Submarino ARA San Juan: La explosión liquidó la esperanza de todos en casa

La nave explotó. Ese fue el mensaje que recibieron los familiares en la base naval de Mar del Plata. Fue el derrumbe para todos. Pero creen que esto recién empieza.

La realidad trituró las esperanzas de las familias de los 44 tripulantes del ARA San Juan. El sueño de la vuelta a casa se rompió. La larga vigilia de mujeres, madres e hijos sin embargo no ha terminado. Acaso se transforme en otra cosa y no termine nunca. Si fuera necesario buscarle alguna forma, alguna fisonomía a la tragedia se la encontró aquí, en Mar del Plata. Una ciudad que inesperadamente dejó ayer de ser Feliz.

“Estamos destrozados” dijeron ayer los hermanos de Mario Toconás, el marino de Sierra Grande,

El temor que se había insinuado en los últimos días se vio con toda crudeza ayer, poco antes del mediodía. Ocurrió después de que la Armada informó oficialmente en Buenos Aires que un episodio detectado por sensores de una agencia atómica internacional el miércoles 15 en aguas del Atlántico sur se corresponde con la presumible explosión del submarino argentino. Aquello que un mapeo de los Estados Unidos dado a conocer un día antes por los mismos voceros de la Armada como una “anomalía hidroacústica”. Un tecnicismo insoportable.

La nave explotó. Ese fue el mensaje que recibieron en Mar del Plata las 44 familias del ARA San Juan en el reservado ámbito del casino de oficiales de la base naval. Para todos ellos fue el derrumbe.

La muerte es un lugar solitario, pero difícilmente pueda ser más desamparado que en el fondo del mar. Esa idea absurda, aterradora, que nos obliga a espantarla, convive desde ayer con los familiares de los marinos.

Las horas que siguieron aquí al informe de la Armada fueron desgarradoras. Dos autos desvencijados abandonaron la base a toda la velocidad que pudieron. “Mataron a mi hermano! Son todos unos hijos de puta!”, gritó el hombre que manejaba uno de ellos a los micrófonos de la TV. Huyo de un lugar que para el ya está maldito.

Dos ambulancias entraron a toda velocidad y la policía militar reforzó el portón de acceso a la base. Una linea de infantes de marina fue apostada en el primer retén.

Rostros desfigurados de los familiares siguieron desfilando ocultos, hundidos en los asientos de otros autos, también viejos. Una mujer encaró el largo sendero que conduce desde el casino a la posición de la prensa: María Itatí Leguizamón, la esposa del sonarista Germán Suárez. Había sido un día antes la voz más escéptica entre los familiares sobre el destino de los tripulantes del San Juan.

“Son unos perversos, unos hijos de puta que nos tuvieron acá una semana. Todo esto lo supieron antes. ¿Quién es el estúpido que se va a creer que se enteraron ahora?”, dijo la mujer. Itatí está desgarrada pero conserva una lucidez asombrosa. Su dolor acaba de estallar y es una lección de dignidad.

Itatí fue una cronista impensada de un cuadro trágico. Contó que muchos familiares se descompusieron durante la lectura del informe. Hubo gente que perdió el control y atacó al informante como el que mata al mensajero. Ella misma fue agredida. El informe quedó sin terminar.

La mujer da finalmente un dato desconocido hasta entonces: el submarino se habría hundido ese miércoles trágico a 3000 m de profundidad, según ella misma escucho. No hay buque que resista ese registro.

Malvina estaba convencida el martes de que su hermano Celso Vallejos iba a volver. Ayer fue una mujer sin ningún consuelo. Rogó por un minuto de intimidad abrazada al afiche que colgó días atrás en el acceso a la base con fotos de Celso. El padre de ambos, también militar, luchó en Malvinas.

Los familiares no quieren seguir aquí. Para ellos la espera terminó. También la esperanza. “Yo no vengo más aquí. No quiero que me mientan más. Me vuelvo a Punta Alta, donde están mis nietos con su dolor”, dice María Rosa la mamá de Santiago Villarreal. Y deja un ultimo mensaje: “Al jefe de la Armada le digo que si no está en condiciones de estar a cargo, que se vaya. Y al presidente Macri, que ponga orden. Porque me voy con mucho dolor de aquí”.

La frase de María Rosa dice que en algún sentido, esto recién comienza.

El Gobierno nacional y el vocero de la Armada salieron a responder y descartaron anoche un supuesto recorte de fondos para las Fuerzas Armadas.

El gobierno descartó

recortes de fondos

El gobierno desestimó las críticas por un supuesto recorte de fondos para las FF.AA., en medio de la crisis por la desaparición del submarino.

“El presupuesto de las Fuerzas Armadas se mantuvo constante en términos de su participación en el PBI, declaró el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.

La tesis de la explosión

es la única pista

La tesis de la explosión es ahora la única pista retenida, aunque no se pudo determinar aún cuál sería la localización. Las Estaciones Hidroacústicas detectaron esa señal (explosiva) el 15 de noviembre a las 13h51 GMT, cerca de la última posición conocida”, informó la Armada.

La Armada “entiende” y “no oculta”

La Armada desmintió haber tomado conocimiento desde el primer día de la suerte corrida por el ARA San Juan y sus 44 tripulantes y haberlo ocultado, en tanto dijo “entender” y “acompañar” a los familiares, que manifestaron su enojo y su dolor al hacerse oficial la noticia de una explosión.

