no menos de un año y el objetivo actual es bajar ese lapso, que puede ajustarse a ocho meses.

“Entender el formato no es fácil –explicó–. Hay varios grupos precooperativos que se acercan en busca de asesoramiento y para solucionar distintos problemas”.

El empuje del Estado

Una vez en marcha, la cooperativa de trabajo se topa con la dificultad de hacerse un espacio en una economía con tendencia a la concentración y donde por cuestiones de marketing, de “lobby” e incluso de tradición, suelen pesar las empresas privadas de mayor tamaño.

Alejandro Pozas fue consejero de la CEB, presidió la Federación de Cooperativas de Río Negro y hoy integra todavía la directiva de esa entidad. Dijo que el cooperativismo “es una gran herramienta, pero si cuenta con fuerte acompañamiento del Estado”. Señaló que para los cooperativistas lo más difícil es comprender que “no se trata sólo de salir con el mameluco y la pala, también hay que sentarse a hacer papeles”.

La figura asociativa tiene ventajas desde el punto de vista económico porque no persigue una maximización de la ganancia, lo que debería permitirle competir con mejores precios. Y al mismo tiempo dar la batalla por una distribución más pareja del ingreso.

Pero si no está bien gestionada puede caer también situaciones de precarización y fraude laboral, cuando sus trabajadores cumplen jornadas excesivas, con retribuciones magras y sin estabilidad alguna.

El “Argentina trabaja”

La ordenanza aprobada en el Concejo señala en sus fundamentos que existen en Bariloche actualmente 32 cooperativas de trabajo, de las cuales 15 están especializadas en construcción.

Pozas explicó que años atrás hubo un auge en la constitución de cooperativas en Bariloche, que realizaban tareas amparadas por el Estado nacional bajo el programa Argentina Trabaja. Llegaron a ser más de 200 personas agrupadas en 12 cooperativas. El objetivo era que luego de cierto plazo lograran insertarse luego en la economía privada, pero la mayoría no lo consiguió y se desarmaron.

Pozas dijo que conformar una cooperativa es una tarea ardua y mantenerla viva “más todavía”, porque muchas pierden su personería al no poder cumplir con los balances y asambleas.

Tarzia refirió que el impulso para cooperativizarse suele surgir de “personas con distintos saberes; albañiles, gasistas, herreros, que trabajan en forma dispersa e informal, y ven en esto una manera de mejorar sus opciones de trabajo”.

Por lo general la idea surge de los propios trabajadores. Otras veces la promueve el mismo empleador, como ocurrió con el Estado municipal y el estacionamiento medido, en el que se desempeñan desde hace años unos 150 trabajadores agrupados en cinco cooperativas.

Tarzia dijo que no conoce a fondo esa experiencia, pero sabe que sirvió para garantizar “trabajo legítimo y digno a personas que estaban fuera del sistema”. Esto a pesar de que trabajan codo a codo con empleados municipales, pero con menos ingresos y sin los mismos derechos.

El premio de perseverar

Una de las cooperativas con más trayectoria es Laburar, nacida en el seno del colectivo Al Margen, e integrada por jóvenes que se especializaron en construcción, jardinería y otros oficios. Entre las más pujantes está también Raíces, que agrupa a 33 trabajadores y tiene como contratante a una edificadora privada. Cada operario puede tener hasta 60.000 pesos de ingresos mensuales y con el excedente suelen comprar herramientas y equipos para fortalecer a la cooperativa.

Una de las concejales que trabajó en la ordenanza aprobada por el municipio, Julieta Wallace, dijo que hay varias en la actualidad cooperativas en conformación, como ocurre siempre cuando cae el empleo, y “en el marco de la pandemia es todavía más importante” que el Estado municipal les otorgue un espacio preferencial en la ejecución de obras públicas.

“El desafío es que no se concentre toda la obra en una o dos empresas grandes, y que se cree un circuito que tenga continuidad, que sea bueno y rentable para los trabajadores”, aseguró.

Admitió que en ocasiones el trabajo cooperativo puede derivar en situaciones de precarización.

Dificultades del día a día, según Robinson Jaldo, titular de Cotramet

El presidente de la cooperativa Cotramet, Robinson Jaldo, dijo que en una cooperativa de trabajo mantener un ingreso estable no es cosa sencilla y “depende del laburo, de la capacidad para sostenerse y competir” con empresas privadas que llevan años como contratistas del Estado.

Otro exigencia que a veces los desborda es el de “llevar los papeles”. Para los balances necesitan contratar un contador y otras tareas administrativas suelen realizarlas los mismos socios, para lo cual existen cursos de capacitación. Jaldo dijo que “si existe un orden y un planeamiento bien hecho” los cooperativistas pueden obtener un ingreso igual o mayor que con un sueldo estable.

Dijo que el aguinaldo de un trabajador en relación de dependencia, se reemplaza en el caso de las cooperativas con el “excedente”, cuyo reparto se decide periódicamente en asamblea. Del mismo modo definen, por ejemplo, el otorgamiento de vacaciones pagas.

Jaldo dijo que paradójicamente el actual es un buen momento para las cooperativas, porque “suelen crecer y ser reconocidas cuando está todo mal”.

Tarzia señaló que el Inaes, a través de la resolución 7/2020, lanzó medidas para facilitar la conformación de cooperativas, con modelos simplificados de declaraciones juradas y actas constitutivas y la posibilidad de iniciar el trámite en forma digital.

Aseguró que actualmente en Bariloche hay al menos cinco cooperativas en formación para trabajos de construcción, una de comunicaciones, una del rubro textil y otra para la organización de “eventos culturales”.

El funcionario subrayó que los procesos asociativos de tipo laboral “son una práctica democrática, participativa y horizontal” que debe ser fomentada pero que también “necesita control, para que no se desvirtúe”.

Incentivo y expectativas

Según señala la ordenanza aprobada en la última sesión del Concejo Deliberante días atrás, las cooperativas tendrán una cuota del 30% de la obra pública.

La forma de organización cooperativa de trabajo a partir de la crisis de 2001 “se masificó de una forma inusitada”.

Refiere también que “es urgente generar un plan de reactivación de la obra pública en pequeña escala: cordón cuneta, extensiones de red de agua potable, mejoramiento de calles, reparación de pluviales, mejoramiento habitacional, entre las principales”.

Por eso el Frente de Todos, en un criterio que luego asumió todo el Concejo, destaca “la necesidad de generar políticas públicas adecuadas para el fortalecimiento de la mano de obra local (…) a través de las cooperativas de trabajo y otros grupos asociativos”.


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