Sigue la búsqueda

en las profundidades

El operativo búsqueda continúa con la ayuda prestada por 14 países. Buques y aviones patrullaron ayer la zona del punto explosión.

La profundidad de las aguas oceánicas varía entre 200 en la plataforma continental y 3.000 metros si cayó a la fosa océanica.

“El jefe de mi hijo me informó que están todos muertos”

Itatí Leguizamón (abogada y esposa de German Suárez, sonarista del San Juan).

“Vine por primera vez a la base y me acabo de enterar que soy viuda. No me va a servir una placa que diga ‘los héroes del San juan’”

Jessica Gopar (esposa de Fernando Santilli, electricista del San Juan)

Según la Armada, podría tratarse de una implosión, y por eso tendría sentido que en todo este tiempo no haya aparecido ningún trozo del submarino.

Todo es dolor en el barrio de Toconás, en Sierra Grande

En el barrio 25 de mayo de Sierra Grande reina el dolor.

Aquí vivió Mario Toconás hasta que ingresó a la Armada.

Todos lo recuerdan en la calle Balbín. Ahí compartió horas de calle jugando al fútbol con sus amigos de infancia.

Los vecinos pasan horas frente al televisor buscando certezas que no aparecen.

Con los ojos empapados y expresión de dolor, Nica Huenchunao contó que viven momentos de extrema angustia. Como no sentirla si ella y su familia vieron crecer al joven desaparecido.

Han rezado mucho estos días para que encuentren el submarino.

La mujer contó que Mario tiene la edad de uno de sus hijos. A su esposo, Isabelino Isabelino Sayhueque también se lo ve angustiado por las noticias y ya no tiene esperanzas.

“En la cuadra nos conocíamos todos”, añadió Daniel Mora, otro vecino que vio crecer a Mario.

Su amigo de la adolescencia, Gustavo Ceballos, contó que pasaron muchos momentos juntos. “Nunca un problema, siempre alegre, buena persona como su familia, no puedo creer que esté pasando por esto”.

“El negro era de los pocos a los que les prestaban el auto y con un Falcon amarillo salíamos a dar vueltas”, recordó.

La pelota, los hermanos unidos y el bullicio del juego son hoy recuerdos en el 25 de Mayo.

Se trata de un barrio de viviendas en serie que construyeron para los trabajadores de Hipasam, en la década del 70.

Casas bajas, separadas por medianeras, amplios patios y muy confortables.

Cerca está el campito, donde prácticamente termina el pueblo, en el lado noroeste, con las sierras de fondo.

El 25 de Mayo tiene un clima tranquilo, es de trabajadores que después que cerró la mina de hierro en el año 92 se transformó en un vecindario que abarca a todos los rubros de la clase trabajadora. Hace unos años hicieron un boulevard para aprovechar el ancho de la arteria Balbín, que era usada antes de las farolas, como un sitio para los picaditos.

Sus hermanos:

“Estamos destrozados”

Los hermanos de Mario Toconás que permanecían en Sierra Grande, Alejandra, Sergio y César, viajaron con sus familias a Mar del Plata para reunirse con su padre y el resto de sus familiares que están desde el domingo pasado en la base naval.

“Ya está, ya lo confirmaron ellos, estamos mal, destrozados, desilusionados”, dijo Alejandra a “Río Negro”.

Agregó que a su criterio “jugaron con los sentimientos de los familiares, de todo el mundo, no sé porque lo hicieron”.

Agregó que sus hermanos en Mar del Plata le avisaron “pero ya lo presentía de anoche”.

Irineo de 58 años, el padre de Mario,“está destrozado como todos, mi sobrino que no sabía ahora lo sabe”.

El gobernador Weretilneck mantuvo contacto con la familia y el vicegobernador dispuso los vehículos para que viajaran.

Sergio y Alejandra, hermanos del marino, partieron ayer de Sierra rumbo a Mar del Plata.

ARCHIVO

“Yo me siento engañada, ¡cómo van a saberlo recién ahora! son unos perversos y nos manipularon todo el tiempo”.

El submarino no tiene caja negra, la caja negra es el submarino. Ahora se trata de saber si hay restos del mismo. Si la Armada dice que hubo una explosión, ¿qué podemos presumir?”.

Marta Yañez, jueza federal de Caleta Olivia.

Datos

El padre de Damián Tagliapietra, uno de los 44 tripulantes, dijo ayer que el jefe de su hijo le confirmó que el miércoles de la semana pasada se registró una explosión en la zona en la que se produjo la última comunicación de la nave y también le informó que “están todos muertos”.
“Al ser consultado sobre si los tripulantes sobrevivieron, sentenció: “El jefe de mi hijo me confirmó que están todos muertos porque la explosión fue entre los 200 y mil metros de profundidad hace una semana, ocho días”.
“Vine por primera vez a la base y me acabo de enterar que soy viuda. No me va a servir una placa que diga ‘los héroes del San juan’”
Según la Armada, podría tratarse de una implosión, y por eso tendría sentido que en todo este tiempo no haya aparecido ningún trozo del submarino.
“Yo me siento engañada, ¡cómo van a saberlo recién ahora! son unos perversos y nos manipularon todo el tiempo”.

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